Destinos Cruzados

El encantador

¿Quien era el encantador? Kimmi no lo recordaba y la chica no lo sabía.

Max removió sus recuerdos y fue cuando recordó:

Isabella Thorne y él se habían conocido por medio de Alexander. Él, en un momento de ruptura con Antonella accedió a una cita con una amiga de Isabella.

Sin embargo, el día de la cita Max nunca llegó ya que esa noche se reconcilió con su novia.

No obstante, en los recuerdos ausentes de Kimmi, se vió en una mesa esperando a Max hasta que alguien que ella ahora reconocía su presencia, su olor, y sus intenciones llegó.

Era él... el come almas.

—Isabella—murmuró Kimmi cerrando los ojos tan despacio como para aliviar el mal sabor que le había dejado su último recuerdo.

—Si.

—Claro... ya te recuerdo—dijo Max desanimado.

—¿Por que puedes verme?—se atrevió a preguntar Kimmi.

Isabella la miró con tristeza

—No lo sé. Supongo que tengo culpa por haberte dirigido a conocer al que quizás fue tú asesino.

A Max le hizo clic la respuesta de Isabella. Tal vez él podía verla porque la dejó plantada cuando era a él quien tenía que conocer esa noche.

Hubo silencio.

Max por lo menos se sentía agradado que Isabella pudiera verla, eso significaba que no se encontraba entrando a la demencia.

—Kimmi...—rompió el silencio Isabella.

—Hmmm.

—¿Quien era encantador?

Se encogió de hombros.

—Dijiste que conociste a una persona encantadora. Y al mes desapareciste.

—No lo sé. No lo recuerdo.

—Pero Cristina Si.

Ambos le sostuvieron la vista a la muchacha.

—¿Que sabía Cristina?

—Sabia quien era encantador. Por eso, aceptó a una cita de 4, porque yo le dije que tú y Max quedaron un día para encontrarse. De hecho, Cristina pensaba que tú eras encantador hasta conocerte.

—¿¡Que!? yo... no

—Claro, por eso recuerdo tener una fotografía de Max.

—¿¡Que!? ahora sí se fumaron algo, ¿de qué coño están hablando?

—Le mostré una fotografía tuya a Kimmi para que te reconociera ese día que iban a verse. Pero tú infeliz nunca llegaste.

—¿Ahora es mi culpa?—disputó Max

—¡Basta!—intervino Kimmi—. Debemos descubrir quién es... Isabella tienes que ayudarnos. Por favor.

—Kimmi... mi hermana acaba de morir por eso. Obvio buscaré al hijo de puta que la apuñaló y la golpeó y te juro que lo mataré con mis propias manos.

Más silencio

Lo que Max y Isabella no se imaginaban era que el come almas o el encantador estaba más cerca de lo que podían imaginarse. Y que cualquiera pudiera ser el asesino de Kimmi y Cristina.

Quizás Kimmi no tenía muy claro su propósito, su función en la vida de dos personas cruzadas, marcadas y seleccionadas para ser aniquilados.

Isabella Thorne estaba yendo muy lejos al igual que Cristina. Quería saber... investigar... conocer... y curiosear. Pero... ¿a qué nivel estamos expuestos?

Tal vez... todos los cercanos a Kimmi guardaban secretos. Cualquiera pudo asesinar a su familia y raptarla como rehén.

¿Un psicópata que la seleccionó en aquella cena que tenía que encontrarse con Max? ¿un novio celoso? ¿venganza por parte de sus padres? cual fuera el motivo era de igual de aterrador como adentrarse a un bosque que nunca debieron entrar.

El destino de Max era no conocer al asesino, y al asesino no tener cerca a Isabella.

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