:.Capítulo 2.:

1257 Words
"Demasiadas personas sobrevaloran lo que no son y subestiman lo que son". -Malcolm S. Forbes.                                                                                         >> —Miren a quién tenemos acá...— escuché la voz de Danielle escupir con una sonrisa cínica mientras me detenía frente a las demás junto a la entrada de la pasarela.   Mi mirada indiferente se dirigió hacia su pálido rostro para dejarle claro que no me interesaba en lo más mínimo lo que pudiera salir de su venenosa boca y puse toda mi atención en la música que retumbaba afuera para tratar de evitar lo más posible que su mirada se encontrara con la mía. Desde que nos conocimos se había comportado de esta manera sin ningún motivo aparente, pero ya no me importaba. Danielle era un desperdicio de tiempo.   —¿Acaso vas a ignorarme? — su pregunta resonó en el pequeño espacio antes de echarse a reír— ¿Aún sigues molesta por el pequeño incidente que sucedió con tu amiga Niam en la última función?   ¡Oh Dios, cuánto la odiaba!   Dirigí mis ojos oscuros hacia su rostro con desprecio y ella se llevó ambas manos a la cintura. La presencia de Danielle, los tacones de Niam, más el hecho de que estuvieran cerca en la pasarela, fueron una muy mala combinación para mi mejor amiga la semana pasada. Niam no iba a poder modelar en quince días por culpa suya.   —Eres una enferma.   La boca fina de Danielle me volvió a sonreír.   —No es mi culpa que tu amiga sea tan torpe, Kerssies. Además...— agregó, encogiéndose de hombros— Sólo se ha doblado el tobillo.   Mis puños se cerraron con furia ante su psicópata insensibilidad, pero antes de que pudiera tirarme sobre su cuerpo para darle su merecido una firme mano me sujetó de la cintura con determinación. Mi mirada oscura ascendió con rabia hacia la persona que tenía al lado y la encantadora sonrisa de Dylan me recibió amigablemente. Su cabello castaño claro se encontraba tan despeinado y largo como de costumbre, pero esta vez un elegante traje n***o le daba el semblante de chico rico y educado que era necesario para encajar en este tipo de eventos. Me encantaba que Dylan no intentara dejar de ser él mismo para lograr formar parte de este estúpido y superficial imperio. Él siempre se mostraba genuino sin importar lo que los demás dijeran, algo muy diferente al resto de nosotros.   —¿Todo está en orden? — sus ojos dorados se turnaron entre Danielle y mi cuerpo con curiosidad y yo solo asentí para evitar que se preocupara. No hacía falta causar un problema por cualquier estupidez.   Mis ojos se volvieron a encontrar con los de Danielle y los suyos brillaron de rabia.   —Bien, chicas— Dylan llamó nuestra atención aplaudiendo varias veces y la mirada de todas se dirigió hacia su bello rostro— Van a ser las nueve de la noche y la función está a punto de comenzar. Hay gente y cámaras por todos lados, así que quiero que se concentren...   —Por supuesto— farbulló Danielle mirándome fijamente a los ojos— Nadie quiere que una tragedia parecida a la que le sucedió a Niam se vuelva a repetir esta noche, ¿Verdad?   Apreté los labios con fuerza para evitar gritarle todo lo que se me estaba pasando por la cabeza en ese instante y tomé una respiración profunda. Era la persona más descarada que había conocido en toda mi vida.   Dylan se aclaró la garganta como para alivianar la tensión que estaba lentamente empezando a inundar el aire y luego continuó con su familiar discurso motivacional. Lo había escuchado hacer esta introducción centenares de veces, pero siempre era refrescante volverlo a repasar. Dylan tenía el poder de brindar confianza y seguridad a todas las personas y, maldición, a veces era extremadamente necesario.   A él lo había conocido el mismo día en el que conocí a Niam, ya que su padre era nuestro fotógrafo en ese entonces. Dylan asistía siempre a todas las sesiones fotográficas que le otorgaban a él para aprender a ejercer ese mismo empleo correctamente. Y lo había hecho. Llegó a convertirse en uno de los mejores camarógrafos de renombre que poseía el país.   Mis ojos se desviaron con cautela hacia mi lado derecho y los oscuros ojos de mi compañera Sharon me devolvieron la mirada con diversión. Su cabello rojo estaba sujeto en una larga trenza, dejando su perfecto y pálido rostro descubierto.   —Es hora.   Todo el lujoso salón del nuevo estudio fotográfico de mis padres se encontraba en completo silencio mientras la música hacía eco contra las paredes. Podía observar un incontable número de mesas dispersas por todo el lugar, con grupos de diez personas por cada una de ellas. Era una imagen increíble, pero estaba empezando a parecerme demasiado común.   Un destello abrumante de luces me hizo recuperar la concentración apenas Sharon empezó a caminar sobre la pasarela. Me mantuve inmóvil frente a la entrada mientras trataba de encontrar en mi cabeza una razón por la cual debería de seguir haciendo esto. Maldición, me gustaba, era divertido y desde mi punto de vista, uno de los mejores trabajos que podrían existir, ¿pero valía realmente la pena? Estaba comenzando mi década de los veinte y parecía que no había vivido nada durante todo este tiempo. Le faltaba algo a mi vida y estaba segura que las pasarelas no me lo iban a dar.   El golpe de los aplausos me hizo pestañear varias veces y pude ver cómo Sharon se dirigía con confusión hacia mí. Genial, se supone que ya debería estar caminando y no me había movido ni un centímetro.   Contuve el aire en mis pulmones sabiendo que no era el mejor momento para tener una crisis existencial y empecé a caminar hacia su reencuentro con paso seguro y una expresión inescrutable en mi rostro. Mantener firme la seguridad y confianza en uno mismo arriba de la pasarela era lo más importante que debía tener presente una persona que quisiera dedicarse a esto.   Me crucé con Sharon a mitad del camino y seguí adelante hasta llegar al punto central de exposición. Un estallido de flashes se originó alrededor de mi cuerpo y giré con suavidad hacia donde se encontraba mi próxima compañera. Rachel me observa con una sonrisa cuando mis ojos se encontraron con los suyos y yo se la devolví antes de desaparecer por el pasillo opuesto al que habíamos ingresado.   Sharon se cruzó de brazos al frente de mi cuerpo.   —Me estoy muriendo por una estúpida hamburguesa. No sabes lo mucho que me he matado de hambre por entrar en este jodido vestido.   Sacudí la cabeza y la miré con los ojos entornados, tratando de calmar el latido constante de mi corazón.   —Ya sabes lo que opino sobre eso— murmuré apoyándome en la pared y observando a otra de las chicas entrar al vestidor— No puedes arriesgar tu salud de esta manera. Mostrar una figura perfecta por unos segundos de atención no es tan importante.   Sus ojos oscuros me estudiaron con malestar.   —Estás bromeando, ¿No?   Estaba a punto de responder a sus palabras cuando un grito acompañado por un conjunto de murmullos provenientes del salón principal provocó que nos volteáramos inmediatamente hacia la pasarela.   Maldición.   Me incorporé enseguida para saber qué estaba sucediendo afuera y de pronto lo que había sucedido en nuestra última presentación se reprodujo como un mal recuerdo en mi cabeza. No necesitaba observar la imagen para saber quiénes se encontraban allí. Danielle lo había hecho otra vez. Y juro que no va a salir inmune de nuevo.
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