**MALCOLM** La rocé con la punta de los dedos, un contacto casi imperceptible, tan ligero que apenas se sintió. Mis dedos temblaron levemente al rozar su superficie, un suave escalofrío recorriéndolos. La toqué suavemente, con sumo cuidado, buscando transmitir una sensación sin perturbar su quietud. Con delicadeza, la sacudí con la yema de los dedos, un movimiento mínimo, casi imperceptible a la vista. Esperaba ansiosamente una señal, cualquier indicio de respuesta a mi contacto. Quería ver una reacción, una manifestación, aunque fuera mínima, de que estaba allí. Anhelaba una chispa de vida, una pequeña señal de que aún existía algo dentro de esa forma inerte. Pero permaneció completamente quieta, sin mostrar el más mínimo signo de movimiento o conciencia. Se mantuvo impasible, inalterabl

