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¡ Nunca Fuiste un Juego !

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Blurb

Ha pasado tanto tiempo, cuatro años exactamente y no se nada de él, ni siquiera un encuentro ni siquiera una llamada. En momentos no lo recuerdo y a veces creo que lo he olvidado, pero luego vienen las noches, las noches llenas de pena, dolor y recuerdos, mi almohada no deja de secar mis lagrimas, la luna no deja de ser mi mejor amiga.

Pero luego las personas vuelven a tu vida sin tu esperarlo y es allí donde te das cuenta que nunca debiste irte.

–No soy ni tú juego, ni el juego de alguien más.

–Diosa... –me toma el rostro me hace mirarle fijo. – ¡Nunca fuiste un juego! Amor... –y me vuelve a besar.

Segunda parte de: ¡Que Comience el Juego!; (Es necesario leer la primera parte)

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Capítulo 1
Illán Gaos. 'Mis noches se han vuelto eternas desde aquel día que te fuiste, nunca más supe de ti, ni siquiera algo que me dijera que estas bien. Demostré ser lo débil que me volviste ese día que te marchaste y que comprendí que no debía ser mas parte de tu vida. Pero mírame aquí, nuevamente echándote de menos, queriendo olvidarme de ti con un cigarrillo y un vaso de licor. Quisiera decir que me la he paso jodidamente bien, pero no es cierto Lucia, me siento ahogado en un puto mundo en el cual no estas tú. A veces quiero comenzar de nuevo, ser el chico malo, quien vive de fiesta en fiesta, el que esta con cualquier chica que se le atraviese, el que está metido en los vicios, pero recuerdo tu mirada y tus palabras, cuando me decías que ya no más, que debía cambiar esa parte manchada de mí y aquí estoy, en mi habitación sentado frente a la mesita de noche, con lapicero en mano y una hoja blanca donde te escribo. Veo a un lado y veo a una chica que no es mala, por quien no siento nada y que no necesito a mi lado, yo, yo te necesito a ti. Estoy con una persona que no amo, estoy con ella para ver si así me olvido de ti, cada noche te escribo lo mismo, no tengo ninguna novedad de mi vida, siempre te digo que te amo y que me estoy ahogando sin ti. Siempre, siempre es lo mismo, como le digo que no la quiero en mi vida, como hago eso con la persona que ha estado limpiando toda mancha oscura y sucia de mi vida, ¿Cómo? No tengo más nada que decir, solo esto es lo que quería que supieras, pero quizás estas aburrida de leer siempre lo mismo. Lo siento es solo que es lo único que en mi mente se pasea, te echo de menos, tanto que la noche es fría y no me causa rabia, me siento vació sin ti, me siento perdido sin ti, Con Amor... Illán'. Me levanto de la silla con cuidado, no quiero que Tess despierte, la sabana cubre su cuerpo desnudo, apago la lámpara y salgo de mi habitación. Tomo camino a la parte trasera de la casa, siento el frio bajo mis pies, lo húmedo que esta el césped, una neblina espesa cubre los árboles y da una imagen tenebrosa de la noche. Me detengo en el medio del patio, me siento al estilo indio y tomo el papel, lo guardo en un sobre, con un remitente en blanco, enciendo mi encendedor platinado y lo acerco hasta el sobre. Noto como la llama comienza a consumir poco a poco el papel, noto como el fuego se hace más intenso. Y aquí esta otra carta sin enviar, desearía poder enviarla, pero ni siquiera sé dónde se encuentra. Cada noche es lo mismo, le escribo una y otra vez, pero luego quemo mis palabras y hubiera preferido guardar cada carta que le he escrito, pero sé que no es necesario. El fuego termina de consumir todo y me dejo caer en el césped. Miro al cielo, las nubes cargadas de agua cubren el cielo nocturno, cierro mis ojos con pesadez y lágrimas bajan a ambos lados de mi cara. Que sabor amargo el primer amor, que sabor amargo el no poder amar a quien de verdad quieres, que sabor amargo, no saber de ti. … –Illán amor, no