Capitulo 3. Deseos.

2268 Words
Deseos. Valeria suspira ante la situación, le ha colgado el celular lo que le indica que es una amenaza. Trata de controlar sus emociones sujetando su vientre muy angustiada, lo de anoche fue maravilloso, algo que no esperaba y que la hizo sentir tan suya, solo desea que todo valga la pena, ya está a solo un año y medio del primer plazo de su contrato, sino lo logra darle un hijo, entonces se vera obligada a devolver un dinero que no tiene y tendrá que dejar para siempre al hombre que ama con todas sus fuerzas. Para lo del dinero ya está tomando medidas, sin embargo dejarlo es la parte que más le duele, Valeria no había anhelado tanto algo como la idea de concebir un bebé con él hombre que ama, sabe que quizás no se gane su corazón, pero daría todo porque esa felicidad los invadiera y con ello las cosas cambien un poco, ya no quiere ser una extraña en su vida, quiere ser más que eso, no tener que amarlo en secreto, poder compartir con él momentos inolvidables y que ambos los disfruten, eso es lo que más desea. De su mente no saca los recuerdos de anoche y el sexo de esta mañana, está vez está poniendo de su parte, no deja de suspirar con cada acción, la manera agresiva y posesiva con la que la toma le encanta, no conocía esa parte de él y ahora que se la a enseñado, no deja de buscar algo especial para esta noche en internet. Por otro lado, Octavio apenas se puede concretar en la junta, su cuerpo está presente, pero su mente divaga en los recuerdos de una noche como ninguna otra, a su mente vienen gemidos, expresiones de su mujer que lo distraen, alteran su pulso, sobre todo los recuerdos donde recorría su hermosa silueta de atractivos atributos que le hacen justicia. — ¿Señor? Disculpe señor…— Su asistente llama su atención. — Victor, ¿Qué pasa? — Le preguntaba señor, si asistirá a la cena de socios mañana. Octavio se queda en silencio por unos segundos, había olvidado la celebración de mañana. — Si, confirma. — ¿Con su esposa señor? — La pregunta lo incomoda, pese a que está demás, pero es razonable , ya que no la lleva a este tipo de eventos, lo que lo hacen pensar por unos segundos. — Si, confirma la mesa. — De inmediato señor. La junta continua sin embargo Octavio a despertado eso que tenía dormido, el instinto y el deseo, quizás sea el efecto de los tratamientos a los que se ha sometido, pero desea y necesita a su esposa como nunca. Ambos con deseo de continuar llegan temprano a casa, aunque ninguno menciona nada de lo sucedido la noche se hace corta para los dos ante la distancia que los ataca fuera de la cama. — ¿Todo está bien? — Pregunta Valeria al notar su expresión distante y esa mirada fría que le erizan la piel. ¡Joder! La enfoca de manera intimidante. En la mente de Octavio se proyectan imágenes de como follarla sobre la mesa del comedor, algo no está bien en él, pero su apetito s****l a incrementado desde anoche y esto lo está enloqueciendo. — Si, me retiro, buen provecho. Octavio la confunde, si bien siempre a tomado distancia con ella, ahora esa mirada la ha dejado inquieta, lo sigue dejando la comida sin terminar, entra a su habitación y se prepara como cada noche sacando de la bolsa una nueva loción corporal y una lencería negra de encaje muy atrevida y sensual. Valeria se coloca el sostén y sus bragas de hilo y encaje muy atrevida, seguido de una malla que sujeta su abdomen con una tira hasta el muslo de sus piernas, dónde se coloca poco a poco una banda de encaje muy atrevida que la hace lucir muy hermosa, jamás había usado algo así, desea sorprenderlo como nunca antes. Valeria se junta un labial vinotinto a prueba de agua que no se remueve con los besos, ni mancha, se arregla un poco el cabello dejándolo suelto como a él le gusta y termina con un poco más de loción, colocándose una bata para ir a verlo. Cómo de costumbre, Valeria camina en pasos decididos a la habitación de su esposo quién ya la espera recién duchado oliendo exquisito con su perfume Dior Homme que sabe que a ella le gusta. Aunque los dos se han mantenido distantes todo este tiempo, saben lo que le gusta al otro, constantemente se han analizado, han estado detallándose uno al otro, ella cada mes por los cinco días de ovulación, ella lo sorprende con lencería diferente, lo que es un maravilloso detalle que él disfruta, en cambio ella tiene a diario ese perfume que dijo una vez que le gustaba, de todos los perfumes que él tiene, usa ese como preferido, incluso acabándose él vuelve a comprarlo de manera intuitiva, acciones que no parecen relevantes a simple vista, pero que son detalles apreciables. — Pasa.