La jefa: amor extranjero

*Idioma oficial de la novela: ingles *IBW=Innovaciones Blackwood, nombre oficial de la empresa que fundo Edward Blackwood. En las profundidades de las sombras se rigen por clanes pertenecientes a varias culturas antiguas que aun gobiernan la muerte y vida, los discípulos son entrenados desde pequeños todo tipo de defensas con armas y puños e incluso algunos dominan habilidades sobrehumanas con el único propósito de traer paz a un mundo sin control; cuando logran perfeccionar sus habilidades se les otorga un nombre en el clan. Existen cuatro clanes que son más conocidos por la cantidad de discípulos que entrenan; el clan Anj (vida eterna) su historia remonta del antiguo Egipto que llego a China y aprendió las habilidades de los monjes, el clan Maat (justicia y libertad) al igual que el clan Anj tiene la misma historia con la diferencia que fue creado para dar justicia, razón por la que no es de esperarse que los detectives o agentes estén dentro de él; el clan Neith (madre divina) un clan dirigido por mujeres para darles justicias y el clan Aziza (preciosa) creado por un monje del antiguo China que dio su sabiduría a los que no encajan en un lugar y son expulsados con la condición que todo aquel discípulo debe de ser hermoso. Cada uno de esos clanes tienen una función en el mundo, pero solo tres han sido vistos a excepción del clan Maat su antiguo maestro Mosi (el que nació primero) que fue asesinado por Khaldun (el inmortal) creador del clan Anj, sin duda las reglas del clan Anj lo han hecho el clan más conocido de las sombras. Fuera de esos clanes existen familias poderosas que buscan crear imperios indestructibles sobre los secretos del pasado entre ellos la familia Blackwood que tiene una fuerte disputa con los Dawson, pero par ambos amigos ha sido un problema liderar con su amistad que se ha visto manchada por sus padres que no se toleran, en la familia Blackwood hay dos herederos: James de veintisiete años e Ian de dos años y en la familia Dawson: Jackson de treinta años y Daniel de veintisiete. Sídney, Australia, 1989 James Blackwood se encuentra de vacaciones en un país donde las aventuras están aseguradas, las vistas de bosques con árboles son sorprendentes, James siempre había soñado con hacer viajes se conformaba con este regalo del señor Lizandro Blackwood su padre, aunque James solo quería diversión como un joven adulto normal, eso era algo difícil; hace dos años atrás asumió el cargo como vicepresidente de Innovaciones Blackwood (IBW) todos los sueños que había tenido de adolescente se quedaron en el olvido; Innovaciones Blackwood es una empresa fundada en 1943 por Edward Blackwood un hombre con grandes ideales que había saltado a los negocios por su gran manera de convencer a los inversionistas y hacer negocios en una empresa que apenas estaba creciendo y conociendo el mercado nacional, Innovaciones Blackwood era una industria automotriz relacionada en su totalidad al diseño de autos en el tiempo de Edward Blackwood. Edward Blackwood reunió a varias personas que pudieran ayudar a crecer su pequeño negocio impactando a gran parte de la ciudad comenzando con la reparación de autos hasta que el mismo Edward diseñó un motor nombrandolo "Blackwood generación uno". Cuando Lizandro Blackwood de veintitrés años comenzó a trabajar en la empresa familiar, él hizo una actualización al diseño y ganó popularidad comenzando a armar el auto que se presentó a una empresa en Estados Unidos que aceptó exhibir el auto a un precio de ochocientos dólares, vendiéndolo a un hombre millonario que quedó cautivado por el motor y diseño. Innovaciones Blackwood se hizo fuerte con los años y el sueño de la expansión por todo el país americano cada día se veía más claro al mando de Lizandro, pero con el nuevo vicepresidente y futuro presidente James Blackwood se esperaba la expansión por todo el continente americano. En un futuro no muy lejano Edward Blackwood esperaba que tuvieran fuertes alianzas con países europeos y asiáticos orientales donde había más demanda de negocios lo cual era un sueño ambicioso que se buscaba cumplir. James no era un joven despreocupado o liberal todo lo contrario a su mejor amigo Daniel Dawson que se dedicaba a enamorar a las chicas que se le pusieran en el camino por su increíble atractivo. Daniel siempre ha estado para James desde tercer grado de primaria que fue donde el británico conoció a James; su forma de hablar para los estadounidenses en esos años significaba motivo de burla; a sus veintisiete años seguían siendo tan unidos que parecían hermanos. Ambos amigos estaban en el mejor cuarto que tenía el hotel, este era espacioso con dos cuartos equipados para una persona, Daniel había salido por algunas horas a la playa y cuando se aburrió regreso al departamento encontrando a James en la misma posición. —Estoy un poco aburrido —mencionó James mirando su laptop donde tenía documentos propios de la empresa de su padre, los había revisado toda la mañana con la intención de aprender más de lo que sabía en la actualidad, desde los quince años había estudiado mecánica y Daniel mecatrónica, ambos eran chicos prodigios que aprendían con facilidad y rapidez todo lo que se les pusiera enfrente era un desafío que podrían pasar sin ningún rasguño, aunque Daniel era más libre de hacer lo que se le