CUATRO

2550 Words
Ivvana ☻☻☻ "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy" Citó antes de propinarle un tiro directo en la frente. Y yo lo vi todo. Seguro que estaba pálida y seguro que debía estar alarmada sin embargo tuve que asustarme cuando ninguna de esas dos cosas pasó, me sentí extrañamente satisfecha de saber que ese hijo de puta estaba muerto, hasta me quedé presenciando la sangre saliendo del punto por más tiempo del que lo haría cualquier persona normal. —¿Está muerto? —había visto gente sobrevivir de balazos como ese, en películas, pero no hay imposibles. —Para variar. Ya se había vuelto un dolor de cabeza desde hace mucho. —Pero, tú... ¿por qué demonios tienes un arma? ¿Eso es legal? —Tener un arma es legal aunque no sea mi caso —lo miré con cara de en serio. —Tendrás problemas. —No. —Pero acabaste de mat... —Ven. —Pero ... —Que vengas, j***r. —Es que —me corté yo misma al ver su cara de enojo y lo seguí, me detuve dudosa al ver el callejón por el que me estaba guiando. —¿En serio vas a dudar a estas alturas? —soltó como si hubiese percibido mis pensamientos. —Yo... no dudo de ti, estoy agradecida pero quiero saber a dónde me llevas. —A tu casa. —¿A mi casa? Mi casa no es por ahí. —Por ahí está el medio que te llevará a tu casa —explicó volviendo a caminar, no me quedó más que seguirle. —No quiero añadir más favores a la lista. —Y dale con lo mismo. —Puedo llamar a mi hermana para que pase a recogerme, ella debe estar preguntándose por mi y mi Olivia... espero que esté bien. —Seguro que sí, el cobarde de su novio piró apenas escuchó el primer ruidito. —No lo defiendo pero es la reacción normal de cualquier individuo con sentido común, a menos no dejó a mi amiga tirada. —Porque estaba en el auto con él. —Bueno, entonces estamos buscando tu auto. —Sí. Agradecí cuando él se detuvo unos segundos hasta que lo alcance y empezamos a caminar a la par. La luna era la única iluminación que teníamos, no había nada más ahí que proporcionara luz, y yo que de por sí era medio míope, me abstenía a nno perder a Aiden, sobre todo cuando llegamos a un área donde habían hombres, muchos hombres, unos quince mal contados. Ninguno me inspiraba confianza y mi reacción fue agarrarme del brazo del ojiverde, no dijo nada. Seguimos caminando, de alguna manera me sentía segura caminando junto a él aunque esos hombres estuvieran mirándome como si fuera un trozo de filete cuando se estaba acostumbrado a comer piltrafas. —No entiendo la necesidad de haber dejado tu auto a tanta distancia, cualquier persona normal lo habeía estacionado frente al local. —Sólo estaba ahí por Ryan, iba de pasada cuando me llamaron preguntando por él, y como él frecuenta ese lugar. —¿Tú no? —No. Pasamos la parte de los hombres, ninguno me tocó ni me habló, se limitaron a sólo mirar y creo que fue gracias a la compañía. —Espera aquí, por nada del mundo te muevas de ahí, voy a buscar el auto y vuelvo. Aiden se alejó dando zancadas, había soltado aquella advertencia que a mi me sonó más a reto. Ese sí que era mi defecto. Antes que lo pensara mejor me vi caminando en dirección a la puerta por la que había entrado, tampoco había luz, así que prácticamente andaba palpando la pared. El pasillo era largo y recto, así que no me fue tan difícil seguir caminando a oscuras. No divisé ninguna puerta o algún indicio de hacia dónde se había dirigido Aiden, ¿no se suponía que los pasillo guiaban a algún lugar? ¡Obvio! Pero yo nonestaba teniendo ningún éxito, además ¿cómo diablos había entrado él un auto ahí si aparentemente aquella era la única entrada. Era obvio que me ocultaba algo y aunque no era de mi incumbencia y tampoco era respetuoso, tomando en cuenta que me había salvado dos veces, mi curiosidad me obligaba a querer saberlo, ella siempre fue más grande que mi voluntad. De un momento a otro me encontré con el final del pasillo, no había nada hasta que giré, di dos pasos y encontré una puerta de metal que entredejaba ver luz por la ranura de abajo. Ni escuchaba voces pero ese seguro que era el sitio donde estaba Aiden. Abrí la puerta con mis habilidades de espía adquiridas de youtube, no funcionó, la puerta emitió un chirrido horrible, seguro que no necesitaban alarmas con esa jodida puerta. Esperé un rato ahí por si acaso alguien había escuchado algo para después seguir andando