Pero, ahí me encontraba. Un poco nerviosa, un poco como si nada por todas las sensaciones, y más allá de todo decidí seguir adelante.
Con el paso del tiempo, había aprendido un montón de elecciones y una de ellas creer en las personas puntos y a pesar de eso: a veces para mí era bastante difícil hacerlo.
Siempre la mayoría de las personas me había decepcionado.
Por eso había dado tanto en esa propuesta tan mágico que me había dicho el.
La felicidad que había sentido, al al momento de darme cuenta que esto era como un sueño era inexplicable.
Mientras caminaba, podía sentir bastantes clases frente a mis puntos no estaba acostumbrada como incluso ema empezó a llorar.
—Lo lamento —dijo apenado Francisco, poniendo una mano detrás de mi espalda, protegiéndome.
Llegamos al interior del salón, pero un poco complicado debido a que todas las personas hacían preguntas, sacaban fotos y casi no nos habían dejado pasar.
No sabía si quiera, que Francisco era alguien famoso.
En cuánto crecemos al salón, todo se calmó aunque las miradas, podia sentir mujeres me veían con bastante rencor puntos algunos cuchicheaban en dirección a mi, y otras simplemente saludaban en forma falsa.
—Lo lamento por este ambiente —dijo Francisco, y yo lo miré.
—Está bien, de igual forma debe ser un poco extraño que tú aparezcas con una mujer y un bebé.
—Pues no me interesa lo que piensen y si preguntan pues diré que más mi hija y ya.
Pero miro sorprendida como no esperaba que él dijera algo así.
—N-no lo diré si a ti te molesta —dijo acomodando sus palabras.
—No me molesta para nada —dije con una sonrisa —lo que más me inquietes que alguien descubra mi pasado —dije con tristeza mirando hacia otro lado.
—Eso no pasará. Y si pasara como yo estoy aquí a tu lado —dijo simplemente. Seguimos caminando, hasta que de pronto una mujer muy bonita, un abrazo a Francisco punto del mismo, Le sonrío y yo la miré con extrañeza.
—Es mi hermana —dijo yo no pude evitar sonreír, se veía bastante amable y sencillas.
—Ya luego no la comas tú deseas de la chica que tanto el hablaba.
Encuánto dijo esas palabras, desvíe mi vista con una sonrisa, hacia Francisco.
El mismo desvío la vista, carraspeo.
—Ella es mi hermana, su nombre es Samantha.
—Mucho gusto —dijo y se acercó a mí con la sonrisa amable.
— El gusto es mío —dije y ella me sonrío.
—Seguramente que están todas hablando de la chica del momento, tú no les hagas caso lo único que quieres es básicamente haberse comprometido con este hombre.
—De igual forma aún no estamos comprometidos —dije con una sonrisa tímida.
—No importa, igual forma mañana mismo es su fiesta de compromiso, así que no te preocupes y...
—¿Mañana..? —quise saber confundida en dirección a Francisco.
—Sam... iba a ser una sorpresa —dijo entre dientes.
Samanta se río divertida y dijo:
—Lo lamento comas pero estaba muy ansiosa.
—Pues está bien —dije después me ve a mí misma arrastrada por ella.
Francisco venía a mi lado, Aunque a una distancia un poco considerable.
—Lo lamento como soy muy distraída ¿y está bebé tan hermosa? —quiso saber.
—Es mi niña.
Dijo y ella sonrío. Estiró las manos, y sin decirme nada, la toma entre sus brazos; los bucles, de color dorado de Samantha, rebotada.
Mientras ella saltaba con mi hija en brazos. No puedo evitar reírme de vida Mientras ella le decía:— Hola, soy tu tía.
Sonreí, de pronto unas mujeres, dos con el cabello perfectamente alisado, 1 con los ojos tan azules como a que parecían de mentira se acercaron.
—Hola... así que tú debes ser la prometida de Francisco.
—Así es, mucho gusto —dije con algo de timidez bajando la mirada.
—Eres muy bonita —dijo la otra, y yo la miré con una sonrisa.
—¿Y esa bebé..? —quiso saber la otra.
—Nuestra hija —dijo Francisco, sorprendiéndome.
Samanta, trago saliva y en ese momento no nos prestó demasiada atención. Cuando se fueron las rubias. Después de hacerme preguntas y hacerle preguntas a Francisco, Samanta se acercó.
—No les hagas caso, solamente quieren comentar el chisme.
—Supongo que sí. Aunque de igual forma es un poco triste de que las mujeres mismas, se atacan a las 1 contra las otras.
—Es la envidia cariño, pero tú no te preocupes punta si tengo que golpear a alguien lo haré por ti.
—Samanta, no hace falta que hagas escándalo.
—Pues, solamente te dirán que yo soy Samanta la escandalosa, y en parte tiene razón. La verdad que me da igual lo que piense la ricachona de mi.
No pude evitar reírme, en ese momento me sentí cómoda con Samanta ponte sabía que era una persona de confiar y que me quedé con ella el resto de la noche.
Francisco iba a saludar algunas personas que al parecer eran importantes y yo me quedé comiendo cosas y golosinas.
Junto con Samanta.
—Mucho gusto —le empecé a decir mientras saludaba distintas personas que ni siquiera tenía el conocimiento de conocer.
Habían incluso personas que trabajaban en la televisión, famosos y multimillonarios que había visto un par de veces en f*******:.
Era increíble, que me rodeara con personas de este calibre como la mayoría parecían bastante amables.
Aunque no podía faltar obviamente las envidiosas, al parecer tenían tanto antojo de Francisco que me miraban como quisimos odio; ni siquiera sabían hacer cosas como saludarme.
—Creo que salude a todo el salón —dije divertida.
—Y eso no es nada —dijo Samanta las dos nos dirigimos hacia la terraza, mientras bebíamos una copa de un vino.
—No me gusta tomar mucho vino porque me mareo.
Emma, estaba en brazos de la nueva niñera que ya había contratado Francisco ni siquiera me había consultado, y ya tenía una empleada.
Suspiré...
De igual forma se lo agradecía, hace tanto tiempo que no tenía tiempo para mí, que era un poco extraño no tener entre mis brazos a un bebé.
De igual forma, estaba dormida en su paragüita yo estaba al lado con la niñera, estaba comiendo algunas golosinas, que yo misma le había dado cuenta que tenía apenas de comer algo.
—¿Y tú estás casada..? — quise saber con curiosidad.
—¿Casada?, No para nada solamente, soy una chica que le gusta divertirse. Por eso me dicen la escandalosa. De igual forma no me interesa mucho lo que opinen los demás de mi; pero... Aunque no creas como esto no ha cambiado mucho de la edad victoriana. Aún sigue los cuchicheos, quién se va a casar con él chico soltero, millonario y las típicas madres que quieren enganchar a su hija, con el mejor partido. Así que si quieres saber un poco de esta sociedad: Lee una novela sobre 1800.
—La verdad que no pensé que el mundo este era así —dije con sinceridad.
—Si y es peor de lo que tú crees. Pero tranquila Francisco no va a permitir que nadie hable mal de ti, tiene muchísimo poder, y además de que es bastante temible entre la gente. Si le prestas atención, cuando está lejos de ti siempre está serio y perdurable.