No Había decidido, básicamente decirle que no; pero, en el último minuto no sé porque mi palabra mi boca, dijo que sí.
—No te vas arrepentir, te haré la mujer más feliz del mundo, aunque creo que lo primero es básicamente conocernos ¿no te parece?
—Entonces... ¿nos iremos conociendo a medida que estemos casados? —quise saber un poco aterrada.
—De igual forma nos mudaremos en una casa más grande, y si te molesta un poco mi presencia. No te preocupes. No es necesario que debes estemos durmiendo juntos como tú puedes tener una habitación aparte, así puedes estar tranquila con tu hija.
La propuesta, era verdaderamente tentadora. No podía decir que no, algo como eso.
Así que en ese momento, asentí.
Después de cortar la llamada, habíamos acordado en vernos. Estaba nerviosa, en esa tarde, no había esperado por nada del mundo con más poder conocer a Francisco.
En ese instante, mis nervios hicieron su aparición.
Empecé a morderme las uñas, y mis dedos comenzaron a sangrar. No sabía muy bien en ese momento, De qué manera no sentirme así.
Trago saliva, dándome cuenta de que a pesar de todo, estoy bastante inquieta.
Por fortuna, estaba dormida en su cuna mientras que yo estaba mirando hacia fuera.
El atardecer era algo bastante increíble.
Podría ver cada nube pintada de un color anaranjado.
Suspiré comiendo que la luna incluso hacia su aparición, a pesar del cielo claro.
Cuándo se hizo la hora, yo estaba vestida con la misma ropa. No quería tampoco fingir, para entrar algo que no era.
Tomé a Emma entre mis brazos, y después tomé el paragüita para poder bajar
Al pisar el suelo, sentía que me iba a desmayar en cualquier momento. Habíamos acordado, en vernos en una heladería.
De esa manera, si pasaba algo había bastante público. Llegué bastante nerviosa.
Ya que estaba tan solo tres cuadras de distancia.
Frente en seco, había un hombre sumamente atractivo el cual había reconocido por todas las fotos que el mismo me había enviado.
No pude evitar suspirar, y lo hice bastante avergonzada por los pensamientos impropios que estaba teniendo en ese momento.
<<¡Qué hombre tan hermoso!>>
Me mordí los labios, sin poder creer que un hombre así podría llegar a existir.
Me acerqué, con bastante nerviosismo hasta que finalmente estaba frente a el.
A unos pasos del hombre guapo, levantó la vista al igual que una ceja entonces que serán pobladas, su nariz perfilada hacia adelante, y una mandíbula cuadrada y varonil.
Sus labios estaban entreabiertos, invitaban a besarse.
—Hola —dijo simplemente, y se puso de pie.
Tomo mi mano, la cual estaba estirada en contra de mi cuerpo, y la beso.
Sentir sus labios, en ese instante fue básicamente algo mágico.
Cerré los ojos, por la cálida sensación y en cuanto los abrí, pude darme cuenta que él me estaba observando.
No sabía, a ciencia cierta si lo hacía en buena manera. Pero de igual forma y estaba mirándome.
—H-hola —tartamudea, y creo que estaba tan nerviosa que en cualquier momento me iba a desmayar.
Nunca en todos estos años que había trabajo a través de esta página, había conocido a alguien en persona. Era bastante y real, conocer a alguien así.
—Hola —dijo simplemente yo lo miré bastante aterrada
—¿Tienes vergüenza o miedo de mi..? —quiso saber y yo levante la ceja bastante confundida.
—Lo lamento —dije y después me senté, el primero me prestó atención a mi, y después atención pasó a mi hija.
La misma, descansaba plácidamente, en el cochecito. No pude evitar morderme los labios nerviosa, y desplazar mi vista de mi hija hacia el.
—No te preocupes, la verdad es que básicamente necesito una esposa. Aunque si no quieres asumir el papel... No te preocupes nos podemos ir conociendo como y si no podemos ser amigos y estar casados.
—¿Y tú tendrás otras mujeres..? — quise saber.
—Si no quieres, no —dijo divertido y empezó a reírse.
Su risa, creo que era el eco más hermoso que había escuchado en toda mi vida.
Me quedé embrlasada, observandolo.
Trago en seco, porque no debía sentirme de esa manera por alguien que en verdad no conocía.
A pesar de todas las conversaciones que habíamos tenido.
—¿Está bien..? —dije simplemente bajando la mirada, y mirando mis uñas un poco lastimadas.
—Si, tranquila —dijo y sostuvo mi mano con bastante cariño y cuidado.
—Voy a cuidarte, voy a cuidarlas.
—Pero, ¿y si alguien se da cuenta de que esto es una mentira..? —quise saber.
—Entonces frente a los demás... tenemos que hacer una bonita pareja —dijo y me sonrío.
Sonreí, le correspondí a su bonita sonrisa y en ese momento lo hice más que nada porque me había quedado como una boba observándolo.
Sentida de repente sentí muchísimo calor, y también me sentía culpable, de sentirme la manera en la que me estaba sintiendo.
Bajo la mirada como yo solo a mi alrededor.
Puedo ver qué las personas cómo pasar a nuestro lado, sin ningún tipo de inconveniente.
Creo que la única persona que está nerviosa en este instante soy yo. Levantó la vista, sintiendo a sus ojos sobre mí y no me equivoco.
Está expectante observando cada detalle de mis movimientos.
Y yo lo enfrente, en un duelo de miradas, que ninguno de los dos al parecer quería terminar.
Un llanto me saco de nuestra concentracion.
Desvié mi vista de ese hombre hermoso, a mi hija.
La tomo entre mis brazos, y la misma empezó a aplaudir.
Le gustaba, gritar obviamente eso no iba a faltar. Aunque Cuando miro a Francisco, su pequeño grito, freno de golpe. Empezó a mirar lo, creo como ya él tenía un encanto que inotisa va hasta incluso a los bebés.
—Ella es Emma —dije un poco tímida ya que básicamente viviría con desconocido.
Nosabía si estaba bien, tal vez me estaba equivocando y no te vi a confiar a mi bebé a una persona desconocida. Pero creo que en este momento era la oportunidad de mi vida punto y él no apareció una mala persona.
Estaba sola no tenía a nadie que me pudiera decir si esto estaba bien o no y para mi punto de vista, quería arriesgarme.
—Hola mi niña —dijo y le sonrío.
<<Es tan guapo...>>
Mi hija, empezó aplaudir y a sonreír.
—Es hermosa —dijo simplemente, sin desviar la vista de mi pequeña hija.