Capítulo 2

2903 Words
Lucia Cadaval. Mi día ha terminado, voy en mi coche, –si, por fin tengo uno–, no es la gran cosa, pero por lo menos me puedo movilizar a donde quiera. Donde ahora estoy viviendo no es tan grande que digamos, me encuentro en Bárcena Mayor–Cantabria un pequeño pueblo de España, y es acogedor estar aquí. Me había ido a Málaga con papá, pero él me ayudo a obtener un lugar donde vivir y decidí querer estar lo más lejos que pudiera. Estoy exactamente a ocho horas de Barcelona, pero a veces quisieran que fuera un poco más lejos, aun saber que estoy cerca de ese lugar me duele en cierta parte. Llego a casa cansada como todos los días, tuve la suerte de utilizar mis conocimientos en Psicología y estoy trabajando con una Doctora muy reconocida, suelo ayudarla con sus pacientes, organizar sus papeleos y otras cosas que tengan que ver con la carrera, al menos estoy trabajando en algo que se, ¿No? Entro a casa y mi nueva mascota me da la bienvenida, al menos no estoy tan sola, extraño a mi bolita de nieve Algodón, ya está algo viejito, tiene ya seis años, pero la última vez que Assia me visito –que por cierto fue hace como 5 meses atrás– ella decidió llevárselo un tiempo, llevarlo a casa y que mamá lo viera. Kira mi linda gata siamés es asombrosa, tiene unos hermosos ojos de color azul cielo, aun esta pequeña solo tiene 5 meses conmigo, espero que mi conejo no se sienta traicionado. Camino hasta mi pequeño reproductor y lo enciendo, Birds de Imagine Dragons comienza a sonar, quito mi ropa y quedo solo en ropa interior, y no hay nada más maravilloso que estar por tu casa en ropa interior, es uno de los mejores placeres que me ha encantado hasta el momento. Tomo mi móvil que no deja de encender la luz intermitente y lo desbloqueo. – ¡Mierda! Veo el recordatorio del cumpleaños de mi cuñada Maggie y busco algo de ropa para hacer una vídeo llamada, de seguro mis hermanos ya están junto a ella, excepto Rubén y Assia, ellos están a un viaje a Países Bajos. Los padres de Assia aceptaron su relación después de un año junto a mi hermano y decidieron darle un obsequio con el tiempo y eso fue lo que ocurrió, un viaje a menudo país, estúpidos suertudos. Ellos ya están viviendo juntos, pero aún no tienen pensado casarse ni nada por el estilo, disfrutan de su noviazgo y convivencia juntos. Me siento feliz por ellos, aunque los extraño, no es fácil estar lejos de tu familia, pero esto fue algo que yo decidí, que necesitaba y no me arrepiento. Coloco un camisón con un girasol en la parte del frente, recojo mi cabello en una cola alta y busco mis lentes, me siento en mi sofá y Kira se acomoda en mi regazo. Comienzo acariciarla y presiono con mi dedo pulgar la cámara que sale en w******p. – ¿Hola? –veo a la madre de Maggie sonreírme. –Hola ¿Como esta? ¿La cumpleañera? –se apresura y supongo que estaba por hacer algo importante. –Sí, sí claro, un momento, la despistada se ha dejado el móvil en la cocina, ya le doy tu llamada… –asiento y espero, escucho algunas voces y luego escucho la de ella. Veo la llamada distorsionada para luego encontrarme con la sonrisa amplia de Margaret, ella arregla su cabello y sonríe. – ¡Lucia! Creí que lo habías olvidado, ¿Qué tal estas? –Muy bien, feliz cumpleaños, como podría olvidar tu cumpleaños, es solo que recién llegue de mi trabajo... –asiente y luego frunce el ceño. –Lu, saldré fuera de casa hay mucho ruido acá adentro. –Vale, ¿Y? ¿Qué tal están todos en casa? –la veo caminar fuera de casa. –Todos estamos muy bien, papá y mamá en sus cosas ya lo sabes, yo más involucrada en la empresa de papá y cuidando de tu hermano claro. –Y vaya que debes cuidarlo –reímos. –Me alegra saber de todos, de verdad. –Illán, él... –palidezco. – ¿Él está allí? –asiente, sonríe