SEIS

4316 Words
Ivvana ☻☻☻ Tener a mamá en casa suponía dos cosas: caos y caos. Pero no un caos caótico, sino un caos  más sinónimo de desmadre. Realmente me encantaba la personalidad de mamá pero como que se pasaba a veces. Cuando estaba en el instituto y había reunión de padres, siempre salía avergonzada con alguna cosa que hacía mamá hasta que todos mis amigos empezaron a verlo como cool y empecé a aceptar su forma de ser tan ella. Juraría que mamá hizo su profesión por inquisición de mi abuela y no por vocación porque tenía demasiada energía y era muy extrovertida para ser  sólo médico, pero descartaba la idea al saber que era tan buena en lo que hacía. La extrañaba cuando se iba por semanas y hasta meses, pero sabía que era necesario por ello la disfrutaba bastante cuando estaba con nosotras, o al revés. ¿Podían creer que nos llevó a la discoteca? ¿Y que bailó con hombres como si fuera una jovencita de veinte? Vieja no estaba pero bueno. —¿Y hoy que se te ocurre, mamá? —me senté en su cama mientras ella tecleaba algo en su laptop. La señora del servicio, que recién había contratado porque ella merecía descansar, salió llevándose una bandeja. —Espero que nada porque tengo que ir a la universidad —intervino Sabrina. —Podemos hacer cosas sin ti, ¿sabías? —ataqué. —Claro que no, no pueden. —Sí podemos. —Que no. —Que sí. —Dije que no. —Y yo que sí. —Y yo q... —Niñas, déjenme trabajar —nos riñó mamá con seriedad. —¿Trabajar? ¡estás de vacaciones! —Esto es lo que se hace para conseguir lo que quieres. —¿Trabajar hasta morir? Pues ya me vi —comenté tirándome boca arriba. —No todo es fiesta y baile, Ivvy. —Ajá —su teléfono sonó interrumpiendo, ella se levantó a contestarlo saliendo del cuarto. —Te pasaste con decirle lo de mi novio a mamá —Sabrina empleó una cara de seriedad que me hizo reír. —Suerte que no le dije que finjes estudiar y te vas con él —le digo devuelta. —No es cosa tuya. —Sí es. —No es. —Sí es. —Oye y tu ¿qué te traes con el chico lindo de ojos verdes? —Fue amor a primera vista —expresé con sarcasmo. —Vi cómo lo mirabas. —Porque está bueno, nada más. —Sí está bueno y yo no lo miraba así. —Porque tienes novio. —¿Y? —Ay ya, ¿le dijiste o no a mamá quién es tu novio? —No. —¿Cuál es el misterio? Mamá es una apoyadora, es imposible que te diga algo, además eres mayor. —Hasta que lo entiendes. —Pero es que yo sólo quiero saberlo por curiosidad, tú haces lo que quieras. —Lo sé. —Pues dime. —Si no se lo dije a mamá, menos a ti. —¿Es que es feo? Ella rió. —Para nada. —¿Viste raro? —negó— ¿habla como niña? Soltó una risotada. —¿Qué razones son esas? —Unas válidas para que no quieras presentarle tu novio a tu hermana favorita. —Pfff. —¿Es un delincuente? —su expresión cambió notablemente y confirmé que mi teoría no podía estar tan errada cuando la intentó cambiar— ah es eso. —No, claro que no. —Sí es, te conozco. Al menos dime qué hace antes de juzgarlo porque sé que uno no elige de quién enamorarse. Aunque no sé cómo un delincuente va a estar en el mismo ambiente en que te mueves tú, ¿qué cosas raras haces, Sabrina? —Déjame en paz, no es un delincuente. —Oh, vamos, dímelo. Si no es asesino, ladrón o vendedor de droga, te lo puedo aceptar. —¿Y qué otras cosas hacen a una persona delincuente? —inquirió. —¿Qué me crees? ¿Google? —Idiota —sonríe. —¿Me vas a decir o no? —Y... —Tendré que volver a irme —ambas miramos a mamá estáticas cuando apareció por la puerta con su celular en mano. —¿Cómo así? Acabas de llegar. —Sí, lo sé, pero tengo una responsabilidad grande. —Pero mamá —me quejé. —Saben que no es mi deseo, sino mi responsabilidad. —También es tu responsabilidad pasar tiempo con tus hijas —reclamé. —Oh vamos, Ivvy —se acercó y besó mi frente— no te pongas en modo irritante. Tengo que irme ahora mismo, es un vuelo de seis horas. —Tendré que demandar a tu jefe mamá —indicó Sabrina abrazándola. —Tecnicamente mis jefes son mis clientes, ellos son quienes me mandan a llamar y no puedo negarme. Rodé los ojos. —Ya ni ser independiente se puede —la abracé igual mientras ella nos decía palabras de despedida. —Cuídense mucho y tú, Sabrina, cuando vuelva vas a presentarme a ese novio tuyo —fue lo último que dijo antes de irse. ☻☻☻ Sabrina en la universidad, mamá de camino a sabrá Dios dónde y Olivia castigada con restricción de visita, especialmente si era yo. Una vez estuve a punto de hablar con ella cuando se me ocurrió llamar al teléfono fijo, iba a hablar ella y su madre le quitó el teléfono, me llamó sonsacadora y colgó.  Según yo, hasta me bloqueó porque no he vuelto a poder comunicarme a ese número. Decidí que sería buena idea pasarme el día viendo más tutoriales en youtube, al menos mamá dejó a la empleada y no tendría que pasar hambre. Me encerré en mi habitación y encendí la pantalla en el momento justo que apareció una llamada de número desconocido. Mi mente pensó en Aiden. Contesté. —¡Ivvana! —¡Liv! Dios, al fin logro comunicarme contigo. —Oye, siento mucho lo que pasó, lo del local y lo de mi mamá, intenté explicarle pero sabes como es. —No pasa nada, ¿cómo estás? —Ahogándome en el aburrimiento. —Que casualidad, somos dos. ¿Y cómo es que te has comunicado conmigo? ¿salió tu mamá? —Estoy en mis clases de defensa personal —ah, con razón— le pedí el teléfono prestado a un amigo. —Tienes tantas cosas por saber, pero no vamos a gastarle el saldo a tu amigo. —¿Y si me escapo? —¿Segura que tu mamá no te tiene un rastreador? —Creo que no —respondió siguiéndome el juego. —Mejor no nos arriesgamos, ya voy yo. —Sí, sí, te mando la dirección por sms. —Va, la espero —colgué. Me fui directo al baño, me duché sin mojar mi cabello y salí en tiempo récord, las clases de Olivia duraban tres horas y seguro que tenía una allí así que debía llegar cuanto antes. Me vestí con leggins y top, envolví mi pelo ondulado en un moño alto, perfeccioné mis cejas y salí de mi cuarto. Repasé si llevaba lo necesario mientras caminaba a la puerta, puse el código de salida a la alarma y abrí la puerta. Mi vista viajó a la entrada y la sorpresa fue notoria cuando vi a Aiden bajando de su deportivo n***o. Mi primer impulso fue acomodarme la ropa aunque no hubiera nada que acomodar, el segundo escanearlo de arriba abajo. ¿Cómo era que una simple camiseta lisa podía lucir tan sensacional en alguien? No supe si fue mi mirada de acosadora o que ya lo tenía planeado pero se giró hacia mi y entonces me sonrió dando varios pasos hacia mi. Hice lo mismo. —Ivvana —detuvo frente a mi con un aire divertido. —Aiden —respondí de igual forma— ¿cómo estás? —No mejor que tú —contestó antes de lanzarme una mirada de arriba abajo que me dejó con una efervescencia extraña. ¡¿No mejor que yo?! ¡Ja! —Gracias por la humildad —sonrió cruzando los brazos, fue inevitable no contemplar la forma en que estos se marcaron. ¿Tendría cuadritos? ¡obvio que sí! Que tonta. No iba a tener ese aspecto y no tener cuadritos, desde luego. Y una imagen de su cuerpo semidusnudo... quizá debería invitarlo a compartir una tarde en nuestra casi inútil piscina o bueno, debía hablar con Sabrina para que me pasara su i********:, seguro que ahí debía tener fotos de traje de ba... —¿Ivvana? —¿Eh? —sus labios formaron una sonrisa burlona y quise que me tragara la tierra. Suerte que no hizo ningún comentario vergonzoso. Carraspeé— ¿me decías? Esperé que saliera