Al día siguiente…
Los planes de pronto han cambiado. Hoy no iré a la universidad eso es porque mi tía llamo para pedir permiso de faltar, además de que el lugar a donde iremos ya no será en la misma ciudad si no en otra, por lo tanto, debemos salir más temprano de lo que se esperaba.
En fin, mi tía me ha levantado tan temprano que mis ojos se sienten más cansados de lo normal, solo espero que todo esto valga la pena.
Suspiro a la vez que tomo esa taza de café caliente a la cual le doy un sorbo.
—Animo pequeña, sé que tal vez estés agotada por estudiar, pero esa es tu mejor herencia, además de tus sueños—menciona mi tía quien deja un pan tostado con mermelada junto a mi plato.
A decir verdad, creo que mi tía tiene razón, sé que algún día mis esfuerzos valdrán la pena, sé que algún día seré tan exitosa que este cansancio lo dejare en el pasado.
Como sea solo reacciono ante esas palabras, las mismas que me han motivado sorpresivamente.
—Tienes razón —comento en tanto tomo ese pan lleno de mermelada—Tía eres la mejor cocinera, todo te queda riquísimo.
—Gracias hermosas, lástima que no podre cocinar en mi boda. Alberto me dijo que era mala idea ya que debería estar enfocada en mí ese día.
—Creo que el señor Alberto tiene razón, mejor dedícate a verte más hermosa de lo que ya eres —le sonrío.
—Por cierto, a donde iremos es la casa de descanso de los Guidacci, ahí mismo irán dos estilistas y masajistas eso es porque creo que ambas necesitamos un cambio.
— ¿Qué? ¿Un cambio? —menciono sorprendida.
—Si mi niña, más tú, eres muy bella como para que lo ocultes detrás de todo eso. Pero entiendo si no quieres un gran cambio, pero ¿Qué tal si empezamos por tu cabello? Un alaciado te quedaría increíble y también un baño de color ¿Qué tal? Anda hazlo por mi boda ¿Sí?
—Está bien tía—le sonrío.
Una hora más tarde…
Aun es de mañana por eso es que la mañana es fresca por eso es que llevo conmigo un suéter delgado y mis pants algo holgados mientras que mi blusa si es algo pegada.
—Sube hermosa —menciona mi tía quien me hace una seña de que suba al coche.
El señor Alberto abre la puerta así que subo a ese vehículo en donde no me esperaba que viniera Roberto por un momento pensé que él iría en su propio coche sin embargo eso no fue así.
Frunzo el ceño en cuanto veo como él mantiene su mirada fría puesta en el vidrio de ese coche, alzo las cejas y después sutilmente subo.
Al parecer esto es un viaje familiar o algo parecido puesto que él mismo novio de mi tía maneja el coche mientras que sus guaruras han bajado de cantidad por lo que solo viene un coche detrás de este.
De reojo veo a Roberto quien solo mueve su rodilla sin parar, eso me causa ansiedad por tanto me dispongo a sacar mi reproductor de canciones para ponerme los audífonos y escuchar música.
Horas más tarde…
Recién abro mis ojos. Al parecer me he quedado tan dormida que no me di cuenta de cuando llegamos sino hasta que mi tía me toca el hombro, enseguida me reincorporo a la vez que quito esos audífonos de mis oídos.
— ¿Llegamos? —pregunto soñolienta.
De pronto me da por voltear a mi lado y Roberto ni su padre están, solo estamos mi tía y yo.
—Si ya llegamos. Alberto no quería molestarte, pero insistí en que era mejor despertarte ya que a ti no te gusta que alguien extraño te toque.
Es verdad no me gusta que me toquen, aunque ahora que lo pienso Roberto me ha tocado desde que era un desconocido, pero eso debe ser porque desde el primer día que lo vi me enamore como una idiota de él. Trago grueso a la vez que me doy cuenta de eso.
Mi tía me ayuda a bajar, después de eso las dos tomadas del brazo entramos a una bella casa la cual está rodeada de naturaleza y de lujos. Al parecer esta enorme ese jardín lo dice y esa alberca al fondo también, aunque ni loca entro eso sería ahogarme en ella y no quiero eso.
Niego un par de veces hasta que dejo de ver esa enorme piscina. Sigo observando hasta que ambas llegamos a donde está el señor Alberto y su hijo, eso es en la sala en donde hay dos chicas las cuales les sirven café y galletas.
—Amor ven—él señor Alberto llama a mi tía quien me encamina junto con ella cerca de esos sillones.
Cuando noto como ella le da la mano a su novio suelto su brazo para quedarme parada hasta que reacciono y me dispongo tomar asiento en uno de los sillones no tan cercanos a Roberto.
