Rachele tenía problemas con los cubiertos.
- ¿Te ayudo?
- Si, por favor –respondió avergonzada.
- No tienes por qué avergonzarte –moví mi asiento junto al de ella– cuando yo tenia doce años me corté el dedo anular por querer partir la carne.
- Bueno, pero eso no me pasaría a mí.
- ¿De verdad?
- Si, yo me cortaría toda la mano –en ese momento me di cuenta de que era mucho el tiempo que pasábamos riendo y poco el que pasábamos conversando.
- Pues bien, manos a la obra, Rachele –cogí el cuchillo con la mano izquierda y el tenedor con la derecha– pinchas con el tenedor la pulpa de la carne y luego con el cuchillo cortas la carne así –ella me observaba como un niño observa a su madre mientras ésta le abre la paleta que le compró en algún parque– no cortes todo, solo corta unos trozos y conformes vayas comiendo el resto, cortas la carne.
- ¡Quiero intentarlo! –me quitó los cubiertos de la misma manera que me quitó el corazón y mis pensamientos, sin permiso– Thomas ¿debo coger el cuchillo con la mano izquierda?
- No… jaja… eso lo hice porque yo soy zurdo, si eres diestra coge el tenedor con la izquierda, el proceso es el mismo.
- Vale –cogió el tenedor con su mano izquierda e hincó la carne, con la derecha intentó cortar la carne de la misma manera en que yo lo hice, pero la carne se le movió y el cuchillo al entrar en contacto con el plato dejó un ruido desgarrador en el aire– lo siento, soy bien torpe, nunca antes había comido con cuchillo.
- Por lo menos no te cortaste el dedo –le acaricie el brazo– no esta tan mal para tu primera vez Rachele.
- Está horrible Thomas –se acercó un poco más a mí– todo el mundo se giró a vernos.
- Ah… si me di cuenta, pero ¿Sabes por qué lo hicieron?
- Porque estas almorzando con una pueblerina que ni siquiera sabe usar un cuchillo para comer –agachó la mirada.
- ¡Qué va! todos voltearon a mirar porque estoy almorzando con la mujer mas hermosa de Omsdianna, Ahoskie y del mundo entero –se ruborizó.
- Que dices Thomas –se sirvió más refresco porque se le había terminado.
- La verdad Rachele, solo la verdad –tomó un sorbo– inténtalo de nuevo, pero esta vez hinca mas fuerte a la carne, piensa que es lo único que te queda para comer, ¿Cómo agarrarías a tu comida?
- Muy fuerte.
- Pues hazlo –agarró mas decidida el cuchillo e hincó la carne, esta vez la carne ya no se movió y pudo cortar su primer trozo de carne con mucho éxito.
- ¡Lo logré! -estaba muy contenta, era como si hubiera conseguido algo grandioso y lo había hecho, cortó su primer trozo de carne al segundo intento, cuando a mi me costó meses de practica– ¡Lo logré Thomas!
- A parte de ser la mujer más hermosa de este lugar, eres la más inteligente.
- Si sigues con tantos cumplidos, lo único que lograrás es que me corte el dedo Thomas.
- Ese fue un golpe bajo he –y otra vez empezamos a reír, ya se nos estaba haciendo costumbre y era una costumbre que me gustaba mucho.
Tenía tanta hambre que por un momento descuidé a Rachele y ella estaba tan entusiasmada cortando su carne que ni cuenta se dio del silencio que nos rodeó.
- ¿Piensas vivir en esta ciudad, sólo de tu voz? -pregunté.
- No, claro que no –dejó los cubiertos en un costado del plato-, ayer estuve buscando algún otro trabajo, yo no vine a Omsdianna a cantar, vine a trabajar para poder… -y de repente se quedó callada.
- ¿Todo bien?
- Si, no te preocupes.
- ¿Y cómo te fue?
- Bien, quedaron en llamarme de un restaurante para trabajar de mesera y pues estoy esperando la llamada.
- ¿Qué restaurante?
- Se llama “Los Secretos de Doña Rosa”
- ¡Que poco original!
- Pues a lo mejor no es tan lujoso como este restaurante, pero es el único que aceptó entrevistarme luego de ver en mis documentos mi lugar de nacimiento.
- Entiendo, siento mucho que Omsdianna no te esté tratando tan bien.
- Omsdianna si me trata bien, hay personas maravillosas en esta ciudad - > - y gente ignorante que solo me mira mal por ser de Ahoskie.
- Algunas personas juzgan a otras sin conocerlas, y otras como yo, las conocemos y nos enamoramos.
Ella agachó la mirada y empezó a comer otra vez, yo hice lo mismo.
Después de un largo silencio…
- Me gustaría que luego de almorzar me acompañaras a un lugar Rachele, claro si tienes tiempo.
- ¿Qué lugar Thomas?
- Es un lugar muy especial para mí, pero si me dices que sí, debe de ser sorpresa.
- Hummm… está bien Thomas.
- Gracias…
- Aun no agradezcas, mejor apresúrate comiendo para llegar lo más antes posible.