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Inesperado

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Blurb

La historia de Daniel Melillan y Melissa Rochlan.

Daniel Melillan, es piloto de combate areo del ejercito. Es un hombre que nunca estuvo en pareja y desea una familia numerosa, amante de las mujeres con kilos de mas.

Melissa Rochlan, quineseologa recien graduada, jamas tuvo novio ya que es muy insegura sobre su cuerpo, tiene problemas alimenticios.

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Capitulo 1
Melissa. Termino de subrayar el libro y hacer mis anotaciones, me duele mucho la cabeza, pero tengo que terminar ya que en unos días tengo el final y ahí sé si me recibo o no, por eso estoy a full intentando de terminar así me queda solo meterme de lleno en estudiar y recordar todo. —¿Hija?. —cierro y abro lo ojos ya que se me nubla la vista por forzarla tanto. —¿Qué pasa papá?. —¿Puedo entrar?. —Si... Estoy estudiando. —me saco los lentes de lectura para mirarlo—. ¿Pasa algo?. —Vi la luz por debajo de la puerta y vine a ver. —mira mis libros frunciendo el ceño—. Son las cuatro de la mañana hija... Estuviste todo el día acá encerrada. —Estoy estudiando. —Ya lo sé... Pero es mejor que descanses un poco. —Pero quiero prepararme bien... No ir en la nada o de corajuda, quiero ir preparada para lo que sea. —Si estas así no vas a aprobar nada... Tienes los ojos hinchados Melissa. —¿De verdad son las cuatro?. —agarro mi celular y quedo sorprendida porque si, son las cuatro y veinte de la madrugada—. Guau... No me di cuenta. —Vamos abajo así comes algo. —¿Me ayudas?. Le estiro las manos y me ayuda a parar ya que tengo el cuerpo entumido por estar en la misma posición por horas, cuando me acomodé eran las cuatro de la tarde y no me di nada de cuenta de que ya es tardísimo. Me cocina una hamburguesa y me hace un tomate cortado en rodajas así como en sandwich, mi tripa suena con fuerza por el hambre que tengo, mientras se mueve en la cocina apoyo un codo en la mesa y mi cara ahí, cierro mis ojos y ya no recuerdo nada hasta que me sacuden con fuerza. —¡Mierda!. —La boca Melissa. —Perdón, me asusté. —me friego la cara bostezando—. Me quiero ir a dormir. —Primero come. —deja el plato frente a mi—. Ya has estudiado mucho... Si sigues así cuando llegue el día no vas a poder hacerlo y hablo por experiencia. —Mañana voy a reducir las horas. —Mañana no vas a estudiar. —lo miro dudando—. Mañana vas a salir a hacer algo y no pasártela encerrada todo el día. —¿Y a dónde voy a salir?. —veo pena en sus ojos—. ¿Me das jugo?. —Tienes amigas Meli. —¿Si?. —niega y me da jugo en un vaso—. Mañana le digo a Dam si me acompaña al parque o a dar una vuelta. —Esta bien. —bosteza y mira el reloj—. Voy a ver si puedo dormir un poco mas... Lava todo antes de acostarte. —Si, no te preocupes... Ve a dormir. Lo miro irse y miro la comida en mi plato con asco, tiro lo que queda y lo lavo todo, subo y de inmediato me tiro en la cama perdiendo la noción de todo. ....................... Miramos todas las tiendas de ropa que pasamos en nuestro paseo, todo, pero absolutamente todo es tamaño único o el mas grande es un tres, jamás entraría en algo así por eso ni pregunto si tienen de mi talle porque sería pasar vergüenza. Dam se prueba ropa a lo loca, y si le queda ajustado al punto de que da la sensación de que se va a romper mejor para ella, ya que le gusta que se le marque todo. —Esta muy bueno Meli. —me muestra un vestido de lanilla que es finito como un fideo—. Pruebatelo, vas a ver que eres una diosa. —No gracias. —sigo mirando las perchas sabiendo que nada de esto me anda. —Tienes cuerpo nena. —Como todo el mundo. —Pero muestralo, no lo escondas. —Ya dije que no... No me gusta. —Lo que te lo pierdes. —Y bueno, me lo voy a perder, pero no pienso mostrar mi culo de esa forma. —Yo que tú