Desde donde estoy veo como él, al mismo tiempo que bebe un poco de café me mira fijamente, eso hace que me ponga nerviosa por eso es que aclaro mi garganta y volteo hacia otro lado.
—Los vestidos y los trajes han llegado. También las estilistas y masajistas ¿Por qué no suben a medirse eso? Se ponen cómodas y las vemos en la noche ya listas para una cena ¿Qué les parece?
Antes de que alguien mencionara algo se escucha como Roberto suspira molesto y deja la taza sobre la mesita de centro.
— ¿No habías dicho que era un viaje exprés? Ahora sales con esa ridiculez.
—No es una ridiculez. Pronto seremos familia y tenemos que conocernos sobre todo ustedes dos, que por lo que veo siempre están peleando ¿Qué crees hijo que no me doy cuenta?
Roberto solo me mira por un momento hasta que deja de hacerlo para posteriormente ponerse de pie.
—Pues yo me mediré ese traje y me iré no quiero estar aquí —lo mira con molestia.
—Muy bien. Entonces busca un camión que te lleve a la ciudad porque el coche y los guardaespaldas se quedan—su padre menciona firmemente.
Roberto no dice nada más solo deja caer la servilleta de seda y se va hacia las escaleras las cuales sube de prisa y desaparece.
Aclaro la garganta seguido de ponerme de pie y sonreír sutilmente hacia mi tía y su novio quienes me miran apenados.
—Me parece buena idea ir con las estilistas primero y después medirnos los vestidos.
—Está bien Celia te presto a tu tía para eso, pero para ir con los masajistas eso lo haremos juntos ¿Cierto amor? —él voltea a mirar a mi tía quien lo mira con ojos de amor.
—Por eso no se preocupe —le sonrío a la vez que tomo la mano de mi tía quien se pone de pie.
—La señorita aquí presente las llevara con las estilistas después de eso con los modistas y luego a sus recamaras en donde descansaran un momento para luego tener una cena los cuatro o los tres, aún no sabemos.
La chica de servicio nos hace una seña para que la sigamos, así mismo lo hacemos hasta que después de subir las escaleras y de caminar por un momento, entramos a un cuarto en donde están esas personas las cuales nos sonríen.
—Por aquí —cada quien se va con su respectiva estilista.
— ¿Dime que quieres que te haga? —pregunta la chica que me ha tocado a mí.
Es ahí cuando recuerdo la sugerencia de mi tía, así que, eso mismo me hare, siempre me ha gustado el cabello lacio así que ¿Por qué no?
—Un alaciado permanente, un corte sutil y un baño de color, por favor—contesto en tanto me miro al espejo.
—Muy bien. Entonces empecemos —esa chica empieza a tomar la herramienta necesaria para eso.
Varias horas después…
Vaya que no lo esperaba, me veo tan diferente y tan otra, pero me gusta sentir ese cambio, me sonrío a mí misma mediante ese espejo
— ¿Qué tal? —pregunta la estilista.
—Me encanto, el color obscuro y el alaciado, más el corte esta hermoso. Gracias—quito esa bata para ir hacia mi tía quien se ve hermosa con ese nuevo look.
—Mi niña te ves genial te dije que un alaciado te vendría muy bien—ella me sonríe a la vez que se pone de pie—Anda es hora de irnos a medir los vestidos, después un baño y por último a la cena.
—Tú también te ves hermosa tía —la tomo del brazo para enseguida salir de ese lugar.
Ambas llegamos a otro cuarto en el cual están los modistas quienes están terminando de planchar esos vestidos los mismos que se ven aún más hermosos que en esa revista.
Sonrío al ver el mío, color celeste con una abertura en la pierna izquierda, mientras que sus mangas son caídas al hombro y ese escote de corazón es algo que no usaría yo, sin embargo, es hermoso y escogido por mi tía Bella así que debo usarlo si o sí.
— ¿Listas? —menciona un señor quien nos sonríe.
Ambas nos vemos emocionadas y después caminamos hacia donde están ese señor y esa señora quienes nos abren las puertas hacia unos vestidores.
Minutos más tarde…
Me veo al espejo y vaya me quedo a la medida, y aunque es algo ajustado y coqueto este vestido me gusta. Posteriormente salgo de ese vestidor para ver a mi tía vestida de novia así que sonrío al ver lo emocionada que se ve por eso mismo es que enseguida me dirijo a abrazarla.
—Te ves hermosa tía—digo con toda sinceridad.
Siento como ella se aparta y me ve con ese vestido.
—Te ves radiante, juvenil y fresca. Deberías usar más como ese vestido—comenta sin dejar de verme.