ya con una clara luz que me permitía ver. Andé con decisión hasta toparme con otra puerta, estaba claro que igual iba a abrirla, pensé en la posibilidad de que esa no chirriara. No todas las puertas soltaban chirridos, ¿verdad? Me acerqué con pasos decididos y estiré mi mano hacia la barra de la puerta pero entonces esta fue apartada de un manotazo que me hizo mirar mal al responsable. El teñido salió de algún lado y me hizo un gesto de silencio cuando abrí mi boca para reclamarle. —No deberías estar aquí riquita —se cruzó de brazos frente a mi con una expresión divertida. —¿Riquita? —también crucé los brazos a la defensiva. —Tú me has llamado telido, es justo que te tenga un apodo cariñoso también, riquita. —¿Y eso te parece a ti un apodo cariñoso? —Claro, es tan cariñoso como teñido, riquita —rodé los ojos soltando mis brazos— eres muy curiosa, ¿no? —Algo —encogí los hombros con indiferencia. —La curiosidad mató al gato. —Lo sé. —Que bueno —dio dos pasos y me agarró del brazo obligándome a andar. —¡Oye, suéltame! —Shh —me shitó mirando alarmado hacia la puerta que estuve a punto de abrir. —Si no me sueltas, grito. —Si gritas, vas a morir. —Tú no vas a matarme. —No, yo no —decidí no seguir oponiéndome porque pareció serio al decir aquello, igual no creía que fuera hacerme daño, su hermano me había ayudado. —Suéltame que ando sola. —Aquí estás más segura —me soltó cuando llegamos al pasillo oscuro otra vez. —¿Más segura? No creo que haya algún peligro ahí, tu hermano acaba de entrar. Me miró con gesto de sorpresa, no entendí el motivo hasta que sopesé mis palabras, más justamente el hermano. Al final esbozó una sonrisa divertida. —Así que te lo contó, significa que ya eres oficialmente mi cuñada ¿no? —quisiera. —¿De qué hablas? No. —Pues le importas. —Nos acabamos de conocer, ¿cómo voy a importarle? —Te salvó, ¿no? —Sí, pero es la reacción común de la gente al ver a otra en peligro. Soltó una carcajada. —Aiden es... bueno, olvídalo riquita, riquita... no sé si cambiarlo por cuñada —tocó varias veces su mejilla con un dedo— o mejor... —Ivvana está perfecto, o Ivvy. —¿Me vas a llamar Ryan? —Teñido me gusta más. —Que casualidad, igual que a mi me gusta más riquita, riquita —payaso. Me preparé para contestarle cuando la puerta del pasillo, la que tenía la luz por debajo, se abrió dejando ver a un Aiden serio en ella, ni siquiera me había visto, estaba con los ojos fijos en su hermano. —¿Quién era? —le preguntó. —La riquita. —¿La riquita? —La riquita —me señaló entonces sus ojos se possron en mi con enojo. Oh, oh. —Ivvana... ¿es que no puedes...? Olvídalo. —No creo que un auto quepa por aquí, ¿tu sí, teñido? —Si lo pones de lado, yo creo que sí —respondió pensativo. —Mmm, sí, es cierto pero por la puerta no cabe aunque lo pongas de lado. —Entonces no, un auto no cabe por aquí —aseguró y me reí, bueno, me empezó a caer bien. Aiden entendió la indirecta pero no dijo nada, parecía enojado y eso sólo lo hacía mucho más sexy de lo que ya era, y sin pretenderlo, no quería ni saber cómo rayos se vería si pretendiera serlo. Debería ser ilegal poseer tanta belleza. —¿Me llevas, hermanito? —Aiden detuvo el paso mirando mal a su hermano y luego a mi. ¿Y yo qué culpa tenía? —¿Qué parte de no se lo digas a nadie no entendiste? Ah, era eso. —No sabía que el teñido no supiera que era tu hermano, pido perdón —Ryan soltó una carcajada ganándose otra mala mirada. —No juegues. —No juego —respondí inocente— ya, te juro que no se lo diré a nadie, sólo est... —Ven, el auto está por aquí —el teñido y yo lo seguimos a ptra puerta en el mismo pasillo, ¿por qué yo no la había visto? La abrió dando vista a una especie de garage...no, estacionamiento gigante con un montón de autos lujosos aparcados ahí como si no fuera la gran cosa. Mi boca se abrió con sorpresa, nunca había visto tanto lujo en una misma habitación y mucho más cuando Aiden desbloqueó un jodido deportivo n***o con cristales polarizados. —¿Qué riquita, disque tú no tienes uno así? —De hecho no tengo ninguno. —Seguro porque no se lo has pedido a papá —dijo y antes qye yo dijera algo, Aiden lo miró de formá amenazante. —No tengo papá —declaré y el chico pareció realmente arrepentido de haber dicho aquello. —Ah, yo... lo siento, si te hace sentir mejor, yo no tengo mamá —ignoró la mala mirada de su hermano— tu mamá