lo mostraría... Cada vez que me miro al espejo le doy gracias a mamá por el culazo y tetas que nos heredó. —También kilos de mas. —me mira alzando las cejas. —¿Ya estás con eso otra vez?. —miro para otro lado sin decir nada—. Fue decisión de nosotras engordar Meli, nadie nos obligó a comer mucho. —Pero no fue mi decisión el tomar un vaso de agua y engordar tres kilos... Hasta cuando respiro lo hago. —¿Dejaste de comer otra vez?. —se enoja donde no lo niego—. Mierda Melissa, no hagas eso ¿estás loca?. —No hago nada. —me giro moldeando mi cuerpo—. ¿Estoy comiendo o acaso no me vez?. —No lo hago porque te la pasas encerrada en tu habitación... No lo hagas Meli, mamá y papá estuvieron muy mal la última vez. —Ya te dije que estoy comiendo, no seas pesada. —suspira y entra al probador con un montón de ropa. —Quiero un vestido porque voy a salir con un chico. —¿Cómo se llama?. —me quedo del otro lado del probador con la empleada del local que me mira incómoda al oír toda nuestra conversación. —Leo. —me sale una risita con eso. —¿Dónde lo conociste?. —No te puedo decir. —sale y me muestra como le queda un vestido verde militar ajustado—. ¿Es lindo?. —Si... Hermoso te queda. —Bien. —lo que mas se mira es que muestre bien sus pechos y su culo quede bien moldeado—. Me parece que mejor lo dejo para el casamiento de Julián. —dejo de sonreír y me agarra la mano—. ¿Todavía sufres por eso?. —Ya no. —le sonrío porque es verdad—. Desde que Anabella se fue a vivir con él que no me interesa. —¿Y por qué esa cara?. —No lo sé. —Bien... Quiero que para el casamiento vayas como una diosa... Que todos vean la mujer infartante que escondes abajo de estos vestidos apestosos. —No tienen olor. —digo oliendo mi ropa. —Pero da esa sensación Meli. Me hace probar muchísimos vestidos, perdí la cuenta de cuantos me hizo probar y comprar, también me hace probar pantalones ajustadisimos pero lo que me sorprende es que no parten la panza, sino que quedan comodos, remeras muy escotadas o cortitas y hasta literalmente cambia mi ropa interior, realmente esta loca si cree que voy a usar estas cosas, pero la dejo que se ilusione al llevarlo, al menos mi placard se va a ver abultado, no como lo tengo que realmente no tengo nada de nada. Después de dejar las compras en mi auto nos vamos a tomar un helado, ella se compra el mas grande de todos y yo solo elijo una bocha pensando en todas las calorías que tiene, todos los que pasan le dicen cosas porque es muy extrovertida y da la sensación errónea de que es buena honda y simpatica. —¿Tan linda soy?. —divertida mira a un hombre que le dijo un piropo. —Si yo anduviera mostrando los pezones también me dirían esas cosas. —Y muestralos. —Que asco. —levanta un hombro comiendo el helado muy descaradamente—. Mamá me esta llamando. —Ufff que pesada. —¿Hola?. —¿Dónde están?. —En el centro, ¿por?. —Ya es tarde Melissa. —¿Ma?, Son las ocho. —Esta bien. —Dam se empieza a reír—. Dile a esa que no se haga la viva que la escucho. —Dice mamá que te escucha. —deja de reír enseguida. —Mándenme mensaje hija que yo me preocupo. —Esta bien... Cuando nos volvamos te escribo. —Bien... Te quiero. —Yo también. —cuelgo y búfamos juntas. —¿No entenderá que ya estamos grandes?. —Parece que no. —miro a unos chicos que pasan y nos miran riendo—. ¿Por qué la gente se burlara de nosotras?. —¿Eh?. —la miro que está sin saber de que hablo. —¿Tan mal está que seamos gordas? ¿Tanto molesta?. —Meli... —¿Acaso por ser gordas gastamos mas aire? ¿O rompemos el piso al caminar?. —¿Por qué dices eso?. —Mira. —con el mentón apunto a los pibes que no dejan de mirarnos—. Desde que llegaron que nos miran y se ríen. —Vamos a hacer algo. —se para con su helado en la mano y el mío en la otra mientras camina hacia ellos. —No Dami. Salgo detrás de ella pero no llego a tiempo, les tira helado a todos ensuciándolos, me garra