respuesta de su boca pero sólo rió. ¿Acaso se burlaba de mi? Rodé los ojos y me moví haviendo resonar mi juego de llaves. —Te pregunté si tenías planes porque venía a acabar con tu aburrimiento eterno. ¿En serio? ¿Fue por mi? Mi emoción fue notable. —¿Por qué no me avisaste? —Me dijiste que preferías que viniera personalmente y eso fue lo que hice —¡Owww! Supuse que mi cara reflejaba mi conmoción porque me miraba extrañado. ¿Olvidaría a mi amiga por Aiden? —Tengo que ir a verme con una amiga, Olivia, sabes quien es —asintió— es que tenía desde el incidente de la cafetería sin verla. —¿Y no vive allí mismo? —Sí, pero bueno —solté una risita— digamos que hubieron incovenientes y su mamá la castigó y le prohibió verme. —¿Le prohibió verte? —frunció el ceño— pero estabas cuidándola, ¿no? —Sí, pero su mamá es rara y paranoica, no lo entenderías. Ahora voy a verla porque está en su clase de defensa personal  y es el único momento que tengo sin que su mamá esté de por medio. —Que raros son por aquí. —Sí, bueno. —Deberías tomar clases de defensa personal tú también. —Veo tutoriales en youtube. —¿Titoriales en youtube? Eso no sirve —mostré mi cara de ofendida. —¡Sí sirve! —Muéstrame entonces qué has aprendido. —No porque luego sudo y no quiero sudar —ignoré el que estuviese burlándose de mi en mi cara y empecé  a caminar a la salida cuando su mano tomó la mía. —Al menos déjame llevarte para que el viaje hasta aquí no haya sido en vano. —Te gusta que te deba favores, ¿no? —Me gusta ayudart... ayudar. —Ajá —entrecerré mis ojos en un intento fallido de intimidarlo hasta que acepté. Estar en el mismo auto que él fue mucho más llevadero de lo que creí, él era buena compañía. —Supongo que para la próxima querrás que te avise. —Claro, ¿adónde ibas a llevarme? Podría sopesar cancelarle a mi amiga. —Prefiero que tu amiga no me vea como una amenaza a sus reuniones clandestinas. —Es muy dificil no sentirse amenazado por ti —sus ojos viajaron a mi por tres segundos— digo, porque... porque eres... eres... Rió— no voy a decirte a donde iba a llevarte porque sigue en pie. —¿Sigue en pie? —prehunté soprendida. —Sí, mañana vengo a las tres. —¿Como una cita? No dije eso, ¿verdad? No, no lo dije, fue producto de mi imaginac... —Si así quieres llamarle, sí —mood: abochornada. Por suerte llegó a la plaza donde daban las clases de defensa, era un gimnasio también así que era un lugar muy concurrido. —Gracias mil. —De nada —fui yo quien se acercó a dejar un beso en su mejilla y salí del auto. Lo rodeé sosteniendo la cadena de mi cartera con una mano y el osito n***o en otra. Tenía una maña de llevar el llavero en la mano en lugar de asegurarlo en la cartera junto a mi celular y las demás cosas. Mi celular... ¡eso! Me giré en un movimiento y me volví hacia él. Dios, se veía tan sexy en ese auto. Me acerqué inclinándome un poco en la ventanilla bajada. —¿Tienes i********:? —Casi no lo uso pero sí. —Ah, ¿no subes fotos? —Sí, tengo algunas. —Que bien, ¿me lo pasas? —saqué mi teléfono abriendo la aplicación. —Claro —tecleé lo que me dijo, le mostré el perfil y asintió. No me precipité a mirar nada, debía disfrutar eso a solas y sin prisa. —También tu número de teléfono —le pasé mi celular para que lo tecleara— bien, gracias. Empecé a alejarme.. —¡¿No quieres algo más?! —Muchas cosas más pero no por ahora —me fui antes de empezar a sopesar mis palabras. A penas Olivia me vio saltó sobre mi abrazándome, gesto que le devolví de igual forma. Sí que la extrañaba, fueron casi dos semanas sin vernos. —Mi entrenador te está mirando el culo —me susurró en medio del abrazo. —Mirar puede, tocar, jamás. —Seguro te enseña gratis sólo para