Capitulo 4. Recuerdos.

3283 Words
Recuerdos. Valeria guarda silencio por unos minutos, no sabe que pensar, en estos días su esposo ha actuado muy Extraño, lo que la confunde ante la diferencia entre sus tratos antes cuando trabajaba de empleada en casa de la familia de Octavio. El trato entre ellos era muy formal, apenas la determinaba, ni siquiera sabía que ella existía o como se llamaba, hasta que necesitaba de sus servicios. Octavio nunca fijaba su mirada en ella, siempre seco y distante, un trato de empleada y jefe que ella apenas podía tolerar ante sus claros sentimientos por él, siempre observando distante y en silencio, jamás demostrando sus sentimientos y hasta el sol de hoy nunca se los ha declarado. — Me irá al trabajo, vendré al medio día para ir al centro.— dice Valeria tomando sus cosas. — O yo te llamo y nos vemos en el centro, así no tienes que volver amiga, que tengas buen día. — Buen día Eva. Valeria sube en su coche aún con los pensamientos de los recuerdos en su mente. Es como si fuera tan solo ayer, en qué pasó de ser la sirvienta a la esposa del único heredero de la familia Cornell. Cuando llegó a la oficina de su suegro Dominic Cornell, jamás pensó que ese 18 de Octubre, su vida cambiaría, que la enfermedad de su padre le daría un giro inesperados a todo lo que creía, por la necesidad de dinero para los tratamiento médico y la quimioterapia de su padre, ella se vio obligada hacer un intercambio que de todas las maneras la favorecía. Un trato en el que ella se convertiría en la madre del hijo de Octavio, y ellos se encargarían de darles una pensión de por vida por el tratamiento médico de su padre, solo la madre, como si fuera un vientre en alquiler, pero con un procedimiento natural, nada que alterará el orden de sus genes o que influyera en un error, ya que no comparten la idea de la adicción o los métodos científicos como alternativa, dispuesta aceptar por salvar la vida de su padre y dar al hombre que ama lo que más desea, simplemente dijo que si, sin embargo para su padre, era más fácil morir que aceptar vender su hija por dinero, por más súplicas de su esposa y de su hija estaba renuente a aceptar tal atrocidad. La decisión estaba tomada, su padre prefería morir, lo que la lleva a ella declararle a su padre sus sentimientos por Octavio, llevándolo así aceptar la ayuda, con la condición de que Octavio se casará con su hija. Un problema mínimo de papeles, un contrato de bienes y una petición, los llevaron al matrimonio, pero claramente desde la cena de compromiso, hasta la ceremonia privada que tuvieron, Octavio se mantenía distante y renuente a aceptarla, ella sabía que él no la quería y que solo aceptaba para poder tener a su hijo, lo hacía con ella porque su padre así se lo pidió. Aún así el trato antes y después de la boda, el trato entre los dos seguía siendo igual, tanto que de solo recordarlo la hace detenerse en la carretera por el vacío que eso le produce. *Flashback. Noche de bodas. — Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.— Octavio se aproxima a Valeria dándole un corto beso en la mejilla y se aleja. Pocos aplauden, su abuela, su padre, la madrastra de Valeria y su padre, sus amigos y Eva su amiga, es poca la emoción que se refleja, incluso en la pequeña cena que se hizo en su honor por la boda, solo los más allegados de Octavio como 10 personas máximo, los padres de Valeria y Eva su amiga, un aproximado de 15 personas están presentes en el lugar, llevando acabo la tradición de comer, brindar y cortar el pastel, para así despedir a los novios. No hay mucho que celebrar, los novios se dirigen a casa, la antigua casa donde vivía Octavio con su amada Kelly, aunque se negaba en traerla, también se negaba en mudarse, así que no ve de otra que aceptar traerla. — Escucha…— Supiera.— Eva te va a enseñar tu habitación...— Eva solo lo escucha sin mencionar palabra alguna. — Descansa. — Termina sin más. Valeria lo ve marchar y voltea a ver a Eva, quien se acerca en cuanto él se va y la abraza. — Tranquila, no llores, se acostumbrara, tú no te preocupes, todo va a salir bien, piensa que en este momento tú padre está en casa descansando y recibiendo su tratamiento, eso es lo que importa ahora, tú no te preocupes, poco a poco te vas a ganar su cariño. — No lo creo Eva, él no me ve con otros ojos, más que la sirvienta. — No, no digas eso, te prohibo que digas esas cosas, tu eres hermosa, él no la ha estado pasando bien, dale tiempo de va a recuperar. — Yo no quería hacerlo pasar por esto. — Nada de eso, los dos se benefician de este acuerdo, ya verás, deja que vea tu cuerpazo…harás que olvide a Kelly.