CAPITULO 4

1043 Words
Decía mi abuelo que cuando piensas en alguien antes de dormir, aquella persona soñaría contigo toda la noche. Yo lo veía de una forma más egocéntrica, ya que, de ser verdad, sería una forma involuntaria de meterse en el sueño de la otra persona y eso estaría mal, muy mal… Esa noche yo no pude dormir, cerraba los ojos y veía a Rachele cantando, pero ya no en la plaza, sino en una tarima y su público era yo, yo, y nadie más. La pensé tanto aquella noche, que no recuerdo el momento exacto en el que me quedé dormido, solo sé que de ser verdad lo que decía mi abuelo, ella debió soñar conmigo aquella noche; y no debió pensar ni un sólo segundo en mí, porque yo no la soñé. Cada despertar en casa de mis padres era el mismo. - ¡¡¡Thomaaaaaaaas!!! -mi madre y su peculiar voz, me llamaban por detrás de la puerta- ya será mediodía , ¿A qué hora piensas despertar he? -para bien mío ya me había despertado hacia buen rato, y como no hacerlo si ese día seria genial. - En seguida bajaré -y añadí- ¡HOY SERÁ EL MEJOR DÍA DE MI VIDA! –quizá lo dije muy fuerte; pero ¿acaso ustedes no se sentirían así, si ese día volverían a ver a la persona que les quita el sueño? - ¿Puedo? –preguntó mi madre tras de la puerta. - Pasa mamá –abrió la puerta, pasó y se sentó en mi cama. - ¿Y a ti, qué te pasó anoche que amaneciste de tan buen humor? –me senté demasiado rápido que ella no se advirtió del abrazo que le daría, la traje hacia mí, a ella le encantaba que la abrace de manera inesperada, loca y cariñosa. - Digamos que conocí a tu futura nuera –le susurré al oído. - Eso me lo dices cada semana -espetó mi madre- a saber, Dios, si ya asientas cabeza muchachito. Apúrate que tu desayuno-almuerzo esta por congelarse –y se marchó sin decir nada más. Quizá mi madre tenía razón, ya era hora de que sentara cabeza, pero una parte de mí no quería hacerlo, por miedo al compromiso. Además, Rachele era una completa desconocida que cualquier día regresaría a Ahoskie. Me di un duchazo y luego bajé por mi “desayuno-almuerzo”. Ya era casi medio día, y Leo -mi hermano adolescente de 13 años-, ya estaba almorzando para irse a la escuela secundaria a sus prácticas de futbol. - Tom, ¿Vas a recogerme hoy en tu moto? –me preguntó muy emocionado mi hermano. - No lo creo, Ricardo dijo que la moto estaría lista para el lunes. - Hummm… entiendo, -la expresión de su cara demostraba su desilusión- quería pasar por la cafetería de Don Antonio y comer sus pasteles de manzana. - Le diré a tu padre que te traiga luego del trabajo -dijo mi madre desde la cocina- ahora termina de almorzar; y tu Thomas termina tu desayuno. Ni bien terminé de desayunar subí a mi cuarto a intentar corregir los errores de mi tesis, que eran demasiados. Según el profesor Richard mis objetivos, planteamiento del problema y la metodología de investigación estaban mal redactados, lo mismo me decía mi asesor, pero yo no le hacía caso, mejor dicho, no llegaba a entender lo que él me pedía. Cambiar el tema de investigación a esas alturas, no era la mejor opción, debería de seguir con el tema que escogí hasta el final; el tema de investigación era “El Liderazgo y su implicancia en la gestión integrada de los trabajadores”. Tenía cuatro semanas para entregarla, sino jalaría el curso y no podía graduarme y eso conllevaría a que mis padres me boten de la casa. La tarde se me pasó muy lenta, pero por fin conseguí terminar la nueva redacción de mi tesis, esperaba que ya esté bien, pero eso me lo diría mi asesor el próximo miércoles. Ya eran las 9 de la noche cuando bajé a cenar y Leo estaba comiendo unos pasteles de manzana que seguramente mi padre le había traído. - Buenas noches padre –mi padre me sonrió. - ¿Cómo va la tesis Tom? - Cierto –dijo mi madre interviniendo- ayer debiste volver a presentarla. - Me fue bien, el profesor Richard me felicitó y dijo que sólo había detalles por corregir. -Ni yo creía mis propias mentiras, pero mis padres si las creían y eso era lo que importaba. Si hay algo a lo que un hijo tiene miedo, eso es precisamente, decepcionar a sus padres, y no quería hacerlo, por eso me dediqué toda la tarde a arreglar mi tesis y ojalá lo haya conseguido. - Esto es increíble Tom –dijo mi padre muy alegre– cada día nos sentimos más orgullosos de ti. - Hey ¿Y yo dónde quedo? –dijo Leo quejándose entre risas- Hoy metí cinco goles en el entrenamiento y el próximo domingo seré titular en el partido contra la escuela Jhanrram. - Ese es mi pequeño, muy bien hijo -mi madre le sonreía- el próximo sábado iremos a verte jugar. - ¿Todos? -preguntó muy emocionado. - Claro que sí iremos todos, -mi padre volteó a verme- ¿Verdad Tom? - Por supuesto que si –no debía faltar a ese juego, ya que en todo el año no había ido a ninguno y eso hacía que Leo se sintiera mal. Empezamos a cenar, como disfrutábamos de la cena en mi casa, la comida de mi madre era la mejor sin ninguna duda; y no lo digo porque fuera mi madre, lo digo porque ni la comida de mi Tía Ketty, ni de la mamá de Checho o de algún restaurante que haya visitado, igualaba a la sazón que mi madre, doña Laure Patherson, tenía. Cuando terminé de cenar le recordé a mi madre que su comida era la más deliciosa del mundo, agradecí y me fui a duchar, luego me puse una camisa Brooks Brothers blanca con un pantalón drill ajustado y unos zapatos Button Boot; tenía que estar muy presentable; esta noche debía robarle un beso a Rachele como sea.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD