Ver eso me hace sonreír, sabía que esta relación iba enserio y hoy lo confirme, me siento tan feliz de presenciar esto tanto que pongo de pie y aplaudo en cuanto mi tía da el “Si”
Todo lo contrario, a Roberto quien solo ve sorprendido a la vez que se pone de pie y lo hace con enojo por lo tanto dejo de aplaudir.
— ¿Qué es todo esto? No puedo creer que me hayas hecho venir hasta aquí por esta tontería—niega con la cabeza.
—A ver Roberto estoy cansado que ofendas la relación que tengo con Isabela desde este momento te pido… No, Te exijo que la respetes y si no lo haces te juro que bloqueare todas tus tarjetas además de ponerte a trabajar limpiando los pisos de la empresa y sabes que lo hago enserio —su padre le habla con autoridad.
—No podía esperar menos de ti padre, sabes que aún me tienes en tus manos y aprovecha eso porque en cuanto cobre la herencia que mi madre me dejo te juro que nada me detendrá.
—Para eso faltan algunos años y hasta que eso pase yo puedo incluso cerrarte las puertas de donde yo quiera así que no me provoques y como castigo por este mal momento quiero que el día de mi boda toques el piano para mí y para mi futura esposa.
—Claro que no, yo jamás tocaría nada para esta señora—dice con molestia.
—Dime algo hijo ¿Lo haces porque no quieres o lo haces porque mis sospechas son ciertas? Claro no puedes tocar el piano porque no sabes hacerlo jamás te he visto tocar el de nuestra casa, jamás te he visto que toques si quiera alguna pieza dime ¿Entonces qué hay de lo que supuestamente has estudiado?
—No lo toco porque no me apetece.
—No te apetece o porque prefieres irte a jugar a no sé a dónde ese estúpido juego.
—No tienes pruebas de lo que dices y claro que sé tocar el piano ¿Verdad Celia?
Antes de decir algo observo como todos me observan esperando alguna respuesta de mi parte.
Trago saliva y para ser sincera no sé qué decir porque me jure que ya no lo iba ayudar ¿Por qué me hace esto precisamente en este día? Y aunque quiero seguir con mi promesa no puedo arruinar este día, más de lo que ya ha sido arruinado.
—Si incluso lo hace muy bien tanto que hemos hecho dueto juntos—pestañeo un par de veces.
—Pues me parece maravilloso entonces ninguno de los dos tendrá problemas en hacer un dueto junto el día de nuestra boda.
— ¿Qué? Tú sí que te has vuelto loco.
—Mira hijo te lo repito nuevamente no me tientes y si no quieres que te vigile como hace tiempo deja de darme motivos porque te juro que pondré incluso un sinfín de guardaespaldas cuidando tus pasos detrás de ti, te estoy dando la oportunidad que me demuestres que no me estas mintiendo así que cumple si no quieres que cumpla mi promesa de cuidar tus pasos nuevamente.
Con el ceño fruncido volteo a ver a Roberto quien no deja de ver a su padre con enojo.
¿Cómo es que yo también termine enredada en esto?
De pronto mi tía aclara su garganta y sonríe algo incomoda.
—Mi amor no es necesario que hagas eso, estoy segura de que tu hijo si está yendo a clases de música y no de futbol, aunque eso no tiene nada malo, pero como sea no es necesario que lo hagas hacer eso, con que me cante mi sobrina estoy feliz.
—Está bien hare un dueto con Celia —comenta Roberto con seriedad.
—Muy bien tratemos de amenizar la noche la cual debe ser muy especial ya que nos casaremos en un mes —él sonríe.
Él señor Alberto se vuelve a sentar, por lo tanto, todos hacemos lo mismo. Después de ese mal momento y a pesar de eso mi tía ha vuelto a sonreír, así que eso es más que suficiente para mí.