de la mano y salimos corriendo como locas, llegamos a mi auto, nos encerramos y arranco como si estuvieran detrás de nosotras, estoy tensa y casi no puedo respirar del miedo que tengo, pasa un rato en donde se rie a carcajada contagiándomela. —¡Estas loca!. —Si no vives localente es aburrido Meli. ....................... Me preparo para ir donde mis amigas de la facu, me invitaron a comer a la casa de una de ellas, me miro al espejo analizandome, soy la mas gruesa del grupo, pero ellas no me hacen sentir inferior, no presumen sus cuerpos ni nada pero esta vez decidí ponerme un jean ajustado que eligió Dam y un sueter sueltito, le aviso a mis papás y me voy para que no se haga mas tarde. Compro unas bebidas y algo dulce para no llegar con las manos vacías, llego al edificio de Estefi nerviosa, siempre estoy nerviosa Dios Santo. —Hola. —dice desde la puerta. —Hola. —queda mirándome sin dejarme entrar—. ¿Pasa algo?. —¿No vino Dam?. —No. —eso me dolió hasta el alma. —¡Ah!. —duda en dejarme pasar—. Que lastima. —Si. —cuando estoy por pegar la vuelta me invita a entrar. —Chicas llegó Meli. —Hola. —las saludo a todas que no tienen buena cara al verme llegar sola. —¿Y Dam?. —dejo las cosas en la mesa sin mirarlas. —Dice que no pudo venir. —Pucha que lastima. —¿Y si le escribes?. —Eso. —me miran sin decir nada—. ¿Por qué mejor no la llaman y listo? En vez de hacerme perder mi puto tiempo viniendo acá a verle las caras a ustedes. —Mel, ¿Qué pasa?. —dice Male. —Nada. —voy hacia la puerta y desde ahí las miro—. No me vuelvan a llamar mas... Si quieren una amistad con Damaris llámenla a ella pero a mi no me jodan. Mis lágrimas salen en cantidad, siempre lo mismo... Estúpida... Estúpida... Estúpida... Nadie quiere ser tu amiga porque eres una aburrida, porque tienes otra visión de la vida, no como ellas que solo piensan en el momento sin pensar en las consecuencias. Siempre cuando me hacia amigas, me invitaban a juntarnos me decían que lleve a mi hermana, siempre me decían que era muy divertida, ¿por qué carajo no la invitaban a ella que me usaban de chivo?. Paro en una plaza y me desmorono llorando en cantidad, ¿mierda, por qué? ¿Por qué siempre lo mismo por qué?. ***** Daniel. Me despierto con mi cuerpo adolorido, miro a mi alrededor intentando de enfocar la visión y saber en donde estoy, pero veo todo borroso llegando a marearme, intento mover el brazo y no me responde para nada, eso me desespera logrando que me mueva con fuerza y mas al darme cuenta que estoy en una sala de hospital. —No te muevas. —me giro hacia la puerta viendo a Rubén. —¿Qué hago acá?. —¿No te acuerdas?. —Por eso te pregunto. —se acerca riendo, agarra la silla sentándose a mi lado. —Tu avión no respondía a los mandos. —primero no entiendo que dice hasta que comienzo a recordar. —¡Carajo!. —me rio por eso—. El puto paracaídas no abrió. —Pero te salvó. —me acomodo en la cama mirando el techo. —¿Hace cuánto que estoy acá?. —Un día. —¿Mi familia?. —Fueron notificados de inmediato y tu hermano esta acá... Él se notificó de inmediato. —Quiero verlo. —abre la puerta y ahí lo veo entrar con cara de panico—. Guille. —Mierda Dani. —me da un abrazo con mucho cuidado—. Si que nos asustaste. —¿Mamá?. —Esta en camino... En una hora ya llegan. —Me hubiese gustado que no lo sepa. —¿Por qué?. —golpea mi pecho y lo sentí en todo el cuerpo. —Carajo pelotudo. —se ríe a mandíbula abierta. —Dani tenemos que hablar. —Rubén se gana del otro lado de la cama para poder hablar los tres. —¿Qué pasa?. —Los controles estaban bien el día anterior. —lo miro dudando y luego a mi hermano. —Eso quiere decir que alguien hizo algo. —Guille cambia la cara, se pone en alerta enseguida. —Así es... Anduve averiguando y hay un par que están nerviosos. —Quiero nombres. —Cuando te recuperes. —Quiero nombres Guillermo. —asiente enseguida—. Casi quedo hecho una