olvides que hoy es el cumpleaños de tu hermana Maggie, debemos ir, si no, sabes que puede asesinarnos. –escucho la voz de Tess toda entusiasmada y bufo. –Ok, está bien, gracias por recordarlo. Subo a mi habitación con pesadez, no quisiera volver a casa, tengo meses que no lo hago, papá siempre está al pendiente de mi al igual que su esposa y mi hermana, pero volver a casa es saber que los recuerdos me invaden tanto, que duelen. Después de lo ocurrido con Lucia en su fiesta de cumpleaños, hace cuatro años atrás, muchas cosas cambiaron, papá vio el video, su esposa también y el dolor y la decepción teñían sus rostros. Desde ese día me dio un ultimátum, volver mi vida una mierda o buscar una solución y salir si o si de mí infierno. Las autoridades supieron que había dejado el centro y me dejaron encerrado por tres días en una celda, primero lo hicieron por castigo y luego me dejaron saber que papá pago una cantidad alta de dinero para que ya todo quedara olvidado. Decidí curarme a mi modo, me costó mucho, las noches eran un desastre, vivía ahogado en mi propia miseria. Pero gracias a la mamá de Lucia y su hijo Lorenzo, ella pudo en la distancia recomendarme medicamentos que me ayudaran a mi abstinencia, no quería estar internado, era lo menos que quería y muchas personas colaboraron con mi salvación aunque de verdad yo no me lo merecía. Además de eso, asistí a un psicólogo, trate mis ataques de ira, más medicamentos, más consultas pero lo hice bien, a mi modo. Me siento al borde de la cama, dejo salir con pesadez el aire retenido de mis pulmones, los recuerdos nunca se marchan a pesar de que han pasado cuatro años desde que la vi por última vez. Los recuerdos me atacan, ni siquiera entiendo cómo es que aún están tan vivos en mi memoria, es como si no ha pasado tanto tiempo. –Illán, ¿Crees que debería ir formal o informal? –escucho a Tess y la observo en el umbral de la puerta. –No lo sé Tess, es tu ropa, decide tú... –me levanto y decido tomar una ducha. En ocasiones trato de ser el hombre que ella quiere, el divertido, el que le brinda cariño, pero luego soy arrogante y esquivo, trato de no hacerlo, ella ni siquiera lo merece. El agua choca en mi rostro, haciéndome cerrar los ojos y tomar respiraciones cortas, el agua fría corre por mi cuerpo, pero son unas manos tibias las que me erizan la piel. Volteo para el encuentro y la observo, desnuda y frágil para mí, Tess me observa, sus dedos trazan los tatuajes de mi cuerpo y las heridas ocasionadas en el pasado, tomo su mano para detenerla, pero niega. –Disfruto hacerlo, es como si te da calma...–para no escuchar nada proveniente de sus labios, la callo con un beso. –No hables más y ponte de espaldas... Asiente y se da vuelta, beso sus hombros y jalo un poco de su cabello para tener mejor entrada en su cuello. Tess roza su trasero en mi entrepierna y un gruñido brota sin más. Toma mis manos y las lleva a sus caderas, me afianzo a ella, de un estocada me adentro y un gemido brota de sus labios, muerdo sus hombros, Tess tiene esa manera peculiar de entregarse a mí, con tanta lujuria y amor, pero yo solo lo hago para matar las ganas. Cierro la llave de la ducha y la tomo en mis brazos, camino con un poco de dificultad y la dejo caer sobre la cama. Comienzo a embestirla como un animal y paso mi lengua por sus pechos, ella me pide aún más y gime de placer, yo solo cierro mis ojos y el recuerdo me invade. Recuerdo su voz, sus gemidos y jadeos, recuerdo su tacto y la manera en cómo me besaba, su mirada y su risa, todo me abarca los pensamientos y susurro: –Lucia... –sé que Tess ha escuchado y no es primera vez. Me toma del cuello logrando así tener ella las riendas y quedar encima de mí, Tess se lo introduce todo y comienza a moverse de atrás hacia delante, toma mis manos apretando su cintura, mi cuerpo a punto de estallar, ella se mueve aún más rápido y yo sin más llego al