Capítulo 2

565 Words
— ¡Lou! —Gritaron a la espalda del castaño furioso y este se volteó de forma brusca al reconocer esa voz. Oh Dios, era un mal hermano, tal vez el peor hermano de todo el mundo. — ¡Frank! —Chilló abrazándolo—. ¡Lo lamento! No le digas nada a mamá, ¿bien? El pequeño asintió y luego habló: — Me dejaste solo con ese señor con pelo de loco y él dijo que no te dejaría en paz. Me da miedo, Lou, es tan raro, además te hacer poner mal. — Hizo —Louis corrigió con amor por milésima vez al niño—. Ahora que estás estudiando vas a aprender a hablar mucho mejor. — ¡Estoy tan emocionado! —Frank gritó viendo como el coach Preston le llamaba— ¡Vamos, tienes que conocerlo! — ¿A quién? —El mayor preguntó dejándose llevar por su hermano, que lo llevaba hacia la cancha de fútbol. — El coach —respondió— Él es muy bueno con todos nosotros, Lou. Dijo que le encantaría conocerte. Louis levantó una ceja y se detuvo cuando el niño trotó hacia un hombre moreno. Éste a su vez se había agachado y apretado los mofletes de Frank, haciendo que riera y se lanzara a sus brazos. Vaya, sí que quería a su entrenador. — Hola… —Louis saludó acariciando el cabello de su hermano. Quien se mantenía con una sonrisa. — Hola. Mucho gusto, me llamo Eric Preston, coach de tu pequeño hermanito. —Se presentó el hombre y Louis le sonrió cortésmente. — Frank —el coach Preston llamó al niño y él puso toda su atención en su entrenador—, ve con los demás, pronto jugarás y tienes que calentar un poco. — Claro, señor —asintió el niño. Abrazó la pierna de su hermano y luego corrió para encontrarse con los otros jugadores. — Y bien... —Louis carraspeo sintiéndose un poco incómodo por estar solo con Eric, ya que era sumamente atractivo— ¿Cómo le va a mi hermano en todo esto del fútbol? — Muy bien, déjame decirte que es de los mejores jugadores que tenemos aquí —respondió Eric cruzándose de brazos. — ¿Y qué otros niños también son buenos? — Uhm —meditó el morocho viendo alrededor — Podría decir que Allan, Eddie y tu hermano. — Bien. —Mordió su labio el ojiazul y empezó a tararear en voz baja. — ¡Coach! ¿Qué tal? —Se escuchó una ronca voz y Louis cerró los ojos sabiendo quién había llegado. Un brazo pasó por sus hombros y un cuerpo se apoyó en el suyo, hasta casi hacerlo perder el equilibrio. — No me toques—siseó alejándose de Harvey y posicionándose lejos de él. El rizado hizo un puchero—. Eres como una buena mesa, rayos, eres un pequeño enano multiusos. — No soy enano. — Podría utilizarte para apoyarme, poner mi comida y hasta chupar mi pene. Los ojos de Eric y Louis se abrieron. El primero soltó una carcajada que podía jurar Harvey, había resonado hasta por sus huesos. — Se nota la tensión aquí —dijo el coach—. Parecen uno de esos matrimonios… — ¡No lo conozco! —Louis exclamó y luego se dirigió a Clive: — ¿Sabes para que sirvo también? Para darte una patada en las bolas. Y así fue como su pie impactó en la entrepierna del chico frente a él. Louis comenzó a alejarse del lugar escuchando algunas maldiciones por parte del muchacho de ojos verdes. Pero por alguna razón no se sintió mal. Antes, volteó, le guiñó un ojo y soltó una risotada yendo directo a las gradas. El partido estaba por empezar.
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