AMAYA Cerré la puerta del cuarto de Zayn despacio, casi con miedo de que del otro lado se siguiera escuchando la voz de Ethan. Lía estaba conmigo, temblando, con los ojos enrojecidos y las manos apretadas contra su regazo. La vi sentarse al borde de la cama, y fue ahí cuando las lágrimas que había estado conteniendo se le desbordaron. No supe qué hacer al inicio, solo me acerqué y me senté a su lado, poniendo mi mano sobre su hombro. —Lía… tranquila, respira. Estoy aquí, ¿ok? —le dije en voz baja, como si con eso pudiera bajarle la intensidad a su dolor. Ella negó con la cabeza, las lágrimas corriéndole por las mejillas. —¿Cómo puedo tranquilizarme, Amaya? —soltó con un hilo de voz—. ¡Lo vi con esa… con esa rubia! Y ni siquiera se inmutó. Traté de darle un abrazo, y aunque al princip

