Charlotte. Llevo mis manos a mi abdomen, porque no puedo parar de reír. Hacían semanas que no reía tanto. Nuestras risas inundan el corredor y varias personas se voltean a vernos, pero no me importa. - ¡Oh Dios mío! – me seco una lágrima, producto de la risa, e intento coger algo de aire. - Lo juro, fue el momento más embarazoso de toda mi vida – dice Adam, todavía soltando un par de carcajadas. - No puedo creer que lo hayas hecho – abro mi casillero y lo primero que veo es una foto de Connor pegada en el interior de la puerta. Está sonriendo, sentado en una banca de madera del Central Park. Más abajo hay una de ambos, estamos abrazados y sonriendo también. Una sensación fría se apodera de mi cuerpo y me aprieta el corazón. - ¿Estás bien? – pregunta A