— dice en susurros. — Vamos, te enseñaré la habitación, no es la principal, pero poco a poco eso cambiará. Valeria toma de su mano a su mejor amiga y camina por un enorme pasillo, ella le enseña la habitación de su esposo y luego la suya al fondo del pasillo. Es enorme, su casa entraría en ese lugar, todo es bellísimo y con buenos compartimientos para su pequeña maleta. — Déjame ayudarte. — dice Eva sacando algunos vestidos. — No, ya has hecho mucho, ve a descansar, yo lo arreglaré. — No, ya no eres la sirvienta, yo lo arreglaré. — No, Eva, no digas eso, date cuenta que mi posición en esta casa no es diferente a la mansión de sus padres, yo lo termino de ordenar, además no es mucho. — Te dejare descansar, espero que duermas bien, mañana ya verás que todo será diferente. Eva le da un abrazo y se marcha, dejándola en agonía con su dolor. No puede creer que se haya casado con él, tampoco que este a pocas habitaciones de ella, jamás pensó que su boda sería así de apagada, menos que él no le dirigiera la palabra en toda la cena hasta llegar a casa, esta segura que esto no saldrá bien. * Ambos apenas lograron conciliar el sueño, como de costumbre, Octavio se levanta a desayunar y está vez se sorprende al verla, lo menos que quería era verla ahora, tiene su uniforme de servicio puesto y le ayuda Eva con él desayuno a pesar de que Eva insistió en que no lo hiciera. — Buenos días señor. — Le sirve el jugo con formalidad y se marcha. Octavio la observa en silencio, desayuna como todos los días y se marcha a la empresa dónde todos se sorprenden al verlo, ya que saben que se ha casado y pensaban que estaba de luna de miel. En la casa Valeria ayuda a Eva con los oficios, ya que como él no dijo nada, supone que su servicio seguirá igual, por ello la ayuda en la cena cuando él llega y así por un por una semana hasta que él la asusta sujetando su mano. — Siéntate, vamos hablar. — Exclama muy serio. Ella hace lo que le pide sentándose a tres sillas de la de él. — ¿Hice algo malo? ¿Algo que no le gustará? — Eva…— Exclama sin expresión aparente. — ¿Señor? — dice la joven pelirroja que llega a su encuentro. — A partir de hoy, Valeria no servirá en el servicio, ella se va a enfocar en cumplir su contrato…— La mira fijamente. — Mañana quiero que seas tú quien me sirva el desayuno como acostumbras, continua con tu servicio junto a tus compañeras, no olvides la posición de Valeria en esta casa. — ¿Y que se supone que debo hacer señor? — Tú trabajo, hazme un informe con tu ciclo de ovulación y me lo informas está noche en la cena. — Sí señor, cómo ordene. — Bien, pueden retirarse. Se levanta y eso la inquieta, mira a Eva y ella sonríe sabiendo lo que prosigue. *Un mes después. Sabiendo exactamente su fecha de ovulación, Valeria se prepara para esta noche. — Tómalo con calma, Valeria, mira lo que te traje. — Su madrastra le trajo un Baby Doll para su noche de bodas.— Con esto lo volverás loco. Valeria sujeta el Baby Doll color Blanco en sus manos y se sonroja. — No creo poder ponerme eso mamá. — Lo harás, eso lo va a volver loco, así podrán tener por fin su noche de pasión, querías mis consejos, ya te los di, lo demás lo van a averiguar ustedes por su cuenta, me voy, no quiero que me vea. Su madrastra la deja sola, tras la cena, Valeria se prepara tomando una ducha, se junta crema y se riega perfume, colocándose el traje que su madrastra le indicó. Valeria se ve en el espejo, está muy asustada y nerviosa, apoya su mano izquierda en su abdomen, Valeria inhala y exhala tratando de tomar fuerzas para ir a su habitación justo a las 10 pm. En pasos cortos y muy agitada, Valeria camina a su habitación y toca la puerta dos veces, espera un poco y en cuanto él abre la puerta ella lo enfoca muy asustada. — Buenas noches señor, estoy Ovulando.