Han pasado tres días desde que Damián se fue a Phoenix y no he sabido nada de él desde entonces. He intentado llamarlo tanto a él como a Fernando, pero ninguno contesta lo cual me preocupa. He ido a clases todos los días para estar al corriente, pero la mayoría del tiempo solo pienso en lo que puede estar pasando en Phoenix, ¿qué puede estar pasando que no puedan coger el puto teléfono? Siento que alguien se sienta justo a mi lado así que levanto la vista para ver quién es; le sonrío a mi padre y él hace lo mismo. —No has comido nada, de hecho, debe estar muy frío ese desayuno. La verdad tiene razón, creo que llevo casi una hora aquí sentada jugueteando con mis panqueques mientras mi mente divaga en cualquier cosa, menos ingerir este desayuno. —Lo siento es que estoy en otra cosa —le

