Da igual

1393 Words
El general, al considerar el alegato de aquella jovencita mientras se pasea de un lado al otro, llega a la conclusión que todo aquello podría provocar un derramamiento de sangre. Y a pesar de que todos consideran que él es sanguinario y despiadado, la verdad es que prefiere evitar manchar sus manos. Para entonces no tienen casi tiempo, el cual desperdiciaron en aquella charla. —Ahora mismo no podemos hacer nada, más que seguir adelante con lo planeado. —¿Qué quiere decir? —cuestiona ella. —Escucha, aun con la pérdida de memoria que dices tener, parece que no perdiste la capacidad de raciocinio. Si ahora te niegas a casarte, lo que ocurrirá es que el rey se ofenderá; por consiguiente, tú y tu familia no terminarán bien. —¿Crees que me importa lo que el rey haga? No es mi prioridad. —Te aconsejo que cuides tu lenguaje y modales, gente ha sido castigada por menos de lo que tú has dicho. —No, yo no puedo seguir adelante con ese matrimonio. General, no ha pensado que quizá esto sea una conspiración. —Lo dejaré a tu consideración, piénsalo. Detenemos todo y te enfrentas a la furia del rey y seguramente la aniquilación de tu familia. —Ella niega con vehemencia, ¿cómo seguir?, con los sucesos tan importantes que se le presentaban ahora, ella no sabía ni quién era, nada en su mente le daba un indicio de su pasado. —¿General usted que gana con este matrimonio? —Se me prometió el comando de las fuerzas militares bajo la orden de tu familia y mi paz mental, ya que la reina estaba empecinada en encontrarme pareja. —Y mi familia, ¿cuál es el beneficio que obtendrán?, parece que solo usted gana. —No te equivocas. Tu familia ahora accederá a las altas esferas de poder, ya no serán más unos simples oficiales. La joven, sin nada que pueda comparar, prefiere no preguntar más detalles, está casi segura que, de no seguir con lo planeado, perderá la vida. … Las puertas son abiertas de par en par para dejar entrar a la hermosa jovencita, el salón principal en donde se ofician actos de esta magnitud está adornado con innumerables tipos de flores blancas, finas telas y velas. Los asistentes tienen los ropajes más distinguidos para la ocasión. Por su parte, ella lleva un vestido tan pesado que apenas si puede moverse, es solo ahora que ella tiene que caminar sola por ese inmenso pasillo que siente aquel peso. Los ojos de todos están puestos en ella, ya que en torno a ese enlace existen muchos intereses, el más banal de ellos, es conocer a la pobre desdichada que compartirá vida con el “demonio”. También quieren saber a quién recurrir por favores en el futuro, en cuanto a los intereses del reino, era quitarle el poder militar a la familia Harslam, a quienes no pueden controlar desde que los padres de la chiquilla fallecieran. Pues su tío, quien ahora es el encargado de la familia, es un hombre de honor y con principios que el mismo rey no ha podido determinar de qué lado está, si con él o con los que se oponen a su reinado. Con pasos vacilantes, intentando que no se note su nerviosismo, avanza la joven, sintiendo que el corazón se le saldrá del pecho. Varios pensamientos le cruzan por la cabeza, todos ellos sobre cómo debería salir corriendo. Para cuando esto deja de ser una opción porque ha llegado a su destino, no puede quitarle los ojos de encima a Arscoth. Tan solo hace un rato ya le encontraba imposiblemente guapo y de rasgos que invitarían a cualquiera a hacerlo objeto de sus fantasías. Solo que ella en ese instante uniría su vida a ese tan anhelado objeto de deseo, que podría ser o no lo mejor que le pasara. Dejando eso de lado recobro la sanidad y volteo al lado izquierdo donde se supone que estarían acompañándola sus familiares. A pesar de ver los rostros, esta no pudo conjurar ningún recuerdo. Por su parte, Rainer pierde su estoico semblante al levantar el velo de la cara de la joven, pues verla desalineada era una cosa, esta criatura acicalada era una exquisitez a la vista, sus ojos y su rostro eran los de una tierna criatura. La lozanía de la juventud era evidente y él no era un viejo, ahora tendría que investigar con mayor prontitud, no era posible que esta fuera una joven de 20 años como él, algo pasaba y él lo descubriría. La ceremonia pasó sin mayor problema, para ella que se sintió como si lo viviera, siendo una simple espectadora más y no sintiéndose parte de todo aquello. —General Arscoth, es de su libre albedrío tomar a Lady Harslam como su esposa. —Lady Harslam, jura ante su rey y los presentes que es su libre voluntad unir su vida a la del General Arscoth. Por suerte el general, viendo lo desconectada que estaba la joven, él se aseguró que no se notaran los trastabílleos. Al término, el rey y la reina se levantaron del trono y se acercaron a la nueva pareja. —Bienvenida a la familia —la saludan con afecto. La chica Harslam ahora la esposa de Arscoth no entiende nada de los saludos y se asegura de guardar para después esas preguntas para su esposo. El rey y la reina se retiran, para dejar a la pareja ser el centro de atención de la larga fila que hicieron los invitados para presentar sus bendiciones y los regalos. Así pasan, todos asombrándose al ver a la hermosa esposa, por lo que las felicitaciones son para el general al poder tener a tan agradable compañía de por vida, a ella le ven con pena, suponiendo que le espera una vida llena de maltratos a lado de ese hombre de horrible carácter. Luego de la procesión, los invitados son dirigidos al banquete que tiene lugar a lado de aquel lujoso salón. A la joven la llevan a sus habitaciones para que la cambien, con un vestido igual blanco, pero de menor volumen y más cómodo, es como la llevan a disfrutar del banquete de su boda. Solo que antes de llegar una mujer mayor se presenta como madam Harslam, un m*****o de la familia que no puede recordar, aun así, las acompañantes de la joven se hacen a un lado y les dan privacidad. —Escucha niña, de ahora en adelante deberás comportarte según como te lo ordene tu esposo y no pienses por ningún momento que podrás hacer algo para salir de esta situación. En cuanto intentes algo, los que pagaremos por tus acciones seremos nosotros. Y no creo que quieras cargar en tu conciencia con la muerte de tu familia. La pobre solo se queda con los ojos muy abiertos y temblando ante las palabras de la señora, su intención era acudir a su familia por apoyo para que le ayudaran a esclarecer el pasado, y resulto que solo encontró más amenazas. Lo que más le dolía del asunto era sentirse tan perdida, ni su familia, ni su ahora esposo mostraban un poco de interés por ella, así que realmente no tenía a nadie. Al percibir que sus acompañantes se acercaron, limpio con el dorso de su mano las lágrimas que salieron de sus ojos al sentirse sola en el mundo. Levanto el mentón y camino con seguridad, no importaba que su corazón y toda ella estuviera a punto de quebrarse, lo que ahora debía hacer era mostrarse afable o realmente el feroz mundo la devoraría al verla débil. Con un rostro sereno y una media sonrisa, llego a sentarse a lado del general, no sin antes hacer una reverencia ante los reyes. Para el general no pasó desapercibido lo cristalino de los ojos de la joven, por lo que con un simple gesto uno de sus hombres se acercó y este lo mando a cuestionar a las acompañantes sobre el estado de su esposa. Rainer se inclinó hacia ella —no sé qué te ocurrió, por el momento respira y mantente sonriente, luego lo arreglaremos. Ella solo pudo asentir, saco su pañuelo y lo acerco a su cara para cubrir las bocanadas de aire que necesito para recuperar su estabilidad emocional.
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