Capítulo 2.

2305 Words
Devon volvió hasta la jefatura del sheriff, no muy contento con los resultados de su investigación. La información que había intentado conseguir no había sido más que sentimientos de amargura por parte de una mujer que había perdido lo que le impulsaba a seguir viviendo. —¿Ha dicho algo interesante la señora Córner? —el Sheriff suele fumar tabaco cuando está en su oficina para concentrarse en pensar sobre las desapariciones y extrañas apariciones de cuerpos inertes en la ciudad. —Nada muy interesante —responde Devon. —No creo que sepa nada, no tiene ni el más mínimo conocimiento de lo que está sucediendo, pero siento que hay algo que nos oculta. No... —se queda pensando un momento. —Mejor dicho, le teme a algo y quiso darnos una advertencia, pero de verdad no sé con qué nivel de importancia debería tomarla. —Tal vez la muerte de su esposo le ha afectado más de lo normal —pensaba que tal vez se estaba volviendo loca por estar sola. —Seguramente tiene el mismo miedo que comparten los habitantes de la ciudad. —A mí me parece que es un miedo totalmente diferente no lo sé, no sabría cómo explicarlo —le suele dar demasiadas vueltas a todo, intentando sacar el lado más profundo de las palabras. —¿A qué te refieres? —el Sheriff apaga su tabaco y se levanta de su asiento para servirse un poco de café. —¿Quieres un poco? —Estoy bien —luego de lo que le había sucedido lo que menos le apetecía era beber café, prefería una cerveza o un trago de licor destilado. —Seguramente es un psicópata que está suelto y viene a realizar estragos en una ciudad pacífica y tranquila que ha tenido años de paz —se sirve una taza a medio llenar y regresa al asiento para sentarse nuevamente, ubica el café sobre su escritorio sin probarlo y vuelve la mirada a Devon. —Sólo tenemos que averiguar dónde podría atacar de nuevo e intentar montar vigilancia a ver si obtenemos algo. —Seguirle el patrón sería complicado incluso para los más profesionales y capacitados —ya Devon lo había considerado por cuenta propia y no había funcionado. —No suele dejar huellas o rastros y los asesinatos suelen ser distintos y los realiza en múltiples áreas de la ciudad. Me atrevería a decir que ha de tener un vehículo para poder transportar los cuerpos y trasladarse de manera rápida. —Es por eso que estás aquí Devon —dice el sheriff. —nadie podría pensar de mejor forma que tú para este tipo de asuntos, es por eso que te dejaré a cargo de la investigación mientras yo le doy apoyo a la policía local y hago patrullajes en las zonas que han sido afectadas. —Haré lo que pueda para investigar los lugares frecuentados por vehículos a altas horas de la noche, también deberíamos poner un toque de queda hasta la mañana. —¿No crees que es muy drástico? —bebe un poco de café sin despegarle la mirada. —Es una simple medida para ayudarnos a dar con el asesino —responde Devon. —Parece ser astuto, pero suele dejar los c*******s en lugares públicos como si quisiera que los encontraran así que poner un toque de queda no debería ser suficiente para impedirle salir a matar, seguramente querrá probar sus habilidades y destreza para evadirnos y ahí es cuando nosotros entramos en su juego para detenerlo —al sheriff le gustaba la idea, incluso si un toque de queda causaba más pánico. —Suena bien, hablaré con el alcalde y te estaré avisando lo más pronto posible para que hagamos un perímetro desde las áreas donde se han cometido los delitos y los lugares en los que algo podría suceder. —Bien, yo iré a investigar un poco más mientras espero tu respuesta, luego de eso en la noche nos pondremos de acuerdo para armar un plan de emergencia —al salir de la Jefatura una niña que paseaba en su triciclo vistiendo un hermoso vestido rojo y con unas colitas en su cabello se detuvo justo en frente, después de haber mirado unos segundos el horizonte el destino de su mirada cambió de curso para observar a Devon detenidamente con unos ojos que para nada serían los de una pequeña de su edad. Tenía la mirada de una persona adulta pero lo que le parecía extraño era que en su rostro no se divisaba ningún tipo de expresión alguna. —Buenos días —dijo Devon sonriendo —tal vez ella solo quería ser amigable o temía que sus respuestas fueran ásperas y por eso lo observaba como queriendo escudriñar en sus pensamientos. Prosiguió con su