ETHAN —¿Una orgía? —repito, soltando una carcajada exagerada mientras aplaudo como idiota—. Dios, Elías, ¿de dónde sacas esas ideas? ¿Andas viendo demasiadas series o te estás fumando las plantas de la abuela? Trato de sonar ligero. Como si lo que acaba de decir no me hubiera dado en medio del pecho. Porque sí, lo vi venir. Pero no pensé que el mocoso tuviera los huevos de soltarlo así, en voz alta, como quien comenta el clima. Nadie dice nada. Ni una broma, ni un “cállate, Elías”. Solo ese silencio incómodo… de los que arden. Me estiro en la silla con la mejor sonrisa de idiota funcional que tengo y remato: —Yo no sé ustedes, pero lo único que hice anoche fue dormir como un santo. No bebí, no besé, no toqué, no… nada. Fui la Virgen María versión masculina. Y justo cuando digo