poder mirarte el culo. —¿Es tan así de pervertido? —Uff, ni te imaginas. A veces toca partes inapropiadas con la excusa de que fue sin querer. —¿Y lo permiten? —Te sorprendería saber que a muchas les gusta eso. —Hay gente de todo tipo. —Confirmo, ven. Olivia me llevó a un área donde habían unos sillones sin espaldar, habían otros dos chicos ahí, me presentó a uno como un compañero, a pteo como el amigo que le prestó el celular para hablar conmigo. Nos sentamos al otro extremo para tener un poco de privacidad. Pensé que en dos semanas nos ocurriría cosas más interesabtes pero eso era unaprueba más de lo aburrida que eran nuestras vidas. Necesitaba algo de acción, algo de adrenalina y por algún motivo sentía que Aiden podría dármela. Tras muchos minutos de hablar e intercambiar vivencias, me quedé con que mi amiga se había hecho novia de Stiven y a él su madre sí lo dejaba visitarla. ¿En serio? ¡Sí era un canalla! Aunque ella no lo sabía, seguro. Pero así era la vida. Me levanté con la espalda adolorida y recogí todo lo mío antes de irme, no queríamos que su mamá fuera a recogerla y armara tremendo escándalo. —Espero ser la primera en saber los detalles de tu salida con el chico sexy. —Sí, podría escribirte por sss. Me miró unos segundos transformando su cara en una expresión de alegría y asombro. —¡Oye, sí! ¿Por qué hasta ahora lo piensas? —Bueno, tú tampoco lo pensaste —me defendí— se me acabó de ocurrir, además ¿te crees que me sé tu sss? Ni me sé el mío. —Lo has de tener en tu portátil. —Pues no, la verdad. —¡Sí lo tienes! Una vez me mandaste una tarea por ahí. —¿Y cómo pretendes que lo encuentre? —Busca un tutorial en youtube. —Ah, sí, sí —la abracé— nos vemos, entonces. —No, nos hablamos entonces. —Sí, eso. Salí del local sintiendo unos ojos en mi, me giré y ahí estaba el dichoso entrenador mirándome, le hice una mueca cuando me sonrió con perversión. ¡Iugh! Llegué a mi casa, aún tenía tiempo de hacer algo productivo, así que me puse a ver un top de casas que sobrevivieron a un huracán. Los minutos se convirtieron en horas y cuando quise darme cuenta de algo, ya me estaba despertando de una siesta. Que linda manera de vivir. Agarré mi teléfono, tenía un mensaje de Sabrina avisándome que llegaría tarde, ya que savía su secreto, me avisaba si llegaba a la hora que debería llegar normalmente, o sea, a las tres o si se quería hasta las ocho para verse con su novio el delincuente. Quedé en que lo llamaría así hasta que me explicara todo. Entonces recibí una solicitud de seguimiento en i********:, cosa que me hizo acordar del papasito que tenía que stalkear. Lo busqué, tenía, por suerte, el perfil público. Solté un suspiro preparándome para lo que podía encontrar. No tenía muchos seguidores, cosa que me extrañó, 3,079 , para ser exactos. Deslicé mi dedo por la pantalla, las primeras tres fotos eran casuales, con una de sus típicas camisetas, serio, tenía un aire de chico malo tremendo, me gustaba eso. Toqué una y lo que sí me sorprendió fueron los comentarios, tenía muchísimos y cuando digo muchísimos, me refería a el triple de lo que tenía de seguidores. Los abrí. La mayoría eran de chicas diciéndole lo atractivo que era, otras le hacían comentarios pervertidos e idolatrándolo, tipo "me imagino esa boquita en lugares inapropiados" o, "si me escupes te lo agradecería", y no las culpaba, si yo lo vi y había imaginado escenas poco decentes con él. Aparte de que era el único chico que había logrado llamar mi atención en segundos. Bajé un poco hasta que aparecieron las fotos que ansiaba. Pero no estaba en una piscina, playa o algo así, sólo era una foto con pantalones de tela, sin camiseta en un espejo, tal vez su habitación. Y sí, tenía cuadritos  y alho parecido a un tatuaje en el área de la clavícula pero no se veía bien. Si en las fotos vestido tenía aquellos comentarios, ya podían imaginarse los que habían en esa foto. Seguí con la tatea de deslizar el deedo por la pantalla viendo la miniatura de otra foto, la toqué casi automáticamente. Salía de la cadera para arriba, tan sólo se apreciaba la pretina del pantalón más abajo de lo que debía estar dejando a la vista el inicio de su V. Con ver esa zona mi boca ya estaba seca y mi cabeza ansiando poder ver un poco más abajo. Su espalda estaba recostada medio ladeada del marco de alguna ventana, el sol iluminaba su pecho y la mitad de su cara resaltando el verde de uno de sus ojos, el otro era a penas visible. Sus labios carnosos y más rosados que nunca, una mano tumbada a un lado de la cadera y la otra semiabierta entre su cuello y clavícula, supuse que el tatuaje yacía debajo de sus dedos. Observé la imagen completa una vez más, no podía dejar de mirarla y noté el cosquilleo que se produjo en la parte baja de mi estómago únicamente con verlo. Era la foto más perfecta que había visto en mi vida. No tenía dudas. La guardé en favoritos y le hice una captura, esa foto iría directo a mi galería, desde luego. Bendita fuera la persona que le tomó esa foto... un momento, ¿quién le tomó esa foto? Maldita afortunada, dudaba mucho que haya sido tomada por un chico pero uno nunca sabe. El celular se me resbaló de las manos y logré atraparlo antes que llegase al suelo, la imagen se había quitado, y bueno, porque dudaba que lo hiciera yo  por voluntad propia. Seguí navegando por su perfil admirando la tremenda obra de arte que hizo Diosito. Sí que se había tomado molestias con él. Después de revisar su perfil noté dos cosas. 1, que es todo un adonis quien me salvó y 2, que no tiene fotos con nadie. Revisé sus seguidores, nadie en común, sus seguidos, menos. Abandoné su perfil no sin antes darle follow. Acaba de apagar la pantalla cuando una llamada la iluminó. Aiden. ¿Tenía que llamarme justo cuando me había puesto caliente por una foto suya? Igual contesté, obvio. —Hola. —Hola —su voz sonó increínlemente ronca del otro lado de la líne intensificando el calor que ya había empezado a sentir. ¡Que el señor me ayudara! —¿Acabas de despertar de una siesta? —curioseé, si no lo hiciera no fuera yo. —No, ¿por qué? —No, por nada, una suposición. —Mmm. —Y... ¿necesitas algo? ¿Ya pensaste qué quieres para pagarte los favores y me llamaste para eso? —Nunca te llamaría para eso —su voz sonó un poco fría. —Bueno, yo sólo decía. —En cambio... —oh no, ahí estaba el tono burlón, podría jurar que hablaba sonriendo— veo que tienes buenos gusto. ¿Ah? —¿Buenos gustos? —Mhm. —Sí, pero ¿por qué lo dices? —Por nada —por Dios, sí que podía jurar que estaba sonriendo y mi curiosidad sólo fue en aumento. —Aiden. —¿Sí? —¿Por qué? —Por nada, Ivvana, fue sólo un comentario. —Ya, me llamaste para hacerme un comentario sobre el buen gusto que tengo —eso no se lo iba a negar, claro que tenía buen gusto, por algo me gustaba él. —No sólo por eso —soltó una risita, se escuchaba tan sexy al teléfono— también te llamé para decirte que tu fotógrafo te sabe sacar los buenos ángulos. ¿Qué? ¿De qué habl...? Oh. —¿Me has stalkeado? —evité soltar una risa pero igual seguro notó que sonreía por el tono de voz. —Es lo que hace la gente normal, ¿no? Ahí sí reí. ¿Sabrá que lo stalkeé yo? No, no había forma de saberlo. —Mmm, no lo sé. —Sí que lo sabes —hizo una pausa— tú eres muy normal. No estará insinuando... —¿Qué insinúas? —¿Yo? —soltó con voz inocente— nada, nada. Bien, eso fue sarcasmo. —Lo