lamina en el piso por unos idiotas... Dame nombres. —El jefe de taller Zamora y los cabos Muños y Rodrigues. —Bien. —Rubén niega mientras me mira. —Daniel... Cuando te recuperes voy a unirme en tu búsqueda, pero primero recupérate. —Rubén tiene razón... Es inútil que intentes algo en este estado. —¿Qué estado?. —Tienes rotura de ligamentos y músculos por eso no puedes moverte mucho. —no puede ser, eso va a llevar meses para recuperarme—. Por obra de Dios no te quebraste en mil pedazos y que solo eso te pasó. —No prometo nada. —Bien. —Ruben se para dándole la mano a Guille—. Yo me voy, tengo trabajo. —Mantenme informado. —Si, tranquilo. —Guille se sienta y lo miro fijo, hace meses no nos vemos. —¿Los nenes?. —Bien. —ahora su mirada se ilumina—. Likan se fue con Laku (abuelo paterno), lo fue a buscar, pero no tengo idea de cuando lo va a ir a dejar, viste que se hace el dueño enseguida. —¿Que loco no? Que no acepte que seamos hijos de una blanca pero nos cría como unos indios. —Nadie jamás lo va a entender... Ese hombre es un misterio andando. —¿Y Aukan?. —Ahí esta... Ya está dando unos pasos mi bebé, esta re grande, no vas a poder creerlo cuando lo veas porque no es lo mismo verlo por las fotos que te mandamos. —Ya quiero verlos, los extraño muchisimo. —Likan siempre pregunta por ti. —Mi mono... Ya lo voy agarrar. —Pobre de mi hijo. —dice riendo. —¿Bárbara?. —Jodiendo la vida. —se tira al respaldo suspirando—. Mamá dice que cada vez que va a buscar al nene le dice que no la ayudo... Que no colaboro con la crianza de mi hijo... Me tiene las pelotas hinchadas. —Sabes bien cual es el problema Guille. —bufa mirando a otro lado porque siempre se lo digo—. Deja de buscarla cuando tienes ganas de coger y córtala del todo. —No es mi culpa que este buena. —Linda... No buena estúpido, habla bien. —Es lo mismo. —Ella confunde eso... Deja de ir y todos contentos. —Lo voy a intentar. —alza las manos riendo—. Aunque no prometo nada. —Si serás pelotudo Guillermo. —¿Se puede?. —mi mamá asoma la cabeza con cuidado, cuando me ve despierto entra corriendo—. Aaaa hijo. —Mami. —se tira en mis brazos y llora a mas no poder—. Mamá estoy bien. —No... No no no no. Mi papá solo me mira llorando y eso me duele mas que la caída que tuve ya que están asi por mi causa y eso no es nada agradable, ver llorar a tu familia por culpa tuya, mi hermana es la que mas llora, parece que sus lágrimas no tienen fin y solo la dejamos que se desahogue. Cuando me dan el alta vamos hacia la finca que me compré, esta al lado de las tierras de mi papá, pero aun así queda muy lejos de la casa principal, miro desde el auto diciéndome que a este paso nunca voy a ver a mis hijos crecer en estas tierras, y compré esto con esa intención, de que mis futuros hijos tengan donde vivir y que se críen como a mi me criaron. Mis hermanos se van enseguida donde deben seguir trabajando, pero Brisa se queda aun con mis quejas. —Bebé. —se gira de inmediato. —¿Qué pasa?. —viene a mi lado a mirar las vendas. —Quiero que me hables del tipo. —da vuelta los ojos fastidiada. —¿No podrías dejarlo pasar y listo?. —golpeo el sillón al lado mio y se sienta con fuerza—. ¿Qué quieres saber?. —¿Cómo lo conociste?. —A través de Lili... Es el mejor amigo de su marido y ahí lo conocí. —se para golpeando sus piernas—. Fin del tema. —Para ahí. —reniega como una nena y se vuelve a sentar con los brazos cruzados. —Pucha Dani. —¿Cómo es?. —¿El aspecto o personalidad?. —No me jodas. —Es amable. —quedo sorprendido al verle los ojos brillosos—. Cariñoso y atento. —Ya tuvieron sexo. —¡Ay Daniel!. —hace caras de asco—. ¿Cómo vas a preguntar eso hombre? Eres mi hermano. —Si o no, es simple. —Y si... Puffff. —me mira roja de vergüenza—. ¿O acaso no lo has hecho?. —No dije eso. —me mira fijo y veo que no le gusta la charla—. Bri... Sabes como nos criaron. —Lo sé. —se tapa