Las personas a los lados de Louis aplastaban su cuerpo y el muchacho gruñó empujando a un hombre gordo, que estaba con su axila sudorosa en su cara.
Hasta ahora llevaban treinta minutos del primer tiempo y su hermano no había salido a jugar. Sabía que él entraría en el segundo tiempo. Así que, no le había importado mucho lo que el equipo hiciera en la primera parte del partido.
— ¡Ey! —Exclamó viendo como un hombre mucho más alto que él, se ponía frente suyo.
Louis entendía que su estatura no era la adecuada y menos para estar posicionado donde estaba. No podía entender como un tonto juego de niños de ocho años pudiera atraer a tantas personas. El lugar estaba abarrotado y parecía más o menos el estadio cuando se jugaba la final de la Champions.
Bueno, según él.
— ¡Te ves tan tierno! —Carcajearon y Louis miró como el idiota se acercaba a tropezones hasta él.
— ¿No te bastó con que te haya golpeado la entrepierna?
— No, eres todo un enano fuerte. —Harvey golpeó fuerte su costado con el codo.
— No me digas así —se cruzó de brazos Louis y miró el partido, tratando de ignorarlo.
— Si no fueras un pequeño hombre podrías ver perfectamente el juego, pero de lejos vi cómo te ponías de puntitas para alcanzar a observar algo.
— ¿Qué quieres? —Preguntó frustrado el más bajo— sólo te conozco de menos de dos horas y ya me caes como la mierda.
— No digas groserías —Harvey golpeó suavemente su boca y el chico abrió los ojos—. Hay niños.
— Habla.
— Sólo vayamos a tomar algo al salir, ¿qué te parece? —Sonrió y sus lindos hoyuelos parecieron.
Louis levantó una ceja sin saber que decir. Quería que el rizado dejara de molestarlo, pero no deseaba salir con él a ningún lugar. Sólo tenía que esperar una hora más y estaría fuera de aquel colegio. Luego, hablaría con su madre y se negaría a llevar a su hermano a los partidos de fútbol que tenía.
— No —gruñó en respuesta.
— Vamooooos —Harvey chilló alargando la 'o'—, estaremos con tu hermano y el mío si es eso lo que te preocupa.
— No me preocupan los niños.
— Oh —su acompañante sonrió y una mirada picara se instaló en su rostro—. Entiendo, te preocupa quedarte a solas conmigo. Sé que estar al lado de un chico tan caliente como Harvey Clive es difícil, pero lo superarás.
— Eres tan arrogante —Louis bufó acomodando su pantalón. Al levantar la vista se dio cuenta que Harvey había estado mirando su trasero— ¡Eres un idiota!
— ¡Lo siento! —Clive rió levantando las manos—. Sólo tienes un culo muy lindo.
— Basta —gruñó el de orbes azules sintiendo como los colores subían a sus mejillas.
— Aww, te sonrojaste —Harvey apretó sus mofletes, haciendo que el chico hiciera una mueca y se alejara rápidamente— entonces, ¿qué dices enano-culo-lindo?
— ¿Enano qué?
— Nada —Harvey se encogió de hombros—. Venga hombre, sólo tienes que decir que sí.
— ¿Si acepto prometes no volverme a j***r?
— Nunca te he jodido… —Harvey sonrió divertido.
— Contigo no se puede. —Louis trató de alejarse, pero el rizado lo tomó del brazo antes de que se fuera.
— ¿Por favor?
Rodando los ojos Louis se soltó del agarre de Harvey y asintió — Bien, sólo unas horas.