— Octavio la nota en bata y la observa por unos segundos antes de darle paso. Ella entra a la habitación jugando un poco con sus manos mientras lo sigue con la mirada hasta que lo nota sentarse frente a ella. — Tengo algunas reglas que quiero que sigas. — Si, señor, lo que me indique. — No quiero que seas tan formal conmigo…— Ella le baja la mirada pasando saliva, él puede ver lo nerviosa que está, lo que causa curiosidad en él. — No puedes entrar a mi habitación a menos que este Ovulando, nada de besos, ni caricias, solo te enfocaras en el objetivo y después de ello en cuidarte…— Sus palabras son confusas pero entendible para ella. — Estaremos lo necesario y si necesito de tú apoyo en eventos y otras ocasiones asistirás y actuarás como mi esposa, al igual que cada noche me acompañarás a cenar con o sin visitas, ¿Está bien? — Ella lo mira de manera tierna. — Si señor…Oc…— Los nervios no la dejan reaccionar, al igual que el dolor en su pecho, la a declarado su esposa trofeo y aunque era de esperarse, no puede asimilarlo. — Está bien Octavio. — dice al final. — Bien, desviste.— Ella lo mira mientras suelta su bata. Él se aleja de su enfoque y empieza a desvestirse. Ella espera, un poco y él vuelve desnudo y se acomoda en la cama esperándola. En cuanto nota el Baby Doll no puede evitar recorrerla, eso lo distrae y ella nota como la mira, sin duda le a gustado, o eso piensa. — Todo…— Replica sin más. Ella se desnuda por completo, incluso se quita la ropa interior, lo que le da un vista más concreta de ella, no se puede negar que es hermosa y su timidez es tan llamativa que él no puede evitar recorrerla con la mirada. — Acércate…— Pide en un tono suave. Ella nota que permanece sentando y eso la pone más nerviosa. — Seño…— Cierra los ojos. — Octavio, ¿Pondríamos acomodarnos en la cama? — Él la mira por unos segundos y se levanta. — Acomodarte en la posición que gustes. Ella se mueve subiéndose a la cama y se acomoda debajo de la sábana que él quita asustándola un poco. Ella lo mira un poco inquieta, se acomoda de frente esperándolo, apoya sus manos de las sábanas de la cama evitando tocarlo y lo sigue con la mirada, notando como le abre las piernas. Está sudando, muy asustada y temblorosa, pasa saliva, su pecho emite un Vaivén inquietante que Octavio nota mientras se va acomodando. Ella aprieta la sabana de la cama sintiendo como va entrando, va poco a poco, pero al entrar un poco la hace suspirar de dolor, ella voltea su rostro hacia la derecha y apretando las sábanas temblorosa, lo que lo hace detenerse ante su actitud. — ¡Demonios! — Exclama enojado al notar la sangre en su miembro.— ¿Por qué demonios no me dijiste que eras señorita?— Ella no lo mira, no cuenta de dio cuando salió, está concentrada contando hasta 10 para soportar el dolor. Él la toma de la mandíbula y la hace mirarlo. — Responde. — Lo siento, intenté mencionarlo en la cena cuando le pase el informe, pero hasta este momento no lo vi relevante. — ¿No te importa es lo que me acabas de decir? — Me pidió que cumpliera con mi parte del contrato y eso hago señ…Ya usted cumplió su parte, esto es relevante, no cambia nada, debo pasar por esto para poder cumplirle, por favor continúe. — Vete de mi habitación. — Seño…Octavio, perdóname, ¿Qué quieres que haga? Dime y lo haré, por favor. — Lo sostiene tomando su mano y él se aleja pasando su mano por su rostro muy incómodo, esto no lo esperaba, no esperaba que ella fuera señorita, esto lo desequilibra y no entiende la razón, incluso se le bajó la recepción. — Escucha, ve a descansar, vuelve mañana. Ella se siente mal y se levanta de la cama recogiendo sus cosas. — Lo lamento mucho. Se marcha dejándolo inquieto, ella llora en la ducha temblorosa, ni la boda, ni está noche fue lo que esperaba, la realidad está muy lejos de las novelas. Al salir del baño ella toma el celular y llama a su madrastra muy agitada. V: Mamá, mamá, lo arruine. J: ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué hiciste? V: Se enojo porque no le dije que era señorita, me corrió de su habitación. J: Cálmate, no llores, ya es suficiente, él no tiene que verte así de mal, se fuerte, mañana lo vas a volver a intentar, toma tú la iniciativa, te enviaré otro Baby Doll y está vez, no falles, tienes que ser fuerte, Valeria, tú lo amas y si quieres conquistarlo debes ser fuerte. V: Está bien, mamá gracias. J: Descansa mi niña, ya verás que mañana será otro día. Ambas cuelgan. Ninguno de los dos puede dormir, él se siente un imbécil y ella trata de canalizar y borrar ese momento de su mente. * Al despertar ya se ha ido, ella recibe el paquete de su madre y se