Solo Ezra sonrió ligeramente con confianza arrogante:
—Ya tengo a su hija, padre —declaró con satisfacción evidente goteando de cada palabra—. Entré a su casa hoy, almorcé con él en ese ambiente falso. Voy a vigilarlo de cerca como halcón. Tendremos información de primera mano sobre todos sus movimientos. Como te dije esta tarde, quiere supuestamente estar unido con nosotros. Pero es obvio que lo vigilaré.
Absalón asintió con aprobación contenida:
—Bien. Eso es bueno y estratégico. Pero necesitamos plan mucho más completo que solo vigilancia.
Se recostó en su silla de cuero con crujido, con sus dedos tamborileando sobre la mesa pulida con patrón específico que todos conocían significaba que estaba en modo estratégico completo:
—Cuando me arresten, la organización quedará en sus manos
