En Todos los Sentidos

ONCE

Había pasado el mejor momento de mi vida, estaba feliz y, finalmente, había conseguido olvidarme de todos los problemas que nos rodeaban, era mejor que hacer yoga, o pretender que la hacia con las chicas de youtube.

Habían pasado dos días desde que Aiden y yo lo habíamos hecho, Y no precisamente lo que ustedes piensan, dado que, él aún se negaba, me sorprendía demasiado aquello, si la mayoría de los hombres estaban esperando el mínimo descuido para acostarse contigo, pero bueno, ese no es el punto; el punto es que habían pasado dos días sin que pudiéramos hablar, y eso de cierta forma me hizo sentir utilizada, como si no me fuera a llamar más después de abrirme con él, literalmente.

El primer día había sido una loca ansiosa y le escribí como a la media hora de que se había ido a su casa, un mensaje efusivo, a decir verdad, pero creo que no asustaba, aun así, me respondió con un seco y tajante "Estoy ocupado, te hablo después".

Por supuesto que me ofendí, como tienen una jodida, puta idea, sin embargo intente mantener la calma y confiar en su palabra, que no había sido la mejor, pero ahí había una promesa, y confiaba en el.

Y que gran mierda!

El "te hablo después" pronto se convirtió en un hablamos mañana, y el mañana llego, el hablamos, jamás. Así que, como la chica orgullosa y digna que era, tampoco le escribí, Que se creía? solo era un idiota sin compromiso emocional.

Con Olivia todo seguía igual, desde luego, ni que fuese a cambiar en dos días, ninguna había vuelto a contactar a la otra, y por lo que veía en las redes, estaba muy feliz con el inservible de su novio, lo detestaba tanto, en ese mismo momento, a ambos, ¿cómo lo había perdonado tan pronto? aparte, ni siquiera la trataba como se merecía.

Estaba tan frustrada, y todo se reducía al mismo factor: Aiden.

¿Realmente era de esos que fingían querer estar contigo y luego desaparecían? Tremenda mierda.

Lo único bueno que había sacado de todo lo sucedido en los últimos dos días y medio, había sido la partida de mi prima, esperaba y no quisiese volver a visitarnos jamas.

...

Pasaron otras dos semanas en las que no volví a saber de Aiden, ni siquiera del teñido aquel, de quienes sí volvimos a saber, fueron de los ladrones, que al parecer volvieron a retomar su odisea y se la tomaron realmente en serio. aparecían todos los días, asaltando cada casa como acostumbraban, te ataban, se llevaban todo lo de valor y desaparecían con todo dejando a las personas atadas en su propia casa; algo que sí noté, fue aquello que había mencionado Aiden aquella noche, ni mi casa ni la de Liv habían sido asaltadas. Era muy extraño, ¿por que le harían caso a el?

No me importaba.

Ya no mas.

Entonces, hice lo que haría cualquier chica madura, bloquearlo de todos lados, por mi, podría irse a la mierda y quedarse allá por siempre.

—Ivvy —rodé los ojos por enésima vez en el día; Sabrina se empeñaba seriamente en no dejarme en paz— Ivvana.

Volvió a tocar la puerta insistentemente, sabia que si quisiera abrirla, ya lo habría hecho, porque posee llaves, así que aprecié el que respetara mi privacidad y me levante a abrirle.

—¿Qué quieres?

—¿Quieres que salgamos?

—No, Sabrina.

—Porfis —juntó sus manos, implorándome.

—Que no quiero —caminé hasta estar frente al espejo, ¿podría ser posible que me creciera el culo sin hacer nada para que eso sucediera? Parecía que sí. Aunque...

—Ivvana, ¿me estás escuchando?

—La verdad no.

Suspiró caminando hasta donde yo estaba.

—Ivvy, no deberías estar así por él —giré la cabeza como la niña del exorcista.

—¿Qué dices?

—Lo que escuchaste, estás así desde que...

—Ni digas su nombre, Sabrina, y te equivocas, no estoy así por esa persona, es más, ni siquiera estoy de ninguna forma, soy igual que siempre.

—No te mientas, un escenario normal serías tú tirada en algún mueble viendo algún tutorial para recrear.

Maldita sea, ¿por qué tenía que conocerme tan bien?

—De verdad no sé de qué me hablas, Sabrina, si no te importa, estaba en proceso de tomar una siesta.

Suspiró, dándose por vencida, sin embargo, se mantuvo ahí, de pies frente a mi.

—En dos días inicias la universidad.

¡Mierda!

El recordatorio hizo eco en mi cerebro, realmente lo había olvidado. ¡Debí continuar tomándome mi año sabático!