camino mientras que él se dirigía a la camioneta que la Jefatura suele prestarle cuando va solo a investigar. Su próxima parada sería la iglesia, no suele ir a menudo, pero necesitaba el punto de vista de una persona honesta y que cuyos pensamientos sobrepasen la realidad humana que conocemos. —Permiso padre —dijo al entrar a la iglesia. —Hijo mío ¿Has venido a confesar tus pecados? —le parecía ya que no, aun así, sintió el deseo de preguntarle. —Lamento tener que decir que el motivo de mi visita a este templo sagrado es para conversar algunas cosas con usted. No quisiera quitarle mucho tiempo, si me permite seré breve. —Adelante hijo toma asiento, no he recibido muchas visitas desde hace días. Ya las personas del pueblo y de la ciudad no vienen tan a menudo a las misas como siempre lo han hecho —al observar mejor el lugar, todo se notaba desolado como si en días nadie hubiese visitado la iglesia. —Se han escuchado por ahí los rumores de que nuestro señor ha abandonado a las personas de la ciudad, tal vez esa sea la razón —Devon se sentó en uno de los asientos y el padre justo frente a él. —Dios no permitirá que sus siervos se pongan en su contra —contesta el padre. —¿Podría considerarse esto como un castigo divino? —Devon no creía en esas cosas, no más que lo que veía ante sus ojos. —Bien podría serlo, aunque considerando que han muerto personas inocentes me atrevería a decir que no es obra de nuestro Dios. Él jamás nos lastimaría con el fin de darnos una lección—dicha respuesta a Devon no solo le parecía acertada, sino que interesante desde un punto de vista donde se sacaba totalmente de contexto la biblia en dicha conversación para dar paso a algo más, algo que podría bien ser más recóndito y de mayor interés informativo y de ayuda para la información. —Ya veo —asiente. —entonces la iglesia ha dejado de ser el refugio de los creyentes y ha pasado a ser un lugar vacío. Se supone que en momentos como estos las personas suelen orar con más fuerza, pero nuestra gente ha perdido la fe y se han mantenido lejos de este lugar ¿No? —Las palabras que provienen de tu boca y recaen en mis oídos llevan razón, las personas han dejado de creer incluso cuando deberían estar arrepentidos por los pecados que han cometido, deberían querer empezar de cero y ser mejores personas y orar a nuestro señor Dios para que extermine el mal que nos persigue —el lugar estaba medio obscuro, las ventanas cerradas y la luz que entraba por medio del solar se reflejaba en el suelo más adelante de donde se encontraban sentados ambos. —Entiendo, ¿Qué cree usted que sea la causa de los ataques a los habitantes? —su intención era ver si el padre le respondía con algún hecho sobrenatural o algo mas creíble a los ojos y oídos de cualquiera. —El mundo se compone de dos tipos de fuerzas importantes. El bien y el mal, la una no existe sin la otra y evidentemente estamos hablando de un mal que va más allá de lo que el entendimiento humano podría comprender —justo lo que Devon sabía que escucharía de un tipo como el padre. —¿A qué se refiere padre? ¿Me está diciendo que los crímenes cometidos no provienen de de la mano del hombre? —aunque por fuera no parecía creer, por dentro ya empezaba a considerar que algo sobrenatural estaba sucediendo. —Nosotros los seres humanos no somos los únicos seres vivos que habitan la tierra, los animales y microorganismos con los que compartimos nuestro hogar siempre están presentes. Y así como hay ángeles que sirven a nuestro señor hay demonios, soldados del mal, guiados por satanás para hacer arder nuestro mundo en lo profundo y obscuro de su tierra. Haciendo divagar a las almas puras que solo buscan paz y tranquilidad. —Creo que le damos muchas vueltas, padre —se empezaba a impacientar. —Me intriga saber ¿Por qué alguien como tú vendría a la iglesia? —a sus ojos el aspecto y la forma de ser de Devon eran las de un hombre que se rige por las leyes que sus ojos observan. — Y aún más a preguntar este tipo de sucesos. Este sería el último lugar que los policías y detectives visitarán para encontrar pistas que los ayuden a resolver un caso. No pareces ser del tipo de persona que crea en la palabra. —Efectivamente me dejo llevar más por la realidad que mis ojos pueden observar y que mis manos pueden palpar —responde de manera cuidadosa, para no causar disgustos al