Camila Amanecí con la cara pegada a la almohada, los ojos hinchados pero con el pecho un poco más liviano. Por eso es que dicen que llorar cura el alma, no hay mejor anestesia que vaciar el alma entre lágrimas y abrazos sinceros y Max… él había sido mi refugio en el momento justo. Me acompañó hasta que me dormí, y antes de irse, dejó una botella de agua y una nota escrita con marcador n***o que decía: "Te amo. No te olvides de ti." Me senté en la cama y estiré los brazos, sintiendo los huesos crujir con esa extraña mezcla entre dolor y alivio. Me dolía el cuerpo, pero no como antes, era otra clase de dolor. Un dolor que significaba que estaba viva y que, de alguna forma, había sobrevivido a una noche que pudo ser el final de mi existencia. Me puse algo cómodo, recogí mi cabello en una co