— Ordena Octavio ante su toque, no le dio tiempo de terminar de secarse, se sienta en la cama aún con la toalla sobre sus caderas y la enfoca con detenimiento. Ella cierra la puerta con seguro y se voltea un poco nerviosa a su encuentro. Está noche luce más hermosa que nunca, se empieza a soltar la bata dejándola caer al suelo, lo que lo deslumbra al ver la sensual y atrevida lencería que lleva puesta está noche, su mandíbula cae al suelo, su mirada la recorre con detenimiento en cada paso que da a su cercanía. La toma del muslo de su pierna derecha con su mano izquierda y con la derecha envuelve sus caderas subiéndola sobre su rezago de golpe. Huele riquísimo, es una nueva loción lo que percibe, no sabe que tiene, pero lo pone duro de solo mirarla, sus ojos azules se enfocan en los verdes de su hombre que no duda en sujetar su nuca y besarla, mientras la recorre con su mano izquierda subiendo por su silueta hasta llegar al broche de su sostén que suelta apretando la zona de su espalda con deseo. Ambos se alejan para recobrar el aliento, sin mencionar palabra, Octavio le acaricia los labios con su pulgar de la mano derecha y la recorre bajando la tira de su sostén, atacando la zona de su hombro con un intenso beso, la marca bajando a sus senos que mete uno a uno a su boca, lamiendo y besando la zona subiendo a sus labios nuevamente, mordiendo su labio inferior. — ¡Aaahs! — Exclama ella al mismo tiempo que suelta el pequeño amarre de la toalla de su esposo y empieza a tocarlo, lo que lo pone más tenso, ya que ella lo mira con una mirada llena de maldad mientras se baja de su regazo arrodillándose frente a él. Le dedica una mirada intensa antes de empezar el juego que será su perdición. Lo hace sentir, él la sostiene de la mejilla acomodando su cabello detrás de su oreja y la sujeta de la nuca sorprendiéndola, la toma como le gusta mirándola muy serio mientras se corre, al terminar le acaricia los labios y la atrae besándola ansioso, lo que le da el inicio a un nuevo juego. La levanta y empieza a besar sus senos, juega con ellos por unos minutos y continua bajando por su abdomen despojándola de su lencería y la sujeta volteándola para sentarla sobre su regazo. Octavio la acomoda sobre su pecho, la toma de su pierna izquierda que sube sobre el muslo de su pierna y el mismo procedimiento lo hace con la derecha, abriéndola a su merced. Empieza a jugar con ella, la toma enloqueciéndola, ella intenta parar, pero él no se lo permite, continua tocándola con su mano derecha, mientras que con la izquierda sujeta las manos de ella con fuerza para que no se liberé de su agarre. — ¡Mmm! Octavio, ¡Dios! — Apoya su cabeza de su pecho, sintiendo que su cuerpo tiembla, Jadea muy alterada, el Vaivén de su pecho es una clara señal de su desequilibrio que él aprovecha para hundirse en ella sin previo aviso. — ¡AAAH! — tiembla mirándolo débil con el ceño fruncido, lo que lo lleva a besarlo ejecutando movimientos lentos que lo desquician. En la misma posición, la suelta y con ambas manos sujeta los músculos de sus piernas cargándola ligeramente para poder embestirla con más precisión. La toma como si fueran pesas, mientras ella se descontrola atacando sus labios con intensos besos. — ¡Joder! — Exclama soltándose de los labios de su esposa quien lo a mordido rompiendo ligeramente la zona. — Lo lamento, fue un impulso. — Lamentarlo no será suficiente. — Exclama con seriedad cargándola entre sus brazos, la lleva contra la pared, dónde la toma del cuello y empieza a embestirla con frenesí. Lo escucha gruñir, prensando la mandíbula mientras la tiene con la boca abierta y el ceño fruncido incapaz de emitir sonido alguno ya que le a robado el aliento. Lo rasguña, nota como sus senos rebotan de manera rápida frente a sus ojos, la ataca insaciable y no se detiene volviendo a la cama donde la deja boca abajo dándole una fuerte nalgada que la hace estremecer al sentir que aprieta su trasero hundiéndose nuevamente por completo sabiendo que la desequilibra, la hace sujetarse del cabello mientras lo mira muy débil. — ¡Uuuh! ¡Aahs!