Cap 4: Ten Cuidado...

965 Words
Nadie sabe de mí. Ni siquiera yo misma, a veces. Mi existencia es un eco en la soledad, y mi vida se desenvuelve en la penumbra. Mientras el mundo gira con su bullicio, yo me siento atrapada en un ciclo de sombras, buscando respuestas en lugares donde solo hay preguntas. En el fondo, siempre he sido diferente. Me dirigí a la sala, anhelando distraerme de mis pensamientos sombríos. Abrí la computadora portátil, y al instante, la luz brillante de la pantalla iluminó la habitación oscura. Mis dedos encontraron el teclado con un movimiento automático. Necesitaba respuestas. En mi mente resonaba la palabra que había estado evitando. "Vampiros." La página de Wikipedia se cargó, y en letras mayúsculas, vi lo que buscaba: "Vampiros". Me sumergí en la lectura, como si las palabras pudieran ofrecerme algún tipo de consuelo. ¿Por qué no hay más información sobre mí? Cada línea parecía contar mi propia historia, como un espejo que reflejaba lo que nunca quise aceptar. Un vampiro es, según el folclore de varios países, una criatura que se alimenta de la esencia vital de otros seres vivos, generalmente en forma de sangre. La definición resonaba en mí, un recordatorio de mi existencia. En algunas culturas, el vampiro es considerado una deidad demoníaca. La idea de ser un dios menor, o una maldición, me incomodaba. ¿Soy un ser temido o algo más? La lectura continuó fluyendo, y no pude evitar que la pregunta se instalara en mi mente. ¿Quién demonios nos creó y por qué? Esa idea había cruzado mis pensamientos antes, como una sombra inquietante. La búsqueda de respuestas se convertía en una obsesión, una necesidad de entender mi origen. ¿Por qué existía este vacío en mí? ¿Era esta condena o una bendición disfrazada? La computadora pitó, sacándome de mis pensamientos. Miré la pantalla y vi que mi búsqueda había terminado, al menos por el momento. Cerré la laptop y dejé que el silencio me envolviera. Decidí salir al balcón, sintiendo la brisa fresca de la noche acariciar mi piel. Desde allí, la vista de la ciudad iluminada era hermosa, un contraste a la oscuridad que me acompañaba. Las luces parpadeaban como estrellas, pero no podía evitar sentir que estaba atrapada en un mundo que no me pertenecía. Había elegido la soledad, pero en el fondo, me preguntaba si realmente era lo que deseaba. Mis pensamientos volvieron al chico de la escuela. Ese chico nuevo. Había algo en él que me atraía, una chispa de curiosidad que me hacía querer acercarme. Pero con cada impulso que sentía, venía el recordatorio de lo que era. Era un riesgo que no podía permitirme. La posibilidad de involucrarme con alguien más, de dejar que se acercara a mí, me llenaba de ansiedad. Ten cuidado, Blake. Esa advertencia resonaba en mi cabeza como un mantra. Sabía que mis instintos eran peligrosos. La idea de hacerle daño a alguien, de arrastrarlo a mi oscuridad, era aterradora. No podía dejar que eso sucediera. Me quedé allí, observando la ciudad, tratando de encontrar un equilibrio entre mi deseo de pertenecer y mi necesidad de proteger a los demás. En medio de esa lucha, un pensamiento se apoderó de mí. ¿Era posible encontrar una conexión sin perderme a mí misma? Volví adentro, y el eco de mis pasos resonó en el silencio de la casa. La soledad me envolvía, pero también me brindaba una especie de consuelo. No había nadie que me mirara con curiosidad, nadie que cuestionara mi existencia. Era un alivio, pero también una carga. Mientras caminaba hacia la sala, mi mente se llenó de pensamientos oscuros. ¿Qué pasaría si el chico nuevo me descubría? Si llegaba a conocer mi secreto, lo que realmente soy, podría convertirse en una víctima de mi naturaleza. Debía mantenerme alejada. Esa idea se convirtió en una regla que debía seguir, una forma de protegerme y proteger a los demás. Pasé las horas siguientes explorando más sobre vampiros, tratando de encontrar alguna pista que me ayudara a entenderme mejor. Cada palabra en la pantalla se sentía como un eco distante de mi realidad. La vida de un vampiro está llena de contradicciones, de deseos y sacrificios. Mientras leía, algo dentro de mí se encendió. La ira por mi propia existencia se convirtió en una llama que ardía con intensidad. ¿Por qué debíamos vivir así? Esta vida de secretos y sombras no era lo que había elegido. Anhelaba más, una vida sin restricciones, una vida en la que pudiera ser simplemente yo. Pero la realidad era que mi naturaleza me ataba. La noche continuó avanzando, y con cada minuto que pasaba, el peso de mi soledad se hacía más pesado. Era una lucha constante, y me preguntaba si alguna vez podría encontrar la paz. Las luces de la ciudad seguían brillando, ajenas a mi tormento, y en ese momento, supe que tendría que enfrentar mi realidad. La vida no se detendría por mí. Debía encontrar una manera de navegar por este mundo y lidiar con lo que significaba ser un vampiro. No podía dejar que el miedo me dominara. Decidí cerrar la laptop y me adentré en la oscuridad de mi hogar, sintiendo el peso de mi realidad. Las sombras me abrazaban, pero, en el fondo, había una chispa de determinación. No importa lo que suceda, no me rendiré. La lucha por mi propia identidad había comenzado, y no iba a permitir que nadie me detuviera. Ten cuidado, Blake. Esa advertencia se convirtió en mi mantra. En un mundo lleno de peligros, debía ser astuta, pero también fuerte. La vida como vampiro estaba llena de desafíos, pero estaba dispuesta a enfrentar cada uno de ellos. No estaba sola en esta lucha; tal vez, solo tal vez, podría encontrar la forma de sobrevivir.
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