—Cierto.

—Podemos salir a comprar cosas —intentó persuadirme, o ya lo había hecho.

—Te saliste con la tuya, pero que conste que no te llevas el mérito.

—No quiero llevarme ningún mérito, Ivvana, sólo quiero ayudarte a ser más sincera contigo y conmigo.

—Soy sincera conmigo, contigo no creo que lo merezcas cuando tú no lo eres conmigo.

—Es plato aparte.

—Lo es porque tú lo dices, pero tranquila, no seguiré insistiéndote.

—Ñiñiñi, eres tan insoportable.

—Bueno, vamos.

—¿No vas a cambiarte?

Me observé a mí misma llevando una pijama de lunares bastante básica.

—Quien es lindo, lo es como sea.

—Nadie ha dicho lo contrario, pero... ¿Sabes qué? haz lo que quieras.

—Eso hago, hermana.

Salí detrás de Sabrina, quien hacía repiquetear sus llaves a medida que avanzaba. Había hecho hacían varios días, la lista del mall con Sabrina, debía comprar pocas cosas porque mi querida hermana mayor, aparte de controladora y manipuladora, también era una exagerada paranoica, así que cada trimestre compraba mucho más de lo que podía siquiera pensar utilizar.

Subimos al auto, y así emprendimos el viaje al centro comercial, wow, en serio tenía bastante sin salir, creo que la última vez que lo hice fue la misma última que intenté verme con Olivia y ella misma nos saboteó. Ya ni sé si seguimos siendo amigas.

Al llegar al centro, dejamos el auto con valet parking, un tip para cuando hay fila para estacionarse, y entramos.

—Está asquerosamente lleno —expresé arrugando la cara.

—Es que todos dejan todo para último.

—Incluyéndonos —sonreí burlona.

—Incluyéndote —me corrigió levantando una ceja— ¿por dónde empezamos?

—No lo sé, ya quiero irme.

—Pues ya estamos aquí, camina.

Ya que mi hermana tenía experiencia en esto de comprar útiles, dejé que encargara, prácticamente, yo estaba ahí sólo para hacer elección de algún color, forma o diseño.

No recordaba lo emocionante que llegaba a ser eso, me lo estaba disfrutando, excepto la parte en la que entramos a una tienda y cada persona se tomó la molestia de voltear a verme sin disimulo, por la pijama, supongo; pero bueno, me daba igual, no fue cool, pero me daba igual.

—¿Esto es todo?

—Creo que sí.

—Entonces vamos a comer algo porque muero del hambre.

—Pero no hace ni cincuenta minutos que comiste —me quejé.

—¿Y no tienes hambre?

—No, pero me apetece un café —Sabrina arrugó la cara en una mueca de asco— ¿Qué?

—No, nada. Vamos entonces.

Continuamos caminando hacia cualquier cafetería, Sabrina empujó la puerta de cristal dando un paso al interior de loca, hice lo mismo, sin embargo, se dio la vuelta rápidamente chocando de frente conmigo.

—Mejor vamos a otro lado.

—¿Por qué? me gusta aquí —¿ven que estaba loca?

—Eh... porque no me gusta aquí.

—Pero tú fuiste quien empezó a caminar hasta aquí —la miré extrañada.

—Sí, pero al entrar noté que huele demasiado a café, sabes cómo me pongo.

—Es una cafetería, ¿qué esperabas? —Sabrina rodó los ojos dejando de lucir como una demente asustada— oye, ¿estás bien?

—Sí, obvio, ¿por qué no iba a estarlo? —frunció la boca mientras la miraba atentamente, intentando buscar algún atisbo de mentira.

Claro que estaba mintiendo, pero igual no la iba a presionar, que continuara con su misterio.

—Vamos.

Empezó a alejarse, sentí tanta curiosidad de saber porqué aquel cambio repentino, no me parecía que el supuesto olor a café fuese el problema. Eché una última mirada hacia el local, había un chico mirando en nuestra dirección, a mi, específicamente, y me sonrió, o eso pareció.

Que raro.

Volví a andar cuando el tipo tomó su teléfono y troté un poco hasta alcanzar a mi hermana.

—Oye, ¿vist... —estaba con su teléfono, tecleaba algo mientras sonreía, volví la vista al local, extrañada, y el tipo también sonreía mirando su celular; ¿será qué...? no, no lo creo. ¿O sí?

—¿Ah? ¿me hablabas?

—No, despreocúpate.

Tenía que averiguarlo cuanto antes, por fin mis días volvían a tener alguna emoción de adrenalina.