Cita de 4

1665 Words
La cita para 4 fue un total desastre, quizás porque Bazz no sabía lo que acontecía con Mildre. Si tan solo se hubiese informado se fuese abortado la idea de elegir un restauran costoso. Finalmente, la comida se pidió para llevar; Bazz no dejaría que aquellas delicias de ensalada se perdieran, y más por la cuenta que ambos debian cancelar, levantaron una ceja al pagar alegando si el plato traía consigo oro. Asimismo, salieron de allí y subiéndose al coche, Bazz condujo decepcionado, y tenía razón de sentirse de esa manera. Estaba ilusionado con una cena agradable, un baile y unos besitos en un rincón, pero... ¿cómo se atrevía a besarla cuando no paraba de llorar? Bazz bufó buscando algún lugar para culminar la noche hasta que se decidió en el parque. Todos bajaron y Mildre se apretó los brazos para cubrirse del frío, le dolía los pies por haber llevado zapatos de tacón y ya a esas alturas quería regresar a su casa. Cristina se sentó en un columpio mesiendose lentamente, quizás pensaba en todo lo del restaurante y un poco en Kimmi que aunque era su archienemiga, no le deseaba la muerte. Max se incorporó al lado de Cristina en un columpio para darle espacio a su amigo con Mildre. Sabia perfectamente lo importante que era para él esta noche y por sentimientos encontrados fue lanzada al caño. Les observó desde la distancia, en como Bazz se sentaba en el banco al lado de Mildre y trataba de tener una conversación motivadora. Luego, visualizó de perfil a Cristina que ahora hacia figuritas con su punta del tacón en la tierra del parque. —¿En que piensas?—se atrevió a romper el silencio, al final, Cristina era su compañera de esa noche. Alzó la mirada algo triste hasta sonreír con disimulo. —En Kimmi. En todo lo que sucedió. En como todavía le afecta a Mildre estar aquí, y quizás me confrota un poquito a mi. —¿Que pasó con Kimmi?—preguntó Max quitándose su saco para colocarselo a ella. Cristina sonrió agradecida. —Kimmi era una chica libre, estudiosa, alegre. Era muy bonita, silenciosa, y aveces ingenua—movió la cabeza de un lado a otro—. Ese día cuando sus padres aparecieron muertos junto a su hermano fue terrible, un crimen brutal. —¿Que pasó?—se interesó el chico. —Aún no lo sabemos... todos ellos los encontraron amarrados con un disparo en la cabeza. En ese momento escuché, no me creas, son rumores de pasillos... pero decían que lo más probable es que Kimmi los hubiese visto morir. —¡Eso es terrible!...—abrió Max ligeramente la boca—. ¿Saben algo del asesino? —Nada. Eso es lo peor. La familia Bloom no obtuvo justicia, y a Kimmi dejaron de buscarla. Ya sabes... los días, los meses comenzaron a pasar y casos nuevos llenaron los escritorio de los detectives hasta que el caso de los Bloom quedó sin resolver. El chico bajó la mirada, recordó esa vez que vió por primera vez a Kimmi salir de ese bosque con sangre en la cabeza y asustada como cachorro ante un animal salvaje. En como él se sintió al saber que no era real y en como ella le pedía ayuda a gritos. Ayúdame por favor, ayúdame. Alguna chicas van por ti. Te mereces a alguien mejor que un cochino sexo. Esas tetas son falsas. Sonrió al recordarla, quizás ese era su destino, su propósito, ayudar a Kimmi a encontrar la paz para ella y su familia y hallar su cadáver. —Eh... Cristina, quiero preguntar algo—caraspeó, la chica lo miró directamente a los ojos. —Si, dime—dijo, llevandose un mechón de pelo a la oreja. —¿Donde vivían Kimmi y Mildre? Un destello de decepción cruzó por su rostro. —Oh, eso—se llevó un dedo a la frente como si tratara de recordar una dirección. —No lo recuerdo bien. Solo sé que la casa tenía un jardín bonito. Estaba pintada de azul y tenía una puerta roja. Según dicen que Kimmi rentó ese lugar porque tenía varios conciertos por dos meses seguidos en el teatro. Era excelente con el violín. Pero bueno, cambiemos de tema... háblame de ti Max. ¿Que haces?, ¿a que te dedicas? Max se echó a reír. —Trabajo en un restaurante y...