padre, pero dejando en claro su punto de vista. —Pero no significa que no crea, simplemente dudo de ello. Ir a lugares donde otros no se atreverían es lo que me caracteriza como investigador, no me gusta dejar pasar ningún lugar por alto y para ello reunir información vital de todos esos lugares es esencial en una buena investigación. —Es posible que a las autoridades se le estén acabando las ideas ¿No? —considerando las medidas que estaban tomando era fácil de decirlo. —Seguramente ya no saben por dónde empezar y mucho menos el cómo podrán terminar con este caos. —Las cosas se han salido un poco de control, no significa que seamos incapaces —le responde al padre. Por alguna extraña razón mientras estaba en la iglesia sentía escalofríos que recorrían su cuerpo suavemente como el aire fresco que entraba por las ventanas que aún permanecían abiertas para ventilar el lugar. La incomodidad que le causaba estar en un lugar "Sagrado" era anormal. Se supone que es de los pocos lugares donde las personas se sienten a gusto, pero en su caso era todo lo contrario. —Espero que puedan dar en el clavo con su próxima idea —expresaba el padre. —Las personas de la ciudad necesitan retomar sus vidas de nuevo y con todo ello la seguridad y tranquilidad. —Estamos trabajando en ello todos los días haciendo lo mejor que podemos, usted también debería permanecer en casa padre. Quedarse en la iglesia sigue siendo muy peligroso. —Soy el único protector de esta casa sagrada hijo mío, es mi deber mantenerla segura. Mientras Dios esté conmigo me sentiré acompañado y con fuerzas para seguir adelante. —Pues espero que tenga razón, aun así, no dude en llamar a la Jefatura si nota alto extraño —se coloca de pie con intenciones de salir del lugar. —Devon —llama el padre antes de que se marche. —¿Sí? —él vuelve la mirada al padre. —¿Crees en los espíritus? —le interroga, se coloca de pie y se queda firme en ese mismo lugar donde estaba. —¿Se refiere a los fantasmas? —pregunta, un poco a modo de broma. —La verdad no sabría decirlo, pero no es algo que ronde por mis pensamientos con frecuencia, como le he dicho soy más de creer en cosas que conozco de cerca. —Deberías tener cuidado, las cosas que creemos reales suelen ser falsas ante los ojos del señor y las cosas que creemos falsas son las que más daño nos ocasionan —eran palabras que dejarían pensando a cualquiera. —Gracias por la advertencia padre tendré cuidado, aun así, le advierto que es muy posible que un asesino en serie esté frecuentando la ciudad eligiendo sus presas para asesinarlas y hacerlas sufrir hasta la muerte con objetos reales en la realidad que ahora mismo conocemos. —Gracias por tu preocupación, ¿Cuento con tu protección? —se empezaba a notar que el padre estaba seguro de que algo real rondaba por las calles. —Por supuesto, creo que le he quitado tiempo de más así que yo me marcho —asiente con la cabeza para despedirse. —Ve con cuidado, que el señor te proteja —hace la cruz en el aire con su mano, dándole la bendición a Devon antes de irse. —No se preocupe, estoy preparado en dado caso que al señor se le olvide protegerme —se dejó ver el revolver que llevaba a un costado cuando movió su chaqueta a un lado. —Con su permiso —salió del lugar y suspiró cuando estaba fuera dejando salir ese frío que llevaba, sentía que haber ido a la iglesia no había resuelto todas sus dudas, es por eso que iba a necesitar explorar más a fondo. Mientras encendía un cigarrillo el clima le daba un mal augurio, y la llamada del Sheriff sería el comienzo de un frenesí casi incapaz de detenerse. Se alejó de la iglesia caminando por su cuenta, dejó la camioneta aparcada y pidió al sheriff traer a uno de los novatos a montar guardia en dicho auto para ofrecerle algo de protección al padre. Presentía que podría ser el siguiente objetivo del asesino, y pues claro. Deshacerse de alguien creyente de Dios haría que la inseguridad de los habitantes fuese aun mayor, esas personas creyentes dejarían de creer y empezarían a confiar más en sí mismos. Por lo que el pánico seria aun mayor, devastarían la fe de los ciudadanos y al desatar dicho desastre colocarían a la policía y a la jefatura entre la espada y la pared, cosa que complicaría la investigación de Devon en un amplio nivel de dificultad y tensión.
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