éxtasis. Tess cae sobre mi pecho exhausta dejando besos y caricias, la hago a un lado y le doy un beso en los labios, me levanto y busco ropa para la fiesta de Maggie. _ Tomo algunos atajos para llegar pronto a casa, ya anocheció y de seguro mi hermana está enojada pensando que no asistiré. Por suerte Tess le ha escrito y le dejo dicho que llegaríamos tarde, estaremos en unos minutos en casa, pero antes decidí pasar por un lugar, la casa de Lucia. Tess siempre ignora ese hecho, ella sabe lo mal que la he pasado con todo lo que tiene que ver, ella solo hace silencio y se traga todo. Sé que le hago daño tanto como el que yo me hago a mí mismo, pero a veces siento que este es el daño que necesito, ya que Lucia sufrió tanto o más que yo en ese momento. Esa noche, fui tras ella y mi corazón se rompió cuando note que se había ido con Teo Fernán, espere por un largo rato y no llego, ella no volvió, me resigne y tome camino a casa. Al siguiente día intente buscarla, ya se había marchado muy temprano, nadie me quiso decir nada, aunque vieron cuanto me estaba matando todo esto. A los días me arme de valor y busque a Teo Fernán, él tampoco supo decirme donde se había ido, me lo juro, le creí cuando juro por su familia, allí supe que él tampoco sabía dónde se había marchado Lucia. Luego supe con el tiempo que ellos estaban frecuentando, lo supe por la bocaza de Assia, la cual me encontré un día y sin querer –o eso creo yo– se le salió que Teo y Lucia, tenían quizás, algo. Desde ese día supe que lo mejor era olvidarme de todo el rollo con Lucia, que tenía que aceptar que ella y yo más nunca y que debía coger mi rumbo y no matarme más con sus recuerdos. Esa fue su decisión y yo debía respetarla si o si, así que, aunque todo esto me mata, debí aceptar mi realidad, Lucia en mi vida, ya no estaría más. Lentamente moviéndome en el coche, veo su casa, la luz de su habitación está apagada, observo con mucha quietud y de tan solo ver, se nota que ha cambiado todo el aura feliz que desprendía ese hogar, llevo la mirada al frente y tomo el camino a casa. Ya frente a la casa de mis padres, veo a lo lejos que hay muchas personas, tomo el volante con fuerza, quiero irme de aquí, pero no le quedare mal a mi hermana, tengo meses que no la veo y hoy es una fecha especial, es su cumpleaños. – ¿Listo? –volteo a ver a Tess quien me sonríe y toma mi mano. –Si... Vamos... –asiente feliz y bajamos del coche. Lleva un vestido purpura un poco más arriba de su rodillas, su cabello n***o suelto y sus ojos azules resaltados por su maquillaje. Llego hasta ella y tomo su mano, debería ser más considerado con Tess, no merece mis desprecios y ya no soy aquel chaval idiota que se comportaba como un malote estúpido. Ambos caminamos hasta la entrada y llamamos a la puerta, tengo la llave de esta casa, pero creo que no tengo derecho a entrar como si nada, no después de todo lo que he causado. La puerta se abre y es mi linda hermana, sonríe amplio y se tira sobre mi abrazándome hasta dejarme sin aliento, hago lo mismo y la levanto, ella besa mi mejilla repetidas veces y acaricio su ahora cabello corto. –Feliz cumpleaños Maggie... –le sonrío y asiente. –Gracias, creí que no vendrías, estas… tan guapo –me vuelve abrazar. –Feliz cumpleaños Margaret... –escuchamos a Tess y mi hermana se aparta de mi la observa y le sonríe. Tess le entrega el obsequio y lo acepta emocionada. – ¿Que hacemos aquí? ¡Entremos! –los tres reímos y eso hacemos. Caminamos hasta la sala donde todos se encuentran riendo y rodeados de globos, Maggie siempre ha sido una niña cuando llega su cumpleaños, adora decorar, disfrutar su día al máximo, siempre tan radiante, y feliz. – ¡Hola! –hablo, alzo mi mano en modo saludo y todas las miradas caen sobre mí y Tess. –Hijo, que alegría... –papá se levanta del sillón y se acerca para abrazarme. –Hola papá, que bien te ves eh… –sonríe y asiente. Saludo