cabizbaja. –Él está bien Lucia, no tienes que preocuparte, tiene buena pinta, supongo está cuidando su salud, sé que tratas de no hablar de él, pero sé que aun te importa cómo está su salud –asiento y siento un nudo en mi garganta. Y es cierto, después de un largo tiempo, pude comunicarme con Maggie, ya que ni siquiera con ella quería hablar y no por enojo, es solo que, necesitaba mi momento y solo mi familia eran los que sabían de mí. Cambie mi número de móvil, y no he abierto ninguna red social. En el primer momento que hable con Maggie le pedí que fuera honesta con respecto a Illán y me conto todo lo que había ocurrido. Él vive con Tess, se recuperó de su adicción a su modo, veía o ve un psicólogo y por lo menos saber que si busco solucionar sus problemas me hizo sentir tranquila, más estable. Lo que si me cuesta creer, es como Tess continuo con él, sabiendo lo que habia ocurrido conmigo, pasando yo, por lo mismo que ella, supongo que hay personas que, dependen emocionalmente de otras y quizás eso paso con Tess. –Solo, no le digas que pregunto por su bienestar, ¿Vale? –Vale... –sonreímos. –Que dichosa Assia y tu hermano, ¿No? –reímos y asiento. –Hasta yo desearía un viaje como el de esos dos. –Lu, deberías volver un día, ha pasado mucho tiempo, ¿No crees? –dudo, siempre lo hago, incluso cuando mamá me lo pide. –Acá siempre te vamos a esperar –sonríe y le imito, asiento, de pronto su mirada se desvía y se asombra. – ¿Puedo hablarle? Solo quiero saber cómo esta... –escucho su voz. Carraspeo evitando a toda costa calmar el nudo en mi garganta, mis manos comienzan a temblar y mi pecho es un vaivén muy apresurado. –Maggie, ya debo dormir, disfruta tu noche, te quiero y una vez más, feliz cumpleaños… Termino la llamada y lanzo mi móvil a un lado del sofá, me quedo viendo a un punto fijo de la pared y cierro mis ojos con fuerza, espantando las ganas de llorar. Con la mano derecha acaricio mi pecho para calmar el fuerte dolor que estoy sintiendo, carraspeo para alejar el nudo que me está asfixiando y me levanto del sillón, coloco a mi gatita en su casita y camino hasta la cocina. Busco una copa y busco la botella de vino que tengo en la nevera, cada noche me tomo una antes de dormir. Camino hasta la terraza, estas casas son con fachadas a la antigua y la mayoría tiene un balcón, yo para darle mi toque coloque muchas flores y pequeños adornos para que sea alegre, para que aunque sea esto sea algo alegre y nada deprimente. Tengo un sillón no muy grande reclinable, me recuesto mientras contemplo el cielo estrellado, a lo lejos se escucha To Build a Home, deprimente. Tomo un sorbo de vino, sonrió con tristeza al contemplar a lo que he llegado y sin más, sin evitarlo, comienzo a llorar. Sola y lejos de todas las personas que quiero, no tengo con quien sacar todo esto de mi pecho, lloro en silencio. Limpio mis mejillas, pero es algo innecesario las lágrimas no cesaran aun, tomo el último trago de vino y me levanto del sillón, busco el resto del vino y vuelvo al balcón, sirvo otra copa y tomo un sorbo. Observo las calles, no hay muchas personas transitando, pero es bueno por lo menos escuchar voces después solo estar rodeada en tanto silencio, cierro mis ojos y tomo una bocanada de aire para mis pulmones. Canto el coro de la canción mientras observo el vino en la copa mientras lo muevo de un lado a otro levemente. –Salud Illán… –alzo mi copa y sonrio. … Mi cabeza esta por partirse en dos, por suerte hoy no es día de trabajo y me tomo par de aspirinas, tomo una ducha rápida y luego procedo a caminar por mi habitación. Luego de unos minutos, salgo de la habitación, llego hasta la sala y observo todo el alrededor, pienso que hacer el día de hoy en el pequeño departamento. Siempre trato de tomar mi día libre