Louis se acomodó en su asiento y sacó los libros para esperar a que comenzara su clase de política. No sentía tanto frío gracias al lindo gorro azul que le había prestado su ahora no tan enemigo.
Entrelazó sus dedos y dejó escapar un poco de aire para calentarlas; pero era en vano. Había sido un idiota por salir sin nada abrigador.
Lo que había sucedido era que su despertador sonó media hora después de lo habitual, lo que significaba acortar su ducha de treinta minutos, el arreglo de su cabello, su vestimenta y los accesorios para un día frío.
Melissa (su madre) le había gritado que debía irse pronto si no quería que Frank llegara tarde al colegio. Así que, Louis no tuvo más opción que ponerse lo primero que encontró y salir como si fuera un lindo día de verano.
El problema fue cuando dos cuadras lejos de casa, los temblores llenaron su anatomía y tuvo que alzar a su pequeño hermano para que envolviera sus bracitos entorno a él, y le diera sólo un poco de calor. Estaba tan seguro que contraería gripe.
Y así tuvo que continuar su camino a la escuela. Con su hermano dándole el mayor calor posible y él, tratando de no morir de frío.
La clase comenzó, pero la mente del ojiazul estaba en otro lado. No podía creer que estuviera pensando en el lindo detalle que Harvey tuvo con él. ¿Acaso estaría sintiendo mucho frío?
— ¡Miles! —Exclamaron y Louis levantó la vista asustado, para encontrarse con la acusadora mirada de su profesora— ¿Nos podrías decir lo que has entendido de la clase?
— Uh- —tragó saliva mirando el tablero—. No lo sé.
— Eso es lógico. Primer llamado, al segundo te vas.
— Sí señora. Lo lamento mucho.
Un suspiro salió de los labios del adolescente y trató de poner toda su atención en la mujer. Cosa que le era imposible.
Se sentía mal porque tal vez por su culpa el rizado estaría sufriendo un ataque de hipotermia (no tan así), pero igualmente le preocupaba. Él siempre había sido un niño que cualquier cosa podía enfermarle y no quería que a él le pasara lo mismo.
Para su felicidad, las dos horas terminaron y pudo quedarse pensando en lo que realmente quería, sin que una profesora canosa le molestara.
Había hablado con su madre y dicho que no quería volver a llevar a su hermano a los partidos de fútbol que tenía, pero de alguna forma debía pasarle el lindo gorro a Harvey. Así que después de pensar por varios minutos, cuando comenzó la siguiente clase, ya tenía una solución.
Iría a ese partido y se lo daría.