—el chico quiso decir algo más, sin embargo, se limitó y evitó decir más información que en ese momento era irrelevante—. Y nada más. —¡Súper!. yo... estoy estudiando periodismo al igual que Mildre y bueno por eso nos volvimos mejores amigas. —Bazz y yo también trabajamos juntos. —Claro. Creo que estamos hecho el uno para el otro. ¿Alguna novia? Max volvió a reír de medio lado. —No tengo el tiempo. Cristina se rió pelando los ojos. —¿Eres muy honesto o solo quieres llegar a algo más conmigo? Se encogió de hombros el chico. —¿Y tú? ¿algún novio, pretendiente, peor es nada? La risa de la chica fue hilerante, Max se le quedó observando por un largo rato bajo la luz de la luna y las estrellas. Cristina tenía una belleza única. —No. Tampoco tengo el tiempo. Ambos se quedaron mirando por unos segundos, hasta que Max dió el primer paso de acercarse despacio, cerrar sus ojos y plantar un beso inocente en sus labios color rosa pálido. Se alejó rápidamente, y al mirarla a los ojos contempló un brillo especial en el rostro de la chica. Max se lamió los labios comenzando a reírse como un tonto. —Quisiera volver a verte—dijo. —Yo también. Dame tú número telefónico. Ambos se intercambiaron números celulares, y en un rato se marcharon. Ambas chicas se hospedaron en un hotel mientras que los chicos fueron directo a la casa de Max. Al llegar, Bazz refunfuñaba lo desagradable que fue la noche, que no era como lo esperaba. Que era difícil conversar con Mildre cuando las lágrimas salían sola. Max se rió de sus quejas, a él le había ido de maravilla con Cristina, no tuvo una noche de sexo pero si por lo menos consiguió un beso, una conversación honesta por parte de ambos y el número telefónico de la chica. Bazz sacó una botella de vodka de la nevera con mucho hielo y se sirvió mientras se acomodaba con amargura en el sillón.Max se incorporó frente a él muerto de risa. —Kimmi esto... Kimmi aquello. Yo esperaba más de esta noche, y fue un desastre. —Debes ser considerado, era su mejor amiga, es normal que aún le duela—murmuró resoplando. La puerta principal se abrió y Mike Sandle entró a la casa, y con zancadas grandes finalmente llegó a la sala. —Oh vaya, están despiertos. ¿Que hacen? —Me bebo un vodka par ahogar mis penas—declaró Bazz bebiendose todo el contenido de un golpe. Mike miró a su hijo confundido. —No le hagas caso papá. Bazz es el rey del drama. Tuvimos una cita doble y no fue... bueno, como lo esperábamos. —¿Enserio? ¿saliste a divertirte hijo?—abrió la boca sorprendido—. Eso me alegra—Mike buscó un vaso con hielo y sirvió vodka para él, para Bazz y cuando estuvo a punto de echarle a Max un poco, el chico le retiró el vaso. —Estoy aún con los medicamentos papás. —Cierto, cierto. Bueno, cuéntenme que paso—musitó Mike con una risita. Bazz no se quedó atrás para explicar la situación con dramatización y todo. Max estaba rojo de la risa al igual que su padre. Definitivamente, Bazz tenía comedia al contar una historia. —¡Interesante!—se rió Mike—. Kimmi Bloom —¿Haz escuchado ese caso papá?—consultó Max con evidente interés. —No, pero la buscaré en la base de datos. Después de un buen rato, todos apagaron luces y se fueron a sus respectivas habitaciones. Max se condujo al cuarto de su padre para buscar un colchón y Bazz duerma allí. Se vería raro que dos hombres durmieran juntos en la misma cama. Tocó... escuchó la ducha desde afuera. Ingresó abriendo el clóset y sacar del conpartimento de arriba un colchón enrollado. Al jarlalo no solo se trajo consigo el colchón si no una caja con varias fotografías. —¡Carajo!—refunfuñó recogiendo el desorden hasta mirar una de las fotografias. Era una mujer rubia, joven, con hermosa sonrisa. Sus ojos eran dos canicas azules. Max soltó un silbido cuando su padre apareció frente a él. —¿Quien es?—le mostró la fotografía. Mike le sonrió divertido arrebatandole los retratos de su mano. —Fue una chica con quien salí. —¿Enserio papá? nunca la trajiste a casa. —No era nada serio—acomodó las fotografías y se las metió en la bata de baño. —Era linda. —Si, pero ella tuvo que irse. También era policía. Por eso conservé sus fotos. Ella me gustaba bastante. Max sonrió. —Hijo, de verdad me alegro que estés saliendo, divirtiéndote un poco, me pone feliz—cambió de tema su padre para no tener que hablar de la chica rubia con quien mantuvo una relación en secreto. —Bueno, yo también me alegro—musitó sujetando el colchón con fuerza—. Buenas noches. —Buenas noches. El chico acomodó el colchón. Bazz se tiró en él exhausto. Max se tomó su aspirina y apagando la luz miró un rato el techo, por alguna razón no dejaba de pensar en Kimmi, en su vida y en como aún se encontraba desaparecida. Y... ¿sí Kimmi estuviera viva? mientras no se encuentre su cuerpo la posibilidad estaba latente. Tenia que encontrar a Kimmi. Y pensando en ella, se durmió. ☆☆☆☆ Los leo.
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