prepara para esta noche. En cuanto el llega ambos cenan, él se disculpa por lo de anoche. — No quise lastimarte. — No te preocupes, no es tú culpa, fue mía. — ¿Estás bien? — Le pregunta analizando sus expresiones, pero no logra hallar nada en ella. — Si, no te preocupes. Su respuesta es segura y firmé, él no toca más el tema y ella tampoco. En cuanto está en la habitación, se prepara, toma valor pensando en su papá y en lo que siente y camina a su habitación luciendo un nuevo Baby Doll rojo. En cuanto él le abre la puerta, ella no pierde tiempo, se quita la bata para que él vea lo que trae puesto y al notar que él se quita el mono, ella se desnuda viendo su erección. — Acomódate como desees.— Pide. — ¿Me permites? — Pide acercándose a él. Al notar su aprobación, ella lo empuja a la cama y sin espera alguna se sube sobre él. — ¿Qué estas haciendo? Te vas a lasti…— Siente una sensación que le roba el aliento. Ella no lo mira intenta moverse para hacer su trabajo, lo que ha venido hacer, cumplirle. Se nota que no es muy experta y ha sido su decisión continuar de esta manera, lo que lo lleva a ayudarla, le enseña como moverse sin hundirse totalmente en ella. Nota como ella tiembla, no menciona palabra alguna, ni suspiro, ni gemidos, nada, la acomoda para verla a los ojos y nota que la Esclerótica de su ojo está rojo, pero no hay lágrimas. Ambos se miran en silencio, ella evita tocarlo como se lo pidió sujetando los muslos de sus piernas y él la toma del trasero embistiéndola hasta terminar. Espera unos segundos que él termine de descargarse y se levanta alejando. — ¿Puedo retirarme? — Pregunta ella. — Si. —responde sin más. — Buenas noches Octavio. Recoge sus cosas y se coloca la bata saliendo de la habitación y así da comienzo a una relación por compromiso. *Un mes después. — ¿Te hiciste la prueba? — Pregunta él mientras cenan. — Si, lo lamento, no estoy embarazada, el test y la prueba de sangre es negativo. Él no le da respuesta, come un poco más y se levanta de la mesa. — Buenas noches. — Le dice seco. — Buenas noches. Un mes más y al tercer mes sin un resultado negativo la lleva al doctor. — La he evaluado, quizás con un tratamiento de fertilidad podría concebir, usted también debería hacerse las pruebas señor. — ¿Qué quieres decir doctor Samora? Pensé que ya había pasado por esto antes y usted me dijo que está bien.— Responde muy serio, mientras Valeria permanece en silencio. — Tiene razón, si usted me permite podemos empezar con su esposa, le aseguro que en unos meses podrán concebir. — Bien, haga lo que tenga que hacer doctor.— Responde Valeria al fin. — Señorita Valeria, dígame por favor. Ambos se dirigen a una habitación, dónde la desviste, Octavio permanece en una habitación aislado viendo todo el procedimiento. En cuanto sacan la enorme aguja, Octavio se sorprende, intenta moverse, pero las palabras de ella lo detienen. — Continúe por favor. Él la mira y de ella no hay expresión alguna, ella mira directamente al techo y espera que culminen con el procedimiento. — Ella debe descansar, esperen su ovulación y empiecen de nuevo, nos veremos aquí para evaluar el proceso. — Muchas gracias doctor.— Responde Octavio. — ¿Cómo se siente señorita Valeria? — Pregunta el doctor. — Estoy bien, gracias por preguntar. Al despedirse ella va de camino a casa y es momento de pedirle dinero. — ¿Podemos hablar? — Pregunta ella muy avergonzada. — Si, ¿Qué pasa?— Ella suspira ligero e incómoda, las palabras se atoran en su garganta. — Mi padre él…— No la deja terminar. — Entiendo, te haré un cheque…— Saca su billetera y pone un monto realmente sorprendente. — Espero que esto sea de ayuda, es un pago justo por lo que haces, debo darte las gracias por lo que hiciste allá dentro, si necesitas más dinero solo dímelo. Ella cierra los ojos al verlo caminar al auto y lo sigue muy avergonzada. Sin duda la ve como un intercambio de intereses, nada ha cambiado, ¿Para que hacerse ilusiones? Al llegar la noche de Ovulación, ella va como de costumbre a la habitación, en cuanto la deja entrar, ella hace lo acostumbrado pero está vez, él la detiene antes de que se quite el Baby Doll. — Déjate la prenda, solo quítate lo de lencería. — Su petición es extraña, Pero es lo que él desea y así se lo cumple..— Ponte boca abajo. *Fin del Flashback.
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