a mi madrastra quien está repartiendo algunos bocadillos, veo a los hermanos de Lucia quienes están con sus novias, bueno solo Lorenzo y Ricardo, porque no veo ni a Rubén y Assia en el lugar. –Hola chicos, cuanto tiempo ¿No? –ambos asiente y sonríen. – ¿Qué tal estas Illán? ¿Todo bien? –Lorenzo me habla y le sonrió. –Sí, todo bien, gracias... Tomo una copa de champagne que está en la mesa y le entrego una a Tess quien observo está algo nerviosa. Tomo su mano y le sonrió para hacer que entre en confianza, recuerdo cuando Lucia vino y ni siquiera fue en un momento agradable, sacudo mi cabeza espabilando esos recuerdos y centrándome en el ahora. Tomo un sorbo de mi copa, algunos amigos de Maggie están a su alrededor, ella se ve tan feliz, junto a su novio, sus amigos y familiares, al menos después de tanto dolor, fue buena idea venir a verlos. – ¿Y? ¿Illán? ¿Qué tal tu vida en el bosque? –escucho la voz de Ricardo a mi lado y rio un poco. –Bien, supongo, muchos animales silvestres –sonríe. –Ricardo, no estoy en un bosque –asiente sonriendo todo bobalicón y veo a su lado a Alexa. – ¿Ustedes? ¿Qué tal van con su relación? –ambos se observan y sonríen. –Muy bien, juramos no volver a la playa –comenta, ese recuerdo. –No debemos hacer desastre… –reímos. Hablamos una que otra cosa, Tess se une a nosotros y por suerte los chicos la han tratado bien, después de todo ella no tiene culpa de mi pasado. – ¡Maggie! –escucho la voz apresurada de su madre. –Si ¿Que ocurre mamá? –extiende un móvil. –Es Lucia, está en una videollamada, quiere darte sus felicitaciones. La sonrisa se me esfuma, mis manos comienzan a sentirse sudorosas, el simple hecho de escuchar su nombre me sacude hasta el hueso más pequeño de mi cuerpo. Veo a mi hermana tomar su móvil y comenzar hablar entusiasmada con ella, trato de que mi mirada me dé más allá para así lograr verla, pero luego Maggie se desaparece del lugar y yo me quedo con las ganas de verla. –Ricardo… ¿Cómo esta ella? –susurro sin más, espanto el nudo en mi garganta. – ¿De quién hablas? ¿Lucia? –asiento y volteo a verlo, me sonríe. –Ella, está bien, ya no vive con papá, se ha mudado a un apartamento ella sola, pero está bien... –asiento. –Tiene un buen trabajo y si, está bien... Asiento una vez más y tomo una bocanada de aire seguido de un largo sorbo de champagne, salgo del lugar en busca de mi hermana y salgo hasta el frente de la casa. La veo reír y hablar con ella sentada en el primer escaloncillo, mi corazón se vuelve loco al escuchar solo su voz, son cuatros años, cuatro años donde ni siquiera he podido escuchar su voz, ni siquiera está en r************* , elimino todas sus cuentas y si, es como si se hubiera vuelto un fantasma. Una sonrisa se asoma en mis labios y Maggie voltea encontrándome allí, escuchando todo. – ¿Puedo hablarle? Solo quiero saber cómo esta... –Maggie me mira a la expectativa, lleva su mirada al móvil. –Magg... –Maggie, ya debo dormir, disfruta tu noche, te quiero y una vez más, feliz cumpleaños… Mi hermana me observa y baja su mano con el móvil, se encoge de hombros y le sonrió. –Creo que, aun no es momento, ¿No crees? –se coloca de pie. –Lo siento hermano, si por fuera te hubiera dado el móvil, pero, respeto su decisión. –Y está bien que así sea, las cosas no pueden venir de un momento a otro, porque así yo lo quiera, ¿No? –asiente levemente. –Anda, ve dentro, tus invitados te esperan, yo voy en un momento –de inmediato Margaret me da un abrazo. –Tiempo, solo dale el tiempo necesario –asiento levemente. Pasa a mi lado y entra nuevamente a su fiesta, la brisa fría choca en mi rostro, esbozo una corta sonrisa, asiento. – ¿Tiempo? ¿Cuatro años no es suficiente? –alzo la mirada al cielo. –No, definitivamente contigo cuatro años es muy poco –suspiro. –Pero yo solo quería saber cómo estabas, Lucia, solo eso.

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