Fundación Laura Sánchez – Cinco meses después. 7:40 El sol de la mañana entraba oblicuo por los ventanales de la nueva sede de la Fundación Laura Sánchez. Afuera, la ciudad se desperezaba; adentro, todo ya estaba en marcha. Mara cruzó el vestíbulo con paso seguro, saludando a las recepcionistas, médicos y voluntarios que ahora la reconocían como una de las caras visibles de la institución. El nombre de la fundación, grabado en acero sobre la pared principal, brillaba con luz propia, y ella no pudo evitar acariciar las letras al pasar, como si fueran un recordatorio de quién era y de lo que había sobrevivido. En la sala de conferencias, Leandro estaba revisando unos documentos. Al verla entrar, le sonrió con esa mezcla de respeto y complicidad que se gana con el tiempo y las batallas com

