Comencé a reírme, mis nervios intentaban traicionarme y hacerme una mala jugada, pero tenía que controlarme, él era mi amigo, mi bromista amigo, y yo… bueno, seguía siendo una mujer casada. Me puse de pie reaccionando a mi posición, estaba en la oficina, pero lo más importante es que no podía traicionar a mi esposo. Escuché como él resopló antes de ponerse de pie. Levantó la silla y yo regrese a mi puesto frente al escritorio. Me sobresaltó como comenzó a reírse de repente -¿Qué pasa contigo? –pregunté sin atreverme a mirarlo de nuevo -Es gracioso como corriste hasta mí cuando caí al suelo –dijo de nuevo sentado en la silla –debí haberlo hecho antes –dijo sonriendo -¿Antes? –pregunté confundida -Olvídalo –suspiró -¿Cuáles son tus planes ahora? -¿Mis planes? ¿Sobre qué? –pregunté nerv