— El sonido del robe se su piel los envuelven, las palmadas aumentan, aceleran como sus embestidas. — ¡Ah! ¡Ah! ¡Aaaah! — ¡Ah!— Eleva su cabeza hacia atrás muy agitado, le aprieta el trasero acelerando sus embestidas muy inquieto, la presión en sus cuerpos lo descontrola y eso se nota por la vena de su frente y lo serio que se pone. — ¡Demonio! ¡Ahs! ¡Ahs! Ambos se vienen de manera alucinante. Él se descarga por completo en ella, recorriendo con ambas manos su silueta hasta su nuca que sujeta atrayéndola contra su pecho. La besa en los labios apretado sus senos que masajea aun estando dentro de ella. — Ve a la pared. — Ordena y ella sin pensarlo se acomoda gateando a la cabeza de la cama donde se acomoda con las piernas arriba. Él se acomoda a su lado apoyando de la cabecera de la cama cubriéndose con la toalla. Ella lo mira en silencio, sonríe sin poder evitarlo volteando su cara en dirección opuesta para que él no note su expresión al morderse los labios muy feliz por lo rico que se sintió todo eso. Escena que él nota y que le saca una pequeña sonrisa orgulloso. — Mañana quiero que vayas al centro comercial y te compres un vestido para ir a una cena por la noche a la empresa. Ella se sorprende, él nunca la a llevado a la empresa, la conoce porque queda cerca de su universidad, pero él jamás la lleva a eventos de la empresa, solo los poco que se realizan fuera de la ciudad y solo si es necesario. — ¿Estás seguro? — Pregunta tratando de confirmar que es real lo que escucha. — Lo estoy, ¿Por qué te sorprende?— Ella niega. — Haré lo que me pides. — Bien, dile a Eva que te acompañe. — ¿De verdad? — Sonríe feliz, porque él sabe que ella es su mejor amiga. — Si, te dejare la tarjeta para que vayas al salón, regresa temprano a casa, tengo que estar a las 7 en la recepción. — Está bien, hablaré con Eva, muchas gracias. — Se quedan en silencio por varios minutos hasta que ella empieza a quedarse dormida, lo que la hace levantarse. — Buena noches Octavio. — Buenas noches.— Responde siguiéndola con la mirada, mientras ella recoge su ropa para marcharse. * Al despertar, Octavio desayuna como de costumbre y se marcha sin esperarla, ella ni siquiera lo nota marcar, se le hace tarde para ir al trabajo, baja muy feliz al encuentro con Eva, quien no puede creer que él le haya dado permiso para acompañar a Valeria. — No sé que está pasando, quizás lo cambiaron los extraterrestres y ahora es otro hombre, Valeria, te llevara a su reunión anual, eso quiere decir que empieza a tomarte en cuenta como su esposa. — Lo dudo Eva, quizás es como en otras negociaciones en las que debo ir para ser su apoyo, no olvides que en algunas negociaciones, los hombres de élite necesitan ir respaldados por su esposa, eso fortalece las alianzas, por ello me hicieron su esposa. — Es cierto…—exclama la joven castaña con desánimo. — ¿Si verdad? Además estará su familia, tendrás que lidear con los malos comentarios de siempre. — Si, además mi mamá está pidiendo más dinero, no sé de dónde lo voy a sacar, no quiero pedirle más dinero a Octavio, ya son muchos los rumores de que yo lo chantajeó y por eso no le he dado un hijo, para sacarle el doble de dinero. — Tú mamá se pasa, te presiona demasiado con lo de la salud de tú papá, siento que se aprovecha de ti amiga, presiento que está cena no será fácil para tí, el único consuelo que tienes es estar al lado del hombre que amas, solo su opinión cuenta, a los demás oídos sordos, por algo te lleva al evento, tú disfruta y veremos que pasa.
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