Capítulo 1. Dolor

1917 Words
Capítulo 1  Dolor (Presente)  Estoy encerrada en mi habitación, sentada en un rincón en el suelo, hecha un ovillo, sin moverme, con el maquillaje corrido manchandome la cara por haber llorado tanto y con la mirada perdida en la nada, tengo días sin comer, sin cambiarme ni darme una ducha, oígo como tocan la puerta una y otra vez, en distintas horas del día, pero no tengo la fuerza para levantarme, no tengo la fuerza para enfrentarme a nadie, solo quiero estar sola y seguir hundida en mi dolor, no puedo hacerle frente a todos esos comentarios que no me sirven para nada, aún recuerdo las palabras de todos, "debes ser fuerte" "cálmate" "tranquila" "todo va a estar bien"; ¡Joder! No sé cómo pueden decirme eso cuando es la vida del amor de mi vida la que pende de un hilo, no sé cómo siquiera se atreven a intentar consolarme, sé que me comporto como una perra egoísta pero no quiero la lástima ni el consuelo de nadie. En momentos como este solo lo necesito a él, la calidez de sus abrazos y lo dulce de sus besos, solo eso puede reconfortar mi corazón roto. Tengo tres largos días en el hospital, ahora debería estar en Santorini, Grecia. Junto a él disfrutando de nuestra maravillosa luna de Miel, pero el destino ha jugado en nuestra contra una vez más.  Intento llorar para drenar este dolor, pero creo que me he quedado sin lágrimas, 3 días continuos llorando, sin importar quién me viera, 3 largos días que parecen semanas en la sala de espera de un hospital, aún con el vestido de novia manchado de sangre, la sangre del hombre que me ama , tanto que incluso se atrevió a dar su vida por mi. Los recuerdos de ese día son tan intensos pero a la vez tan borrosos, todo sucedió tan rápido que no me dio tiempo de pensar, de reaccionar rápidamente, ella me quería a mí, solamente a mí, no a él, todo esto debió pasarme a mí no a él. La verdad es que no sé cómo haré, no sé cómo podré sobrevivir día a día si no está él, lo que al principio fue un completo caos se convirtió en una relación soñada y envidiada por muchos. Aún recuerdo el día que nos conocimos, lo mal que lo traté y lo insistente que fue él al querer conocerme un poco más, recuerdo todo lo que vivimos durante el recorrido en Ámsterdam, como me rescató del que era mi jefe en ese entonces , y como fue detrás de mí viajando hacia Madrid.  Recuerdo lo atento que fue al regalarme el primer ramo de flores, y como me echó descaradamente de su oficina, nuestro primer paseo en Madrid y ese glorioso primer beso, aunque si le preguntan a él, nuestro primer beso no fue ese, para nada , porque según él, yo merecía algo épico, digno de admirar, que cuando la historia fuese contada las demás personas quisieran vivir lo mismo.  Mi mente también evoca los recuerdos de esa primera cita, lo caballeroso y atento que fue conmigo, lo considerado, como me mostró y enseñó cosas que yo aún desconocía, nuestro primer beso (según él) en la torre Eiffel , y nuestra primera vez, esa magnífica primera vez, que para mí será inolvidable. Recuerdo lo romántica que fue nuestro primer despertar juntos y la fabulosa propuesta para que fuese su novia, podría decir que esa fue más espectacular que su propuesta de matrimonio pero cada una fue única y especial.  Cada recuerdo viene a mi cabeza como si estuviese leyendo las páginas de un libro, o como si estuviese viendo una película, lo bueno, lo malo, cada momento de tristeza y melancolía en el que él estuvo junto a mí.  Evan se ha convertido en el centro de mi mundo, el dijo que me enseñaría a amar, que creyera en él y en su amor y eso fue lo que hice, ciegamente, abrí las puertas de mi corazón a ese amor tan grande que nos teníamos, pero cuando creemos que todo ha Sido superado los dados son lanzados y no están a nuestro favor. Me encuentro sola, sollozo una vez más, siento como las lágrimas caen por mi cara y siento un dolor terrible en el pecho y en mi corazón con tan solo pensar en la idea de que Evan no pueda levantarse de allí. Tuvieron que amenazarme con no dejarme verlo, para que pudiese moverme de esa silla y venir hasta casa para cambiarme y darme una ducha. La verdad es que lo necesitaba pero siento que si lo pierdo de vista , tan solo un segundo , podría suceder algo que lamentaría por el resto de mi vida.    Me levanto del suelo porque ya me cansé de autocompadecerme , Evan no se merece a una mujer que no esté a su lado por andar llorando como una niña inconsciente, necesito pararme de aquí y ser la Emma fuerte, la que siempre fuí ante el mundo, está Emma vulnerable es solo para él, solo él puede tener esta faceta de mi parte porque sólo él puede brindarme las palabras adecuadas y el consuelo necesario. Me levanto y me desvisto y admiro tristemente mi precioso vestido , me meto a la ducha, y el agua caliente inmediatamente me relaja cada músculo tenso en mi cuerpo, la verdad en este momento a qué me hayan obligado a tomarme este tiempo que necesitaba para mí, salgo de la ducha más relajada y calmada , teniendo en mente que Evan me necesita fuerte, a su lado, pase lo que pase.  