Una hora más tarde…
Es hora de marcharnos del lugar, así que en esta ocasión me he adelantado ya que mi tía está despidiéndose del señor Alberto y mientras yo espero a mi tía cerca de la entrada de ese lujoso restaurante me dedico a ver a cada una de las personas del lugar.
— ¿Así que me ayudaras? —menciona Roberto quien está detrás de mí.
Me doy la vuelta y en silencio solo mantengo la mirada baja.
—La verdad es que no me queda otra opción, solo quiero decirte que no aceptare groserías de tu parte, para serte sincera me estoy cansando de tu arrogancia cuando lo único que he hecho es ayudarte más sin embargo esta vez lo hare por mi tía.
— ¿Segura que es por tu tía?
— ¿Vas a empezar una pelea ahora?
—Claro que no, creo que fue suficiente con la de hace rato, mira lo único que quiero es quitarme a mi padre de encima por eso es que acepte ese absurdo dueto, en fin, te vengo avisar que los ensayos serán en mi casa digo tú no tienes un piano ¿O sí?
Antes de hablar lanzo un pequeño suspiro y es que a pesar de que me gusta tanto no deja de parecerme un egocéntrico y mal humorado.
—No, no tengo un piano. Está bien después del trabajo estaré en tu casa, salgo a las seis de la tarde, así que me tomara tiempo en llegar en tu casa porque después del camión tengo que caminar.
—Enviare un chofer si no llegaras hasta el otro día, deberías comprarte un auto, no puedo entender cómo es que a la gente les gusta andar en camión.
—No es que nos guste, es que no nos queda de otra Roberto, como sea te veo mañana—avanzo hacia la camioneta la cual nos llevara a casa.
Enseguida de subirme mi tía lo hace. Esta vez ni siquiera quise hablar y eso que mi tía siempre me saca cualquier palabra que sea sin embargo esta vez ella tampoco quiso hablar.
En casa…
—Gracias —mi tía agradece al chofer y después opta por abrir la puerta de la casa.
Mientras que yo me quedo esperando con los brazos cruzados hasta que abre y ambas entramos.
Estoy por subir las escaleras, pero mi tía me ha llamado asì que devuelvo mis pasos hacia ella.
—Hermosa ¿Pasa algo? ¿No te pareció la idea de que me case? Te estoy perjudicando en algo ¿verdad?
—Claro que no tía, es solo que estoy cansada. Con el trabajo y la universidad estoy muy agotada pero no te preocupes tendrás tu dueto y claro que estoy feliz por ti, tú más que nadie merece ser feliz —tomo sus manos y le sonrío.
— ¿De verdad es eso Celia? —me mira fijamente.
Ay no, creo que es necesario huir si no ella me sacara la verdad y eso no puede pasar ya que terminaría arruinando su relación con el señor Alberto, una relación que si es real.
No como la de Roberto y yo de la cual ni siquiera se forma una amistad.
Levanto la mirada y le sonrío, así que ella también lo hace.
—De verdad tía. Lo único que quiero es que seas feliz, lo demás no importa y si te no te molesta quiero ir a dormir ¿Sí?
—Claro que si—me abraza y me da un beso en la cabeza —Te quiero mucho sobrina, buenas noches.
Después de eso subo a la recamara en donde me cambio de ropa y después me meto a la cama.
Recargo mi cabeza en la almohada, de pronto mi celular suena con una notificación por lo tanto tomo ese aparato y abro la bandeja de notificaciones, desde ahí veo como Roberto está grabando un video en vivo en donde sale con Sonia quien por primera vez sonríe con él.
Al parecer ellos dos están de fiesta y tomando, creo que debo dejar de ver esto, así que dejo ese celular aun lado de mí mientras me dedico a cerrar mis ojos para tratar de dormir.
Qué bonito seria que yo fuera la que estuviera a lado de él y no esa tipa la cual ni siquiera lo tolera solo finge que si, pero en realidad no.
Frunzo el ceño ya que sentir esa frustración hace que mi alma duela.