Stella No respondí sus llamados. Ni sus mensajes. Ni esa noche, ni hoy. Cuando llego al estudio, el ambiente está extrañamente quieto. Lars aún no ha vuelto de su licencia. Y eso es lo mejor. No estoy lista para verlo, no después de saber que buscó primero a mi mejor amiga. No después de ignorar deliberadamente sus mensajes mientras esperaba, en el fondo, que insistiera una vez más. No después de tantas cosas no dichas. Me despido de Clarice y camino directo a mi cubículo, ese rincón de tres paredes bajas y una silla que chirría si me muevo demasiado rápido. Me encierro ahí, como si pudiera protegerme de todo lo que duele afuera… y adentro. Enciendo el computador. La luz de la pantalla parpadea antes de estabilizarse, como si también le costara empezar el día. A mí me cuesta todo. M

