Connor Los ojos de Charlie brillan, brillan como grandes farolas apuntando un camino en medio de la nada. - Júralo – pido con un hilo de voz. – Jura que no dejarás amarme. - Lo juro. Jamás dejaré de amarte, mucho menos cuando sé que me necesitas… Ella acaricia mi mejilla, y con ese insignificante acto mi cuerpo reacciona. Siento un cosquilleo en el estómago y un ardor excitante recorriendo mis venas. Ella se acerca y me besa una vez más. Y ese beso me sostiene. Es como un pilar, y todo a mi alrededor se desvanece, porque lo único que puedo sentir en estos instantes es a Charlie, sus labios, y lo bien que me hace sentir. Me doy cuenta de lo vivo que estoy, de lo que me fascina estar vivo ahora mismo sosteniendo el delicado cuerpo de Charlotte contra el mío. Ella tiembla