plazca con la intención de ofender a Harry Dawson su padre. —Vamos, James, tienes veintisiete años —James lo miró detenidamente—. Bien, bien. Tienes edad avanzada, pero eso no te hace viejo, como decía deberíamos ir unas horas fuera de esta habitación ¿Qué dices? —James se mantenía callado—, además yo también trabajo con IBW y no me preocupo tanto como tú —Se acercó a golpear el hombro de James que le veía detenidamente—. Ándale, será divertido. —No suena mal, pero no quiero abandonar estos papeles son importantes —A parte de los documentos en la laptop su cama estaba cubierto de papeles. —No pasa nada, James. Deja a esa enorme roca que tienes de laptop —El chico de ojos azules grisáceos lo pensó por unos segundos aceptando la propuesta del insistente chico, lo abrazo y James lo regaño por arrugar los papeles—. ¡Vamos! —dijo emocionado. Ambos se fueron a un club conocido en Sídney que Daniel había investigado durante el trayecto en taxi; había pasado dos horas Daniel estaba buscando a una chica para pasar la noche, mientras James veía a lo lejos a una chica rubia, le había gustado desde que la vio la primera vez hace una hora aproximadamente, la chica no se quedaba atrás había comenzado con el juego de miradas y sonrisas haciendo que James se llenará de valor e intentara hablarle, a pesar de tener veintisiete años nunca le había interesado el tema del amor; Daniel miró a su amigo que mantenía la mirada fija en alguien así que se sintió interesado por lo que lo tenía entretenido y miró a la chica más hermosa en todo Sídney, James tomo valor y se levantó con intención de hablarle. —Hola, me llamo James —Le sonrió de forma tímida, haciendo que la chica formará una media sonrisa en ese rostro tan juvenil y bonito—, ¿quieres tomar algo? —su voz era tan nerviosa que ambas chicas sintieron ternura por ese extranjero. —No recibo bebidas de extraños —Su voz era dulce y seductora poniendo nervioso a James, el acento no era australiano si no era un acento neutro y elegante en el que se entendían las palabras, a James le pareció bonito—. ¿Qué puedes tener tu para aceptar tu bebida? —Esa mirada azul traspaso al pobre James poniéndolo más nervioso. —N-no ten-go otras inten-ciones —Sus manos se movían rápido en negación— ¿Tal vez solo un jugo? —mencionó inseguro. —¡Hola! ¡hola! Señoritas —Apareció Daniel bastante confiado mirando a la chica rubia, esta le vio por unos segundos—. Soy Daniel Dawson, vengo de New York, Estados Unidos —Su voz era confiada y relajada, la chica rubia solo asintió sin ningún interés mientras la castaña le sonrió. —Qué hacen dos extranjeros por aquí, tal vez ¿turismo o trabajo? —mencionó la castaña de ojos claros que era bastante atractiva. —Yo turismo, diversión o lo primero que me llame, James es más responsable —El chico se mantenía callado tratando de tranquilizar sus nervios—. ¿Por qué no nos divertimos los cuatro? —No, gracias —Por fin la chica rubia le dirigió la palabra deleitando los oídos de ambos chicos. —No podemos aceptar porque esperamos a alguien —mencionó sincera la castaña que les sonrió a ambos. —No sabíamos que tenían novios —dijo James con pena todo lo contrario a Daniel que le importaba si tenían pareja de todos modos sólo quería satisfacerse y nunca más les volvería a dirigir la palabra. —Es un asunto diferente al tener pareja —mencionó la castaña que se veía interesada por Daniel; él le sonreía sin ninguna vergüenza—, por cierto, soy Zelinda. —El gusto es mío —mencionó Daniel con una sonrisa bastante complacida. James reaccionó ante tal incomodidad de la rubia que veía con desagrado la situación. —Si no quieres aceptar la bebida no hay problema, nos podemos retirar —mencionó de manera respetuosa a la chica, esta le miró detenidamente. —Eres bastante comprensible, bien… aceptare tu bebida —James no pudo ocultar su sonrisa y solicitó la bebida para la chica. —Eres bastante seria —Se atrevió a mencionar Daniel mientras James regresaba con la bebida. —Una chica no puede andar por la vida sonriendo como si me agradaran las personas —James le dio la bebida—. Gracias, supongo. —¿Podemos acompañarlas? —preguntó Daniel no entendiendo la indirecta de la rubia. —Tenemos negocios que hacer, tal vez en otra ocasión. —Dame tu numero para quedar —le mencionó coqueto a Zelinda que se veía más interesada en él, le extendió un papel y la chica escribió su número. —¿No me pedirás mi numero? —La rubia le dirigió la palabra al chico tímido de ojos azules grisáceos. —No es que no quiera hacerlo, pero parece incómodo para ti —Audrey a sus veinticinco años nunca se había encontrado con un chico como él, era interesante. —Dame papel —El chico con nervios se lo dio, Daniel veía la interacción de ambos y le molestaba; algo había entrado en el en contra de esas miradas—. Soy Audrey —Miro a la persona que esperaban dirigiéndose a ellas—. Nos vemos, James —Un hombre de ropa oscura llegó por ellas mirando a los dos chicos que se sintieron intimidados por el aura del hombre alto; se fueron asustados a una parte alejada de la mesa de esas chicas. —Al parecer alguien se ha flechado —James negó un poco sonrojado. —Audrey es muy bella. —Sí, lo es —dijo Daniel apoyando la conclusión de James. —Debemos regresar tengo que seguir con el trabajo que mi padre me ha solicitado. —Vamos —Ambos chicos se fueron al cuarto de hotel que compartían.