para limpiar y organizar algunas cosas y así despejar mi mente. Mi estómago pide a suplicas comida, me encamino a la cocina antes de limpiar, en la distancia observo a Kira, se encuentra arañando su pequeño castillo rosa y antes de cocinarme algo, le doy un poco de leche. Ya con Kira tomando leche de su tazón, vuelvo a la cocina y escucho mi móvil, me extraña porque después que cambie de número y cerré mis aplicaciones es rara la vez que suene, muy pocos tienen mi número, solo familia y algunos amigos. Lo tomo de la encimera y lo enciendo, sonrió al ver el mensaje que me han enviado. Mensaje nuevo: ¿Pizza o comida china? Me dispongo a responder. Enviado: ¡Pizza! ¡Pepperoni por favor! Coloco nuevamente el móvil en la encimera y busco algo de comer en la nevera. Son cerca de las diez de la mañana, opto por una taza de cereal y tostadas con mermelada, un vaso de agua y un trozo de manzana. Camino hasta la mesa y me dispongo a comer, enciendo mi móvil, siempre suelo buscar noticias o algo para no aburrirme mientras como, pero no quiero leer así que decido buscar alguna serie y ver un poco del capítulo mientras tomo mi desayuno. En mi última cucharada de cereal escucho que tocan a la puerta, pongo en pausa el capítulo, tomo una de mis tostadas llena de mermelada y camino hasta la puerta. Siento el frio del piso y la piel se me eriza, pero no le doy mayor importancia. – ¡Visita sorpresa! –Me gusta cuando lo haces y con helado en tus manos, ¡Mejor! – ¿Me extrañaste? –asiento y abro la puerta. –Siempre Pandora, siempre. Me abraza y luego deja un beso en la mejilla coloca las cosas en una mesita y camina hasta la cocina. Tomo dos cucharillas y me toma de la mano para caminar hasta el balcón, siempre que viene le gusta estar en este lugar de la casa, dice que siente paz el sentir la brisa en su cara y tener el olor de tierra mojada y la fragancia de las flores a su alrededor. –Prometo no descuidarte más... –levanta su mano como promesa. –Tranquila, entiendo que ahora tienes más cosas que hacer, con eso de que ahora vives con tu novio... –se sonroja y asiente. –Lo hacemos todos los días, en todos los rincones de la casa, es tan excitante, créeme –suelto una risotada y asiento. –Que sutil eres. Destapa el helado de mantecado con trocitos de chocolate y tomamos ambas una cucharada cada una, Pandora nota la botella de vino y la copa sobre la mesita a un lado y su mirada vuelve a mí. – ¿Otra noche de copas? ¿Ocurrió algo? –Yo... Como podría definirles a Pandora, es una chica que conocí en uno de los parques del pueblo, yo caminaba por el lugar junto a Algodón en mis brazos y al verme con él se lanzó sobre mí para tenerlo en sus manos y darle apapachos. Comenzó a preguntarme lo típico de cuando ves a un nuevo habitante del lugar, comenzamos a charlar, coincidimos en muchas cosas y acá estamos, somos buenas amigas. Pandora es de tez morena, sus ojos son de un café claro y su cabello es abundante y ondulado. Tiene un cuerpo muy esbelto y tiene algunas pecas en sus hombros, nariz y mejillas que llaman la atención, es muy hermosa a decir verdad, y su guapo novio no se queda atrás. He hecho buena amistad con ambos, y bueno, ella sabe todo de Illán, en una noche que tomamos juntas y ocurrió, expulse todo y ella fue mi hombro. –Sabes que siempre tomo una copa antes de dormir. –Pero esto no fue una copa, fue una botella completa y eso solo lo haces cuando sabes de, ese hombre, Illán... –me observa y desvió la mirada. –Ayer, escuche su voz, supe que está bien, supongo que por eso, nostalgia –me encojo de hombros. – ¿Porque no me llamaste? Sabes que siempre estaré para ti, no importa la hora ¿Ok? –asiento y le sonrió. –Gracias Pandora y lo sé, es solo que quería estar sola, pero eso a veces no me hace bien y también