Me visto cómodamente, tomo una pequeña maleta y comienzo a meter las cosas escenciales para pasar un tiempo en el hospital, mi cargador, algunas prendas de vestir, cepillo de dientes y unos cuantos libros, de mi autora favorita, Ava Miller, los llevo porque se que voy a estar unos días en el hospital y no quiero que nadie tenga algún tipo de pretexto para separarme nuevamente de su lado. Salgo del apartamento y subo a mi auto, manejo lo más rápido que puedo, respetando el límite de velocidad, porque ansío llegar a su lado, aparco en el primer puesto de estacionamiento vacío y bajo de mi auto rumbo a la entrada del hospital, a lo lejos veo a Santiago su mejor amigo, saliendo, un tanto enojado, apuro el paso para alcanzarlo y poder preguntarle. —Santiago, ¡Espera! ¿Evan está bien?— le digo preocupada al ver su expresión molesta.  —¿Bien? ¿Cómo crees que mi mejor amigo, mi hermano está bien si está postrado en una puta cama y no reacciona?— espeta molesto y yo no puedo hacer otra cosa que desviar la mirada porque se que fue una idiotez de mi parte hacer esa pregunta… —Lo siento Emma, lo lamento de verdad, es que me molesta, me hierve la sangre, el hecho de que mi hermano pueda o no despertarse, para colmo los médicos han solicitado a sus padres un permiso para desconectarlo si no reacciona en 48 horas...— me dice aún molesto.  Yo no sé qué pensar al escuchar esas palabras, ¿48 horas? ¿Es el tiempo que le dan a Evan para luchar por su vida? , Aún en shock solo puedo preguntarle — ¿Qué dijiste?  Él me mira directamente a los ojos y me dice  — Que los padres de Evan han firmado el conocimiento de que si este no reacciona en 48 horas lo desconectarán por completo— termina de decir esa frase y siento una vez más mi mundo romperse a pedazos y solo puedo formular una pregunta —¿Por qué?— mientras lloro y él pasa sus manos por su cabeza, en señal de desesperación y me dice —¡JODER! , eso mismo he dicho yo, la que debería tomar la decisión eres tú, al fin y al cabo ibas a ser su mujer, no tienen derecho a pasar por encima de ti… No sé cómo sentirme, sus padres se han rendido, no le brindarán más tiempo, solo 48 horas, dos días para que Evan despierte o le arrebataran la oportunidad de seguir viviendo. Dejo a Santiago allí, desesperado y camino dentro del hospital, en búsqueda de sus padres, cuando encuentro a su madre le pregunto —¿Cómo pudieron hacer eso? ¿A caso no lo aman? ¿Por qué quieren quitarmelo?— veo los ojos de su madre, inundarse de lágrimas y veo que mis palabras han calado hondo en su corazón. —Emma, no sabes lo que estás diciendo, ¿Cómo te atreves a cuestionar el amor de una madre? — me dice llorando desconsoladamente. —Entonces ¿Por qué? , Necesito una explicación, ¿Por qué solo darle 48 horas más? ¿Por qué tan poco tiempo? Necesito una explicación, entiéndame, él es amor de mi vida— le digo llorando desesperada, porque la verdad no se que hacer. —Emma, hay algo que no sabes, Evan es una persona muy precavida, existe un testamento, y existe también un documento, donde él específica cada una de las pautas a seguir si algo así le llegaba a pasar, él no hubiese querido quedar en estado vegetal, o hacernos sufrir por muchísimo tiempo, es su voluntad, y debemos respetarla— me dice su madre y yo me niego a aceptarlo. —¡NO! — grito como loca— me niego a aceptarlo, me niego a que ese maldito egoísta me deje sola, después de enamorarme, de luchar por mí como ningún otro hombre lo hizo jamás, ¿Cree que puede dejarme sola? ¿Cómo voy a vivir sin él?  Su padre se acerca y me pide que me calme, que no haga un espectáculo, pero no puedo quedarme tranquila, pero no puedo, nadie me entiende, nadie puede ponerse en mi lugar un segundo, yo a ese hombre que está en esa habitación, le entregué mi vida, mi alma, mi cuerpo y sobretodo mi corazón.  Trato de calmarme para que me dejen entrar a verlo y el médico de cabecera solo accede por unos minutos. Entro a la habitación, y lo veo allí conectado a un sin fin de aparatos, que lo mantienen con vida, no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas al verlo tan indefenso, tan quieto, cuando él es un hombre tan activo. —Hola amor, soy yo otra vez… —le digo y un sollozo se escapa de mi boca— te pido que por favor luches por tu vida, lucha así como lo hiciste para obtener mi amor, yo estoy aquí, esperando por ti, con mi amor intacto, vuelve amor te lo pido. Tomo su mano entre las mías y no puedo evitar llorar desconsoladamente, sigo hablando con él porque sé qué a pesar de sentir sus manos tan frías, en el fondo él puede escucharme… —No te rindas amor, te lo pido por favor, lucha en nombre de nuestro amor, creo en que tú tienes la fuerza para salir de esta, te juro que lucharé por ti así como tú lo hiciste por mí… Le doy un beso en los labios, esos que desde siempre me han traído loca,  los cuales están resecos por falta de líquido, los que no siento iguales porque este beso no es correspondido. En ese momento tocan la puerta, es una enfermera diciéndome que es hora de marcharme...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD