CAPITULO 20

805 Words
Después de meditar sobre lo que me había dicho Rachele, decidí irme a mi casa a meditar sobre las posibles soluciones que debería encontrarle al problema que se me había presentado. Pero ni bien llegué mi madre me lleno de preguntas. - Hola Thomas –me dijo mi madre ni bien entré a la casa. Estaba sentada en el sillón principal de la sala leyendo alguna revista de espectáculos- ¿Cómo te fue con la Tesis? - Hola madre, el profesor Richard me votó de su clase y me dijo que ya nunca más regrese… así que, me fue mal. - ¡¡¡¿Cómo?!!! –su calma y tranquilidad desaparecieron y se transformó en la señora que de niño me criticaba cuando practicaba futbol- ¿Qué cosa le hiciste a tu profesor para que te haya votado? - Solo le dije que no me dijera mediocre, y que yo no sería un fracasado como él. - ¿Pero estas loco? Sólo a ti se te ocurre hablarle así a tu profesor. - Entonces… ¿Debí dejar que me pisotee de esa manera delante de todos? - Pues sí –se puso en pie– Hay momentos en los que debemos callar y agachar la cabeza –no podía creer lo que mi madre me estaba diciendo. - ¡No!, estás equivocada madre; nunca debemos agachar la cabeza ante nadie, así estemos equivocados. Porque si lo estamos debemos tener la cabeza bien en alto para reconocer el error y buscar la solución. No sé si mi madre no me entendía o sabía que yo tenía la razón, solo sé, que salió de la sala y se fue a su cuarto sin no antes advertirme de que no saliera porque debía hablar con mi padre cuando llegase. Me fui a dar un baño, lo necesitaba luego del pesado día que tuve. Después me tiré en mi cama y me puse a ver el techo. Ya eran dos viernes seguidos en los que me estaba yendo fatal, pero a diferencia del viernes anterior esta noche no vería a Rachele y seguro ella estaba enojada conmigo. Ya eran más de las diez de la noche y lo más probable era que ella estuviera cantando en su trabajo, así que no me animaba a llamarla. >. En eso era en lo que debía concentrarme ahora, debía tomar tal vez la decisión más importante de mi vida. Luego de meditar mis soluciones ante el problema que tenía, me di cuenta de que tenía solo dos opciones: La primera, era ir y pedirle perdón al profesor Richard y la segunda decirle a mi padre que lo único que quería era regresar al futbol. Y así fue como pasó… Él llegó como a las once de la noche acompañado de Mark. Ambos imaginaban que el profesor Richard ya había aprobado mi Tesis, pero cuando les conté lo que había pasado sucedió lo que tanto me temía… - Te advertí muchas veces que con Richard no te metas Thomas, te lo dije –me dijo Mark un tanto molesto– Ahora sabrá Dios si podremos hacer algo con él para que te apruebe la Tesis. - ¡Eso ya no importa ahora! - ¡¿Cómo que ya no importa?! –gritó mi padre– sino apruebas la maldita tesis no te graduarás y toda la inversión que hice en tu carrera fue en vano ¡Por un carajo! - Sabes perfectamente que nunca quise estudiar la carrera, además me la pagaste con el dinero que mi abuelo le dejó a mi madre de herencia –le espeté las palabras sin pensarlo– de tu bolsillo no ha salido ni un solo sol. –me cacheteó la cara con tanta rabia y coraje que no parecía ser mi padre. Mark se dio cuenta que la situación se salió de control y salió de la casa sin decir palabra alguna. - Yo soy quien mantiene esta casa en la que vives y la plata del idiota fracasado de tu abuelo no me interesa en absoluto. - No te atrevas a hablar así de mi abuelo –le dije muy calmado. - ¡Fracasado! Eso fue tu abuelo y eso es lo que serás, un fracasado como él. A lo mejor ya se imaginan que fue lo que pasó, pero si no es así les contaré lo que hice… La rabia y frustración del momento me cegaron y cuando mi padre habló así de mi abuelo no dude en golpearlo, pero no lo cacheteé; le tire un puñete tan descontrolado que terminó en el suelo sin siquiera poder hablar y desde allí me observaba, con una mirada triste y desorientada que nunca olvidaré.
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