Capítulo 1~ Amor de padres
Dicen que los padres sienten una enorme alegría cuando su hijo nace, que es una bendición de la Diosa para ellos, pero en mi caso no fue así, en mi manada me consideraron una deshonra, soy la melliza del futuro heredero alpha, nací el mismo día y compartimos la barriga de mi madre, ese es mi pecado, mi error es sobrevivir cada día a cada golpiza, abusos y maltratos que me dan con tanto odio, porque en esta manada las mujeres-lobo son tomadas como un objeto de reproducción que siempre tiene que ser sumiso y obediente a su mate ¿Qué es lo peor? Que mis genes me condenaron a ser una omega, el rango más bajo de todos, el que recibe órdenes y no las objeta, el que siempre baja la cabeza y obedece, es el peor de todos.
En mi descendencia los genes siempre son de alpha, pero yo soy el error, mi apariencia y habilidades inútiles caen en mi contra. Cada día es un infierno, los tantos golpes me hicieron inmune al dolor y me forcé a tener una cara de póker todo el tiempo para no molestar a nadie, intenté pasar desapercibida, como una sirvienta más de la casa de la manada, pero no funcionó.
Por accidente tropecé y el jugo que llevaba se derramó encima de la luna ¡Ups! Ese accidente me costó mi libertad.
- "¡Mira lo que hiciste! ¿¡Por qué siempre tienes que ser tan estúpida!?"
De pronto el alpha se levantó, su mano cayó sobre mí, haciendo que cayera al suelo y la sangre comenzara a brotar de mi boca.
- "Parece que te hemos tenido por suficiente tiempo aquí, es hora que nos pagues por nuestra hospitalidad contigo"
No entendí lo que mi padre quiso decir hasta que me encontré delante de un enorme edificio, no tuve que adivinar para saber que tipo de lugar era, ¡Un prostíbulo!
Me encontraba en el auto del alpha junto con su beta, que me miraba con pena y rabia, esa mirada, nunca la recibí de los demás, lo único que me daban era odio y abusos tanto verbales como físicos, nunca nadie jamás tuvo lástima o consideración por mí.
Vi por medio de la ventana cómo mi padre recibía una enorme cantidad de dinero en maletines y firmaba unos papeles, cuando se acercó al auto mi corazón latía desenfrenado, abrió la puerta y me jaló con fuerza en dirección al prostíbulo.
- "¿Porqué? ¡Por qué me haces esto padre! yo siempre los he amado sin importar lo que me hicieron, siempre espere un abrazo, un beso o al menos una sonrisa de ustedes, ¡Siempre esperé que esto fuera una pesadilla y despertar en un mundo en el que me quisieran tanto como yo!" Dije gritando entre lágrimas, en ese momento mi padre se detuvo, y lo único que dijo fue -"Es tu culpa por haber nacido junto con mi hijo, una basura como tú no merece estar en una manada, mucho menos anhelar amor y ni pensar llamarte mi hija. Que te quede claro, ¡tú no eres nadie!"
Mis esperanzas se fueron y mis pensamientos quedaron en blanco, cualquier tristeza, angustia, desesperación o ambición se esfumaron, entonces ¿Para qué vivía? Nadie me necesitaba, no tenía fuerza ni nada para ofrecer ¿Qué hacía yo aquí? Solo era un pedazo de basura inútil que todos desechaban.
-"Ven aquí Lucy" Me llamó una señora por mi nombre, un nombre que no había escuchado pronunciar en años. Sin darme cuenta mi padre se había ido, no me sorprendió en absoluto, así que sin otra opción seguí a la señora por los pasillos del edificio.
- "Esta será tu habitación de ahora en adelante, mi querida Lucy. Entra" Obedecí sumisamente y al entrar cerraron la puerta detrás de mí, estaba inmóvil, aún sin creer lo que había pasado, hace unas pocas horas estaba limpiando las ventanas y corredores, ahora estoy en un maldito prostíbulo dónde entran personas a hacer Dios sabe qué.
Pasaron los días y pensé que se habían olvidado de mí como todos lo hacen, pero no, no fue así, esa señora entró con la noticia de que mi virginidad había sido vendida y que esta noche vendría el cliente a reclamar su compra, mi cuerpo se tensó solo de imaginar lo que me harían. ¿Perdería mi virginidad a los 15?
- "En media hora estará aquí, así que alístate de inmediato, ve a bañarte" Fue lo único que dijo antes de irse.
¿Media hora? Media hora para despedirme de mi inocencia, lo único valioso que me quedaba ¡Qué ridículo! Podía aceptar las humillaciones y los golpes, pero esto no. Era imposible que me quedara sin hacer nada. Caminé a las bañeras, esperé a que la menor cantidad de personas estuvieran allí y me escabullí silenciosamente hacia el pequeño cuarto escondido que había encontrado días anteriores, y lo único que hice fue esperar a que todo esto se acabara. No pasó mucho tiempo para que notaran mi ausencia y todo los guardias comenzaran a buscarme sin éxito, sabía que tenían cámaras por todas partes aunque para mi beneficio el cuarto secreto se encontraba en un punto muerto para las peligrosas cámaras. Gritaron mi nombre con desesperación y enfado, no salí hasta el día siguiente cuando las cosas se calmaron al menos un poco, recorrí los pasillos con la esperanza de llegar hasta mi habitación sin que me suceda algo, pero para mi desgracia no fue así.
- "¡LUCY! Hasta que por fin decidiste salir, ¡no sabes cuánto dinero tuve que pagar como compensación por tu culpa!" Dijo gritándome mientras se acercaba a mí a toda marcha, una de sus manos golpearon mi mejilla haciéndome caer.
- "Ahora te harás responsable de tus actos. Mauricio, ven aquí y dale un escarmiento"
Vi como un hombre grandulón se acercaba y en un momento agarró mi cabello con fuerza -"Enséñale cómo son las cosas aquí, solo no le toques la cara y no la dejes inválida" El hombre solo asintió, mi cuerpo se tensó ¿Qué me iba a hacer? Mis preguntas se incrementaban en mi cabeza, preguntas que solo serían respondidas enfrentando lo que pasaría. Sentí que me arrastraba por los pasillos, aún tenía agarrado mi cabello con sus manos y era doloroso, lo que no sabía era que ese dolor era insignificante.