podría casarse con mi papá, ¿no Aid? —No vuelvas a llamarme así. —Aunque eso nos haría hermanos y a tu novio no le convendría eso. —Déjate de tonterías y sube al maldito auto o te dejo aquí tirado. —¿Por qué no tienes auto? —Por la misma razón que tu h... —Aiden carraspeó— que tú, no. —Eso fue golpe bajo, Aiden —lo miré mientras él abría la puerta del copiloto— pudiste pedir un auto más económico y darle el resto del dinero al teñido para que se compre uno. —Por fin alguien se preocupa por mi. —Él no tiene un auto porque es un irresponsable, sube —me señaló la puerta que había abierto. —Oye, pero antes iba yo ahí —se quejó el teñido. —Como vuelvas a quejarte, te quedas aquí. Ryan no dijo más y subió a la parte trasera del deportivo, una vez todos dentro, Aiden puso en marcha el auto. El teñido no se callaba, hablaba más que una cotorra y no me quejaba porque a mi también me gustaba hablar así que estábamos compartiendo palabras mientras Aiden lucía irritado y el hermano se burlaba de él. —... Entonces nuestro querido Aid, se le comió el culo asado a una rana pensando que era carne común —terminó de contar soltando carcajadas, yo estaba impactada de asco y miré a Aid quien tenía el ceño levemente fruncido. —¿Es cierto, Aiden? —no se molestó en responder pero su expresión me hizo reír bastante, de un momento a otro estaba carcajeándome con el teñido, nunca pensé estar carcajeándome en un auto con dos chicos guapos. Sí pensé estar en un aito con dos chicos guapos, pero definitivamente no carcajeándome— oye, no pasa nada, de pequeña me comía la tierra. Animé poniendo mi mano en el puño que sostenía la palanca de cambios. —¿Quién no se comía la tierra? Eso no es nada del otro mundo. —Aiden se comía el cement... —el teñido se cortó a sí mismo cuando Aiden lo miró a través del retrivisor, unos minutos después estuvimos frente a mi casa— uh, tremenda casa, riquita, ¿me invitas a pasar? —No vas a pasar a ningún lado —salí del auto después de que Aiden lo hizo, escuchamos otra puerta cerrarse, Ryan había salido. Ambos me acompañaron hasta la puerta, metí la llave en el cerrojo y le di vuelta al pomo en el momento justo que la puerta se abrió. Casi caí al suelo y mi hermana me miraba con cara de espanto y alivio en partes iguales para despyés transformarse en enojo. —¡¿Qué mierda Ivvana?! —me gritó enojada pero me abrazó, ¿quién la entendía?— estaba a punto de ir a buscarte, estás en serios problemas —pronunció aquello sin dejarme hablar hasta que notó a los dos hombres detrás de mi y me giré a su lado para explicarle. —Ellos me trajeron. —¿Ellos? —pronunció Auden con una ceja levantada. —¿Y que mierda pasó que tu amiga llegó y el idiota ese...? Te dije que era una mala idea, ¿te lo dije o no te lo dije? —ni siquiera sentí vergüenza de que estuviese gritándome frente a los chicos guapos. —Bueno, hubieron inconvenientes. —¿Qué tipo de inconvenientes, Ivvana? —Eres tú versión más mayor —el teñidp elevó la voz— ¿serás así de gruñona cuando tengas su edad? Oh, oh, mala idea teñidito. —¿Y tú quién diablos eres? —puso los brazos en jarra— mejor no me digas, no me interesa, el que hayan traído a mi hermana no te da el derecho de opinar sobre mi personalidad, no te importa peliteñido —Ryán abrió la boca realmente ofendido y yo no pude evitar largar una carcajada que para mi sorpresa armonizó con la de Aiden. —¿Qué coño tiene la gente con pensar que soy teñido? Mi rubio es natural. Sabrina lo miró con burla. —Sí, claro amiga —resaltó sonriendo y Aiden rió más— tu rubio amarillo es bastante natural. —¡Que sí es! Pregúntale a Aiden, ¿No es natural? —Aiden se enogió de hombros sonriendo y Ryan se puso rojo. —Ya deja el drama, teñido —puse una mano en el hombro de Ryan— ella es Sabrina, mi hermana mayor, Sabrina, este es el teñido, alias Ryan. —No te pases, riquita. —Y este es Aiden. —Tu novio —agregó Ryan y Sabtina me miró inmediatamente con curiosidad. —¿Tú novio? Tanto que me vives reclamando a mi y tienes un novio y no me dices. —No somos novios —aclaró el pelinegro hablando por primera vez. —¿La estás negando, pendejo? Por Dios, todos son unos imbéciles —de un empujón terminé dentro de la casa y lo siguiente que vi fue a Sabrina cerrando la puerta detrás de ella— tú tienes muchas cosas que explicarme, niña.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD