Kimmi

1211 Words
Otra semana desde aquella cita que él y Bazz tuvieron. Desde ese día había tenido a Kimmi metida de cejas en cejas. De hecho, al dormir soñaba escuchar su voz en medio del bosque pidiéndole ayuda. ¿Quien te hizo daño Kimmi? ¿quién apagó tu luz? Ahora, después de haberle gritado que lo dejara en paz, la quería devuelta, y informarle lo que hasta ahora tenía descubierto. Declararle que la ayudaría a encontrar su descanso eterno. De seguro la chica lo miraría agradecida, y con algunas lágrimas en los ojos. Sin embargo, por más que estaba pendiente frecuentando los lugares donde estuvo con ella, no la halló. ¿Donde pudiera estar un fantasma? Toda esa semana se había mensajeado con Cristina, se había ocupado en su trabajo con Bazz y se propuso encontrar a el fastama. El chico desde su trabajo no dejaba de pensar en ella, en todo lo que sufrió. Dicen que ella los vió morir. Googleó desde su redes social el f******k de Cristina, y en sus amigos en común encontró a Kimmi. Desplegó su perfil y observó sus fotografías. Kimmi con un violín. Kimmi con un perrito. Kimmi con Mildre. Kimmi con otro chico guapo y atlético. Kimmi con su familia. Se detuvo en la última fotografía percibiendo en como todos se abrazaban y reían. Podía apostar que ese retrato era especial y estaría colgado en su casa. No sólo guardó una foto de ella en su celular, también revisó sus últimas publicaciones. Fueron hace 7 meses. Allí Max cayó en cuenta que Kimmi Bloom desapareció hace 7 meses atrás, y que las probabilidades de que estuviera más muerta que viva eran gigantes. Buscó un papelito y con un lápiz anotó un nombre: Marcela Bloom, supuso que como tenían el mismo apellido eran parientes. —¿Estas bien?—preguntó Bazz. —Si—sonrió guardandose el papel en un bolsillo. —Oye Bazz... si tu fueras un fastama, ¿a dónde irías? El chico se echó a reír acomodándose los lentes. —Que pregunta tan chanfa amigo. Pero sin duda volvería a un lugar donde fui feliz. Max se echó a reír haciendo gestos de demencia, de que solo era una pregunta capciosa. Pero para saber más de Kimmi, solo tenía que preguntárselo a la persona que realmente pasó tiempo con ella, y esa era Mildre. Después de salir del trabajo, le escribió un mensaje a Cristina pidiéndole el número telefónico de Mildre, y apenas le respondió, no dudó en llamarla. Timbró un par de veces hasta que contestó. —¿Bueno? —Oh, hola Mildre—se rió un poco avergonzado —. Que pena molestarte a estas horas de la noche, soy Max, el amigo de Bazz, ¿te acuerdas? —Oh, si Max, claro, por supuesto—dijo emotiva—. ¿A qué se debe tu llamada? —Eh, sé que será extraño lo que te voy a preguntar pero prometo después explicarte. Mildre se quedó en silencio pensativa. —Pregunte. —Mildre... ¿tu y Kimmi tenían un lugar en especial a donde iban? Ella volvió a quedar en silencio. —¿Por qué me preguntas eso? —Sé que suena extraño, pero te lo explicaré en otro momento, solo necesito saber, por favor. —MMM, bueno si. Íbamos al parque mistic, allí hay una vista espectacular y ambas dejábamos el coche allí y mirábamos la luna, las estrella y la ciudad. —Muy bien, gracias Mildre. —Pero... ¿Por qué me lo preguntas? —Debo colgar Mildre, hay interferencia, la señal... chiii, chiii—colgó. Condujo directo al parque mistic, había poca gente y no habían muchos alumbrados. Por lo del auto, Max supuso que era a las afueras porque efectivamente tenía una vista a la ciudad ya que quedaba situada en una colina. Mistic era grande, además de funcionar como parque para niños, jóvenes y adolescentes, también desempeñaba como cine en auto, en sala y incluso, hasta en piscina. Max condujo hacia las afuera, hasta que un resplandor le llamó la atención. Se detuvo, se bajó del auto y cuando siguió aquella brillantina vió a Kimmi sentada en el césped mirando la ciudad. Su camisa blanca era más reluciente, de su pantalón brotaba un brillo. Su pelo n***o azabache estaba a los lados y le llegaba a los hombros. —Eres dificil de encontrar—sonrió Max divertido. Kimmi volteó a mirarlo levantándose lentamente del césped. —¿Como me encontraste? —Un pajarito me lo dijo—sonrió sentándose en el prado. La chica lo miró atónita incorporándose a su lado. Hubo un silencio entre ambos mientras miraban la alumbrada ciudad. —Te extrañé—murmuró Max con su vista fija en el prado. Kimmi lo miró sorprendida mientras que sus labios esbozaba una sonrisa. —Yo igual—ahora Max era el que se le escapaba una risita. —Investigué sobre ti—soltó, a la chica se le iluminó los ojos. —¿Enserio? —Si. Te llamas Kimmi Bloom. Tienes amigas increíbles y... y... estas desaparecida. Bajó la mirada con lágrimas en los ojos. —Oh... ¿entonces no estoy muerta? —No lo sabemos. Tienes 7 meses desaparecida y las probabilidades son...—dejó las palabras al aire para no tener que decirle que había una posibilidad de que también estuviera muerta. —Kimmi Bloom... ¿amigas?... —Si... Cristina y Mildre. La chica le sostuvo la mirada a Max, y recordó estar en ese mismo lugar junto a Mildre. Sonrió en lágrimas. Max sintió el deseo de abrazarla, más sabia que si lo hacía se desvaneceria como la niebla. Por lo tanto se contuvo. —Sé también algo de tú familia Kimmi—los ojos miel le brillaron. —¿Que Max? dímelo. —Ellos fueron asesinados. Max dijo esa ultima frase con dolor, porque las lágrimas del rostro de Kimmi comenzaron a deslizarse por sus mejillas. —Lo siento. Quiso nuevamente abrazarla, quitarle esas lágrimas de sus ojos y decirle que todo estaría bien, más no pudo, le hormigueaban las manos por hacerlo. —¡Hey, todo estará bien!—dijo, acercándose a ella, quedando a centímetros de su boca roja, y sus lágrimas. —Nada esta bien... Duele Max, duele. —Lo sé, sé que duele, pero no estás sola. Estoy contigo. Esas palabras le aliviaron un poco el corazón a Kimmi que por un segundo se perdió en aquellos ojos negros como la noche. —Hay un familiar tuyo. Se llama Marcela Bloom, ¿te suena familiar? Ella negó con la cabeza. —Pudiéramos ir... y saber más. Asintió. —Todo estará bien, porque me quedaré contigo hasta el final—esas palabras reconfortaron y asustaron a Kimmi en gran manera, porque uno de sus motivos de desaparecer de la vida de Max iban más allá de una simple ayuda. Tenia sentimientos por él, emociones tan intensas que podía hasta palparlos. Entonces, ella recordó un fragmento de un recuerdo al mirar a los ojos a Max. Se vió asimisma con una fotografía de Max. Peló los ojos ante esa revelación. Significaban dos cosas para ella: Max y ella se conocían, o Max podía ser el come almas. ☆☆☆☆ Ay dios mío!!! ya entramos en la intriga, los leo.
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