la cara—. Que entre hermanos no deben haber secretos ni vergüenza. —Eras virgen ¿Fue considerado o solo pensó en él?. —se pone roja y mira hacia otro lado. —Fue considerado. —juega con sus manos como una nena que se mandó una travesura—. Me trató bien. —Bien ¿Tiene hijos?. —No. —¿Cuántos años tiene?. —32. —lo dice casi sin voz. —¿Qué?. —aprieta sus manos nerviosa—. ¿Es mas grande que yo?. —Por dos años no mas. —¿Estás loca?. —El amor no tiene edad Daniel. —me mira sonriendo—. ¿Cómo fue tu primera vez?. —¿No te conté?. —Nop... Nunca. —Fue en un auto. —¿Qué?. —me mira asombrada y yo asiento riendo—. ¿Con quién?. —Con la hermana mas grande de Bárbara... Miriam. —¿Me estas jodiendo?. —No... Es una mujer muy hermosa. —Y bien puta. —me giro a mirarla feo y levanta las manos—. Es verdad no lo niegues ¿O vas a negarlo?. —Por supuesto que no. —¡Viste!. —nos quedamos unos minutos en silencio. —Quiero conocerlo. —¿Fin de la interrogación?. —No te hagas la viva Brisa. —Yaaaaa ¿si? Puedo volver a la cocina. —Ve... Quiero pan dulce con crema. —Te estas pasando amigo. —Tú te pasaste con ese tipo. —Idiota. Me rio por como se comporta, ella se pone nerviosa cuando hablamos de estos temas, pero nos enseñaron que siempre hay que confiar en nuestros hermanos hasta el punto de contar nuestras intimidades, yo le conté a Abigail cuando tuve sexo por primera vez y ella a mi, obviamente no me gustó una mierda ya que no podía aceptar que mi hermana halla estado con un hombre, pero no puedo hacer nada ya que ella tenia, y Brisa tiene derecho a disfrutar lo que nosotros, solo que a Brisa le da vergüenza hablar de esto ya que es la unica mujer entre tantos hombres celosos y posesivos, ni hablar de mi papá que prefiere hacer de cuenta que nada pasa con su nena. ................................ —Ya esta el agua. —Mierda que es vergonzoso. —negando se acerca. —Vamos hombre que eres mi hermano. —me ayuda a parar llevándome al baño. —¿Me vas a lavar la cola también?. —hace cara de asco. —Tampoco tanto. —entro casi gritando donde esta re caliente el agua. —Carajo Lautaro. —se rie haciendo que me siente—. ¿Acaso te bañas con agua hirviendo?. —Esta caliente pero no para quemarse, no seas maricón. —sin decir nada me ayuda a bañar—. Mamá me dijo que tienes que ir a la clínica de la base para que te asignen un quineseologo. —Solo me voy a recuperar. —Si, lo que digas. —me ayuda a secar cuando termino de bañarme—. Las bolas y el culo sécatelo solo. —Estoy lisiado. —me divierto por las caras que hace—. ¿Acaso no eres mi hermano?. —No pienso tocarte nada. —me rio con ganas por eso—. Volviendo al tema ¿Por qué no quieres ir? Capas te vas a recuperar más rápido. —¿Ya estoy dando trabajo no?. —No. —me mira a los ojos—. Yo estuve peor Dani... Y siempre estuvieron a mi lado. —Yo ahí si te limpiaba el culo. —No me hagas acordar... Y para mi defensa no podia mover mis brazos. Después de vestirme me lleva al living, me cuesta un montón bajar las putas escaleras solo por eso debo esperar a que uno venga y me ayude, prácticamente me lleva en brazos porque no puedo hacer nada de fuerza. Miro por la ventana como todos los peones trabajan sin cesar, estoy hace a penas una semana acá y siento que es una eternidad, desde los dieciocho años que no estoy tanto tiempo en un lugar rodeado de mi familia, siempre solo y con mis compañeros de trabajo que ahora que están todos encima me fastidia. —Dani. —me giro viendo que esta con el celular en las manos y una cara terrible. —¿Qué pasa?. —Leo dice que Bri va a llevar al tipo a la casa. —Vamos. . . . 1° Insegura "letras rojas" 2° Insegura "letras azules" 3° Tentación. 4° Inesperado. ■ 5° Inocencia. 6° Lecciones. 7° Aprendiendo. 8° Confiando. 9° Miradas. 10° Mi Rebelde. 11° Indomable. 12° Antu. 13° Arreglado. 14° Mestizo. 15° El Indio. .

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