—Y ahora… —continuó, su voz quebrándose, aunque intentó mantener la compostura—: Ahora, más que nunca, todo se complica. Steffan... Steffan se ha enamorado de ti, Aine. Lo vi en sus ojos, y sé que lo sientes también. Ya no puedo negarlo. Lo que hubo entre nosotros, lo que alguna vez fue... ya no existe más. Solo quedan los recuerdos. Y los sueños que nunca pudimos alcanzar. Cada palabra que salía de su boca era como una daga clavándose en mi pecho, pero la realidad me envolvía con una dureza que no podía ignorar. Mis recuerdos, mis sueños... todo lo que alguna vez fuimos, se desmoronaba lentamente, dejando un vacío en su lugar. —No, Dominie… —murmuré, sintiendo las lágrimas llenar mis ojos sin poder detenerlas. El dolor que había guardado durante tanto tiempo, el que había temido enfrent