lo sé –asiente y toma mi mano, tomo más helado. –No debes sentirte sola Lu, eres una gran chica, me has demostrado más amistad que mis propias amigas de años, siempre cuentas conmigo ¿Vale? Le sonrió y asiento, cuando Assia no está recurro a Pandora, aunque siempre lo hago, este o no mi árabe loca, ambas son grandes mujeres y sé que siempre tendré algún consejo de parte de ellas, al menos tengo una amiga en este lugar, es algo directa y sin pelos en la lengua, pero me gusta su sinceridad y que siempre sea determinada, si, algo así como Assia. _ Pase gran parte del día junto a Pandora, me hizo reír tanto con sus cosas, como el hecho de que invitaron a su madre almorzar a su nuevo hogar y su novio estaba tan ansioso de tener un rapidín, que mientras la mamá veía algo en la tv, ellos corrieron rápido al cuarto e hicieron su locura. Ambos son una perdición juntos, pero ambos se quieren con sus locuras. Lavo algunos platos, Pandora se quedó almorzar, me ayudo con la limpieza mientras reíamos en cada plática. Siempre la parte del día es bien para mí, pero la noche es otra cosa, la noche trae consigo melancolía, pensamientos y recuerdos, me gusta la noche ¿A quién no?, pero es como si la oscuridad te abraza y te hace sacar toda tristeza de tu mente. Termino de asear la cocina y escucho que llaman a la puerta. Son cerca de las siete, llevo ropa de dormir y mi cabello suelto para que se termine de secar, camino hasta la puerta y la abro, de inmediato una sonrisa se forma en mis labios. Le miro, de pie a cabeza, una sensación se forma en la boca de mi estómago, cada que llega de este modo. – ¿Alguien hizo una orden de pizza con pepperoni y extra queso? –el rubio sonríe alzando la caja de pizza. –Sí, entre, coloque la caja en la mesa voy por su pago... –cierro la puerta detrás de mí y sonrió de lado. –Pero no recuerdo el extra de queso, gracias por recordarlo. –Uff, que alivio –sonreímos. –El pago es, diez besos con dos abrazos... –lo observo con esa sonrisa bobalicona y juguetón, corro hasta él y me abalanzo, me levanta en sus brazos y rodeo su cintura con mis piernas. – ¿Y qué tal si el pago es pasar una noche juntos? –sonríe y besa mis labios. –Buena oferta, bonita, eso es mucho mejor de lo que pedí… Acepto... –y sus labios y los míos se unen. –Te eche de menos, Fernán –susurro... –Te eche aún más de menos, Cadaval. Teo me abraza y me besa, acaricio su rostro y dejo algunos besos en su cuello, me alejo un poco de él, llevo mis manos al final de mi blusa de dormir y la quito. Mi piel se eriza por el frio a nuestro alrededor, sus ojos contemplan mi desnudez y sus labios dejan cortos besos en mis senos ocultos por mi brasier. –Vamos al cuarto. Asiente y me lleva en sus brazos, llegamos hasta mi habitación y se sienta al borde de mi cama, quito su camisa y la tiro a un lado, mis ojos contemplan su definido pecho y acaricio sus hombros. Teo toma mi cabello y acerco mis labios a los de él, nos fundimos en un beso apasionado, me encanta el sabor de sus labios, siempre saben a uva y tiene ese olor a vainilla que expende su cuerpo, ese que me vuelve loca, sus manos recorren mis espalda quitando así mi brasier. – ¿Te he dicho que me gusta el sabor de tus labios? –murmuro y asiente. –Sí, siempre que hacemos el amor, y yo tampoco puedo negadlo, me gustas toda tú, tu sabor, tu aliento, tu temperatura, toda tu... Y en el momento que calla nos enredamos entre las sabanas, siempre olvido todo lo malo que me ocurrió en el pasado en los brazo de Teo. Él siempre esta, siempre para mí, a pesar de mi dolor constante él ha estado estos cuatro años conmigo, no ha hecho que el dolor disminuya, pero si ha logrado que olvide con su presencia tanto dolor en mi alma.
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