Capítulo 2. Espera

1064 Words
Capítulo 2 Espera Narra Emma Paso el resto del día en la sala de espera del hospital leyendo, hasta que me quedo dormida, siento como mueven mi hombro para despertarme, cuando abro los ojos y me remuevo en la silla siento todo mi cuerpo entumecido por la mala posición que en la que dormí, no entiendo cómo pude dormirme sentada, creo que tantas noches de desvelo me pasaron factura. Subo mi la mirada y veo que Santiago, el mejor amigo de Evan, me ofrece un café que no dudo en tomar y me dice —Intento fallido ¿Verdad?— inmediatamente se a que se refiere y solo puedo asentir porque creo que sí hablo los ojos se me llenarán de lágrimas. Él se sienta a mi lado para consolarme y me dice —Emma, tranquila, mi amigo es fuerte y superará todo esto— lo dice queriendolo creer él mismo y la verdad es que trato de repetirme eso a mí misma una y otra vez, pero no entiendo porque Evan no reacciona. No sé cuánto tiempo pasamos aquí, sentados en silencio, pero de repente en el pasillo cerca de la habitación de Evan, veo que todos los médicos y enfermeras están de aquí para allá.  Me pongo de pie inmediatamente, y camino hasta allá cuando una enfermera se interpone en mi camino. —Señorita, no puede pasar— me dice con gesto serio, pero mi atención está desviada al pasillo. Escucho como dicen "código azul" y no se que significa, lo único que sé es que ingresan a la habitación de Evan con muchos aparatos y aparto de un empujón a la enfermera que se me atravesó en el camino, corro para llegar a ellos y cuando estoy a punto de entrar a la habitación, alguien me toma por la espalda. —Calmate, Emma,— me dice Santiago y yo solo forcejeo contra él porque quiero saber que le pasa a Evan— déjalos hacer su trabajo. Observo desde afuera como hacen compresiones en el pecho de Evan, mientras aumentan su oxígeno, escucho como el médico pide el desfibrilador y manda apartar a todo el personal, veo como coloca las paletas en el pecho de mi amor y este salta al recibir la carga eléctrica. Al fondo se escucha una voz que dice "lo perdemos" y yo solo puedo llorar, llorar, desconsoladamente, mientras en médico intenta dos veces más, me doy vuelta y abrazo a Santiago, no quiero ver más, no quiero presenciar el momento en el que ese egoísta del carajo me deje sola, me rehuso a verlo, y me tapo los oídos, escucho un pitido de fondo y salgo corriendo, huyendo de ese sonido, dejando allí paralizado a Santiago, viendo cómo su amigo, su hermano pierde la vida… Salgo al estacionamiento del hospital y grito, grito fuerte, sacando todo lo que tengo en el pecho, maldigo al destino una y otra vez por haberme presentado al amor verdadero, uno incondicional, uno que se supone que era para toda la vida y de repente me lo haya arrebatado. La gente me mira porque piensa que estoy loca y a mi me da igual, me importa un bledo lo que piensen, me siento en el suelo y llevo mis piernas a mi pecho, cierro mis ojos y lloro a mi amor perdido… Santiago llega hasta donde estoy y me dice mientras intenta levantarme —Emma, vamos adentro...— me safo su agarre y le grito —¡Déjame en paz!— él se molesta pero no me interesa, solo quiero que me dejen sufrir en paz. —¿Podrías dejar de comportarte como una loca? Evan no está muerto— y en ese preciso momento siento como me vuelve el alma al cuerpo. —¿Qué dijiste? Si yo misma escuché el pitido, yo Vi… Yo...— digo y se me quiebra la voz al sentirme esperanzada otra vez, me levanto y le digo —¿Cómo fue que pasó?— le digo mientras vamos camino dentro del hospital. —Cuando saliste corriendo como una loca, yo me quedé allí, viendo todo, odiando a mi amigo por dejarme solo, pero de repente como si fuera cosa de la divinidad, su corazón comenzó a latir nuevamente e incluso despertó… Detengo mi paso por completo al escuchar lo último que dijo —¿Despertó? ¿Es cierto?— lo interrumpo una vez más y el espeta molesto. —¡¿Podrías dejar de interrumpirme Carajo?!— Yo asiento y me callo porque necesito saber todo. —Si, despertó pero el médico dice que quizás fue una respuesta al estímulo recibido por el electro shock así que decidieron volver a sedarlo para retirar poco a poco los aparatos que le ayudan a respirar. Después de haberme sentido que me ahogaba en la obscuridad, de creer que había perdido a una de las personas más importantes en mi vida, al fin, veo un rayo de luz. Cuando llegamos a su habitación, nos permiten verlo por turnos y Santiago me deja entrar a mi primero. Lo veo, y me tranquiliza un poco ver cómo su pecho sube y baja cada vez que respira, sentir su cálida piel, hace que broten una vez más lágrimas de mi rostro, tomo su mano y comienzo a hablarle. —Mi amor, soy yo otra vez...—tengo que callar porque el llanto no me permite hablar, me calmo poco a poco, sabiendo que no tengo mucho tiempo y continúo hablandole — ahora sí que me diste un susto, pensé que ya te había perdido, no imaginas lo desdichada que me sentí, como si me faltara una parte vital de mi.  Tomo su mano y la beso… —Mi amor, juntos vamos a superar todo lo que se nos atraviese en el camino, ya verás, pero por lo pronto necesito que te recuperes, tu eres fuerte y sé que lo harás… Siento como aprietan mi mano levemente, y mi corazón late rápido de alegría, tomo su rostro y lo beso y le digo —se que me escuchas mi amor, aunque todo el mundo piense que estoy loca, sé que lo haces, necesito que despiertes rápido para comenzar nuestro felices por siempre. Beso su frente a modo de despedida y camino hacia la salida, pero volteo inmediatamente cuando escucho su voz preguntar. —¿Dónde estoy?....
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