Arrepentidos

—Basta, esto debe terminar —Adrián baja la mirada pero su determinación es franca, no desea seguir unido a su esposa, o al menos eso quiere que ella piense. —¿A qué te refieres con terminar? —Emilia con su voz altiva y fría igual que su mirada. —A nuestro matrimonio —responde levantando la vista para verla a esos ojos grises que una vez lo hipnotizaron y hoy solo le parecen carentes de emociones. —¿Es por Frida? —pregunta con una calma imperturbable, haciendo que Adrián sienta un nudo en el estomago. —¿Desde cuándo lo sabes? —no es sorpresa, es conmoción lo que siente ante la fría mirada de Emilia. —Hace mucho, ella no es discreta, tal parece que quería que yo me enterara, que ilusa es tu amante, creyó que con eso le dejaría el camino libre con mi esposo. —¿Acaso eso no te molesta? —cuando eran novios, Adrián amaba cada rasgo de Emilia, su entereza, su fuerza, su franqueza y su imperturbable carácter, pero ahora, todo eso le parece detestable, una mujer sin sentimientos. —Por su puesto, pero no por ella, ella es solo una torpe empleada, en cambio tú, ¿Cómo puedes dejarte embaucar por esa niña? —Esa niña —hace énfasis en la ultima palabra —tiene mas sentimientos en su dedo meñique que tú en tu completa existencia. —Es una interesada —rebate levantando una de sus cejas, acto que molesta a Adrián. —Esos son los papeles —señala la carpeta sobre la mesa del comedor —firmalos y seré libre. —¿Piensas seguir con esto?, ¿qué hay de mi?, sabes perfectamente que lo que mas anhelo en la vida es ser mamá. —Yo no te estoy quitando la posibilidad de ser mamá, solo debes buscar un padre —sonrie con zorna por lo que esta apunto de decir —solo que para ser mamá, primero debes coger, probablemente no una, sino muchas veces. —No uses ese lenguaje conmigo —la aparente calma parece abrir paso al enojo. —¿Qué lenguaje?, coger, ¿tan solo una palabra te perturba? —ahora el levanta una ceja. —Lo hemos hecho, no puedes negarlo —arremete con el rostro enrojecido. —No lo niego, en cinco años de matrimonio, tuvimos menos sexo que un adolescente y esas escazas ocasiones fueron tan poco placenteras que preferiría olvidarlas. —Callate de una vez— grita perdiendo la paciencia —el sexo es para procrear, no para satisfacer instintos como si fueras animal. —Eso es lo que tú crees bruja insensible. —No es lo que creo, es la realidad, estúpido pervertido. —¿Según quién?, ¿tu mami? —No metas a mi mamá en esto — amenaza acercándose un paso más a él. —Tú eres la que siempre la metió, la metiste en tu cabeza y luego en nuestro matrimonio, por culpa de esa otra bruja nuestro matrimonio fue un infierno. —Cállate— gritó al tiempo que una fuerte bofetada enrojeció el rostro de ese que una vez pensó seria el amor de su vida —no hables así de mi madre. —Es la verdad, esa mujer te ha lavado el cerebro por años, eres la mujer más inteligente que conozco para hacer negocios, pero eres la mas idiota siendo esposa —grita abriendo la carpeta y poniendo un bolígrafo en la mano de Emilia. —Si esto es lo que quieres, estar con una niña interesada y poca cosa, así será, no sabes cuanto me arrepiento de haber perdido el tiempo contigo, no te necesito para ser mamá, es más, me alegra que no serás el padre de mis hijos —con arrebato plasma su firma al final de las hojas. —Tendrás que buscar un medico que te insemine, porque de otra manera nunca serás madre, compadezco a tus futuros hijos, tendrán a la madre mas fria y a la abuela mas metiche del mundo. —Pues a mi me alegra que tú no quieras tener hijos, con esa asistente solo tendrías niños estúpidos igual a ustedes. —Será mejor que me vaya de una vez, no pienso seguir a tu lado un segundo más —toma los papeles arrugandolos por su brusquedad. —La que se va soy yo, tú te quedas aquí y yo en la casa de la colina, esta más cerca de la empresa. —Has lo que quieras, la empresa y la opinión de tu madre son lo único que te importa, solo te advierto una cosa —levanta el dedo índice. —A mi no me adviertes nada mequetrefe. —No te metas con Frida —Adrian continua con su amenaza —seguirá trabajando en la empresa, no mezcles los asuntos personales con el trabajo. —¿Acaso escuchas lo que estas diciendo? —ríe con la elegancia que la caracteriza —eres tú el que mezcla asuntos, eres tú el que se revuelca con una empleada cuyo único mérito es un título con un promedio mediocre. —Jamás he puesto en riesgo a la empresa. —Creeme que la empresa seguiría funcionando a la perfección aún sin tu amante en turno, no seas infantil Adrián. —Ella seguirá en su puesto, soy tan dueño como tú. —Tu equipo de trabajo es tu problema, mantenla alejada de mis asuntos. —Descuida —sonríe divertido —nadie quiere estar contigo. —Que así siga, lo único bueno que surgió de nosotros dos es esa empresa y no estoy dispuesta a desistir a ella, supongo que tampoco tú lo harás así que mantendremos la fiesta en paz, de ahora en adelante, solo veré tu vulgar rostro cuando sea absolutamente necesario, Jason vendrá por mis cosas y será mi intermediario. —Es justo lo que quiero, no ver más tu cara insulsa, Marco seguirá siendo mi secretario e intermediario. —Bien —Emilia da la espalda y respira hondo para que sus sentimientos no salgan a la luz—. Es todo— toma su bolso y sin mirar atrás sale por la puerta de la que fue su residencia por 5 años. —Bien — suelta Adrián dando un fuerte resoplido y llevando una mano a su cabello.