El día que lo vi entrar por esa puerta, mi corazón se detuvo y no era precisamente por su atractivo, sino porque sabía que él había llegado por mi. Mi padre cuyo deber era cuidarme y protegerme me había vendido para pagar su deuda.
Alexander Foster, era conocido por ser un hombre que no le tenía miedo a la muerte, decían que su crueldad hacia temblar a sus enemigos; Sin embargo, eso cambió cuando me involucró en su vida.