CAPITULO 3

1502 Words
Mientras estaba en la cama recordando aquellos momentos de su pasado la puerta de su cuarto se abrió bruscamente chocando con fuerza en la pared Eliza asusta se sentó en la cama y un furioso Andrew estaba en el cuarto. —¿Que sucede? — le pregunto. Y el camino hacia con ira y si mediar palabras ¡Zas! le dio una bofetada y luego otra. Ella solo se cubrió el rostro del dolor que sintió en ese momento. —Eres la víbora más ruin que podría haber conocido. —¿Por qué razón me pegaste y porque me insultas? — le pregunto a un sorprendida. —Te haces la inocente cuando tú casi provocas la muerte de la mujer que amo. — le dijo mientras la miraba con sus ojos rojos de la irá. —Yo no he hecho nada. — dijo tratando de defenderse. —Dices que no has hecho nada y Melisa está en el hospital por tu culpa. — le soltó y escuchar esa noticia fue como un balde de agua fría para ella, acaso ella iba a tener la culpa de todo lo que le pasaba a esa mujer —No veo porque razón tengo la culpa de que ella este en el hospital. — le dijo enojada. —Solo te lo abierto que si algo le sucede por tu culpa yo me encargaré de que pagues la consecuencia. — le dijo antes de irse furioso de la casa. Eliza no sabía qué hacer en ese momento, ella se sentía angustiada si la situación seguía de la misma manera en la que iba ella podría morir en uno de los ataques de iras de Andrew. Ella trato de refugiar su angustia en la pintura, esa era la única manera en la que ella se sentía en paz consigo misma y donde expresaba la frustración que sentía. Mientras está en su cuarto de pintura escucho las voces de algunas personas en la casa así que ella salió para ver quiénes eran y para su sorpresa Andrew había llegado a la casa acompañado de melisa y con ella traía sus maletas. —¿Qué significa esto?? — le dijo indignada. —Ella vendrá a vivir con nosotros. — le dijo su esposo con expresión fría. —Cómo es posible que traigas a tu amante a vivir a nuestra casa, acaso no me tienes ningún respeto. — le dijo sintiéndose indignada. —No creo que tú te merezca ningún respeto de mi parte. — él le contesto y la ignoro para llevar a melisa a uno de los cuartos de la casa. —No permitiré que ella se quede aquí con nosotros. — le grito enojada y Andrew, enojado y lleno de iré fue hacia ella y le pego una bofetada. —El que decide en esta casa soy yo, recuerda que me casé contigo porque me obligaron, no por quise. — después de decirle esto se fue dejándola en el suelo tirara y con la boca ensangrentada. Andrew se pasó toda la noche con su amante en el cuarto, mientras que Eliza solo escuchaba sus risas mientras ellos pasaban el tiempo juntos, pero lo peor de todo no era sus risas sino lo gemidos de ellos al tener sexo. Eliza se estaba martirizando al detenerse detrás de la puerta del cuarto donde estaban ellos dos y escuchar lo que sucedía ahí dentro. Al día siguiente cuando bajo a desayunar se los encontró a los en la mesa desayunando. —Ni pienses sentarte aquí con nosotros. — le dijo Andrew, mostrando una cara de desagrado al verla. —¿Y dónde voy a desayuna? — le pregunto. —Ve a la cocina junto con los empleados. — cuando él dijo esa Eliza sé que sorprendida, de verdad él pensaba quitarle su derecho de esposa, y la trataría como una sirvienta. Eliza fijo su mirada en melisa quien estaba sentada al lado de Andrew y pudo ver como ella se estaba riendo de la su situación, lo que la lleno de ira y a tomar la decisión de sentarse a la mesa y negarse a irse a desayunar a la cocina. —Voy a desayunar aquí en el comedor soy tu esposa y la señora de esta casa. — le dijo decidida. Pero su actitud en vez de ayudarla no le hizo ningún bien y se Andrew furioso por su comportamiento, él tomó el mantel de la mesa y arrojo todo al suelo. —Acaso de verdad te crees el cuento de que eres una señora. — le grito mientras