que sea que insinúas no es cierto, que lo sepas. —Ya, pero no hablamos de mi, hablamos de ti. Maldito Aiden. Aiden ☻☻☻ Había recibido la notificación del seguimiento de Ivvana. Hice lo que toda gente normal haría, entrar a su perfil antes de devolverle el seguimiento. Tenía muchos seguidores, cosa que no me sorprendió, ella es... llamativa. Deslicé hasta toparme con la primera línea de fotos, toqué la primera, era un simple selfie al natural con la luz de sol en la cara resaltando esos ojazos. Una foto normal, pero se veía tan... ella, definitivamente nadie podría copiar la foto y lograr verse igual de bien. Se convirtió en mi foto favorita suya. Al paso que iba bajando encontraba fotos más interesantes, en la playa, en la piscina, en la disco, con su hermana, con su madre, con amigas que no eran la que me presentó aquel día y con ella. Quien la viera ahí pensaría que tiene bastante vida social y considerando lo que me había dicjo, no creía que eso fuera tan así. Aunque antisocial no era. Intenté no dejarme llevar por las fotos en bikini, podría jurar que toqué una sin querer y bueno, ¿ya qué? Tenía un bikini amarillo que resaltaba en su piel medianamente bronceada, lucía el pelo suelto, ondulado, nunca la había visto con el pelo suelto. Sólo la has visto unas tres veces. Como sea, se veía hermosa, y mejor ni hablar del cuerpo para que no me cogieran de pervertido, sólo diría que es perfecto, tanto que se me secó la boca y sentí la garganta seca. Ignoré los comentarios, en su mayoría de hombres, noté que respondía la mayoría. No conseguí bajar hasta el final de sus publicaciones, demasiadas. Así que salí siguiendo con la sensación de sequedad en mi garganta. ¿Me había puesto así por una foto? Si te consuela, no era cualquier foto. Tampoco cualquier chica. Volví a mirar notando una notificación de hacía unos minutos atrás, de mucho antes de recibir la notificación de Ivvana. La abrí y no pude ocultar la sonrisa. Le había dado like a una foto muy... peculiar. ¿Habría sido a propósito? Necesitaba saberlo, por lo que entré a mis contactos y con su número en la pantalla, lo hice. Llamé a Ivvana. Casi reí cuando me preguntó si acaba de despertar, atribuí su pregunta a lo de la garganta seca. Parecía no ser consciente de haber likeado mi foto y eso sólo hacía que me gustara más. —Ya, pero no hablamos de mi, hablamos de ti —le dije antes de escuchar un suspiro de frustración. —¡No hablamos de mi! —no pude evitar reír. —Que sí —respondí con calma— te había dicho que me gustaban tus fotos, dime, ¿quién te las toma? Debe ser afortunado quien lo haga. Silencio... segundos después habló. —Me las tomo yo, o mi amiga, o mi hermana —pude percibir una sonrisa en su voz cosa que me hizo sonreír a mi también. Este cucarachón ya se nos puso sentimental. —Oh, buen trabajo —escuché mi puerta sonar— bueno, tengo que irme. —¿Ya? —sonreí— digo, quiero decir que no... Solté una carcajada, esa chica era especial. —Antes de irme te daré un consejo —continué— la próxima vez que intentes stalkear a alguien sin que se de cuenta, procura no likear una foto sexy. Silencio... Por dentro estaba a carcajadas. —¿De qué hablas? —oh claro, fingir demencia. —Tú sabes, Ivvana, nos vemos mañana —y colgué. Podía pagar por ver su cara. Ivvana ☻☻☻ Colgó. Fue obvio que se refería a mi pero es que yo no había likeado ninguna foto sex... Oh no. ¡Oh no! Entré a su perfil en un santiamén, bajé hasta encontrar la foto y la toqué. JO-DER Le había dado like. ¿Cuándo carajos le había dado like? Ya podía ver a mi hermana negando decepcionada. Ni para eso sirves. Tantos tutoriales para nada.
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