se ponía de pies y la sostenía por el pelo. —¡Suéltame me lástima! — grito Eliza desespera por el dolor que en ese momento infligía en ella el tirón de pelo que acababa de recibir. Andrew furioso la tiro al suelo y la pateo, Eliza por instinto se cubrió el vientre con miedo de que algo le pasara a su bebe. Su prima a ver semejante situación se puso de pies y fue hacia la salida del comedor, dejándola a ella ahí con un furioso Andrew. ¿Qué clase de persona era ella? Se pregunto Eliza mientras la veía alejarse. —Espero que después de esto comprenda que tu aquí no eres nadie. — le dijo mientras sostenía su cabeza y la aprisionaba contra el suelo. Eliza como pudo se puso de pies, el cuerpo le dolía y la cabeza le quería estallar del dolor que sentía. Ella pensó en tomarse un analgésico, pero luego recordó que estaba embarazada y que no podía tomar medicamentos a la ligera. Despacio subió a su cuarto y ahí se metió a la cama para tratar de disipar el dolor que estaba sintiendo. Mientras se encontraba ahí tratando de calmar su dolor y cansancio la puerta de su cuarto se abrieron y frente a ella se encontraba Melisa. —¿Qué haces aquí? — le dijo enojada. —Vengo a ver cómo te encuentras. — le dijo fingiendo preocupación, pero hace tiempo que Eliza se dio cuenta que todo en ella era pura falsedad, si ella hubiera estado en su lugar no se estuviera acostando con su esposo y mucho menos hubiera permitido que le pegaran como a ella. —Solo vienes a ver mi estado para burlarte de mi situación, no finjas lo que tú no siente, es evidente que no estas preocupada por mí. — le dijo y luego jiro su rostro para no verla. —Pobre, pobre Elisa. Siempre tuviste todo en la vida y lo mejor siempre fue para ti, pero tu egoísmo y envidia te llevo al completo fracaso, te robaste mi hombre y ahora estas pagando la consecuencia. — le dijo riéndose. —Te consideraba mi hermana, pero al parecer yo para ti no era nada más que una molestia. — le dijo enojada. —Para mí eres la persona más odiosa que puede existir, y solo espero que pagues por lo que me hiciste. —No te hice nada, yo no quería quitarte a Andrew todo fue un mal entendido. —Déjame recordarte que tú no me lo quitaste simplemente te convertiste en su esposa, pero el sigue siendo mío. —De verdad te pondrás en mi contra por un hombre. — le dijo aun con la esperanza de que su prima volviera a ser la persona que era. —Si lo hare, tú y yo ya no somos familia, simplemente eres la bastarda que mi tía tuvo que criar para que tu padre no la abandonara. —¿Qué dices? —Lo que escuchaste, tú y yo ni siquiera somos en verdad primas, tu madre fue una cualquiera con la que mi tío se acostó y murió cuando te dio a luz. —No eso, no es cierto. —Pregúntale si quieres, estoy segura de que te dirán la verdad. —Eso es otra de tus mentiras para molestarme. — le dijo poniendo se de pies a pesar del dolor que sentía por todo su cuerpo. —No estoy mintiendo, solo tienes que ir y preguntarle. Eliza camino hacia ella y la tomo del brazo, enojada mientras le seguía exigiendo que dejara de decir mentiras. —¡Suéltame y no me toques con tus asquerosas manos de mujerzuela barata! — le dijo y la arrempujó tirándola al suelo. — tú y tu madre son iguales, ambas son unas cualquiera que se acostaron con los maridos de otras mujeres. Eliza estaba llorando desconsolada mientras escuchaba las duras palabras de la que alguna vez fue su prima y hermana. —Tu eres la esposa miserable y yo soy la mujer que le dará un hijo. — le continúo diciendo riéndose de la desgracia de Eliza. En ese momento Eliza se puso de pies y seco sus lágrimas. —Tú le darás un hijo, pero ese niño no será más que el bastardo que el tendrá con su amante. — todo rastro de gozo y risa desapareció del rostro de Melisa y la furia se apodero de ella.
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