Capítulo 2

2009 Words
-Señorita Summers, su expediente académico es excelente, pero me temo que no cumple con las expectativas del cargo – me dice el entrevistador -. Verá, queremos a alguien con más experiencia. -Pe-pero yo tengo experiencia – le digo con timidez -. Trabajé con un contratista por casi dos años en mis tiempos libres, mi pasantía la hice en una empresa constructora pequeña de Allentown, que participó de un proyecto bastante importante en la ciudad. -Sí, todo eso está muy bien detallado en su expediente, pero me temo que es demasiado joven. Aquí dice que tiene veintiún años… -Veintidós, hoy los estoy cumpliendo. -Mire, este rubro requiere de personas de carácter, con experiencia, que sepan lo que hacen. Me temo que la decisión es irrevocable. Me entrega la carpeta y se pone de pie, abre la puerta de la sala donde se llevaba a cabo la entrevista y entiendo perfectamente lo que me quiere decir. Me despido con un suspiro y salgo de allí. Por supuesto, las risas no se dejan ocultas. Me veo en el reflejo del ascensor, donde un hombre se aleja de mí como si yo fuera una enfermedad contagiosa, mi cabellos trenzado y enrollado en un moño alto, mis lentes gruesos y anchos me dan un aspecto de insecto. Los brackets espantan a cualquiera que me haga reír, mi ropa me hace ver como una tabla recta. Hoy, por las entrevistas, llego un conjunto de chaqueta y falda que fue de mi madre en los ochentas, de color gris. la verdad es que no tengo nada formal propio, todo pertenece al guardarropa de mi difunta madre y lo agradezco, porque no está dentro de mis prioridades financieras el comprar ropa. Veo la hora en mi reloj y me doy prisa en salir del edificio, tengo una entrevista a unas cuadras de aquí, aunque esta no me entusiasma demasiado, porque es como asistente de un gerente o algo así, ayer a última hora de la noche Lauren me llamó para avisarme de este puesto. “-Querida, sé que es de oficina, pero allí vas a aprender muchísimo, podrás conocer personas importantes y que valoren tus conocimientos. ¿Quién sabe? Tal vez hasta aprendas lo suficiente para montar tu propia empresa – me dijo Lauren con entusiasmo y optimismo -. -Jajaja, sí, cómo no… la tonta y fea de Amy Summers dirigiendo su propia empresa. -Ay no, yo qué haré contigo, linda. Eres bella, solo que tu abuela tiene poco tino contigo. Pero no hablaremos de eso ahora, te veo mañana en tu fiesta de cumpleaños y verás que celebraremos tu nuevo trabajo.” Apliqué para la entrevista y quedé seleccionada de inmediato. Me dediqué a investigar la empresa, pero de quien sería mi jefe encontré muy pocos datos. sin embargo, la empresa tiene una trayectoria bastante amplia, inicio desde abajo y hoy tiene seis proyectos simultáneos en ejecución, además de buscar expandirse en la industria de la construcción con la prefabricación propia de elementos en madera y hormigón. Suspiro de pensar en que pudiese quedarme allí, sería magnífico, porque aprendería miles de cosas, tendría experiencia suficiente para luego buscar algo en terreno, donde me gusta estar. Llego con apenas unos minutos de adelanto, ingreso y muestro la cita que me enviaron por correo junto a mi identificación, me señalan que vaya al último piso por el ascensor “2”. Una chica que viene a lo mismo me mira y se ríe, caminamos casi juntas, ella llama el ascensor y entramos, marca el número que nos indican, mientras mis manos no dejan de sudar. Estoy muy nerviosa, porque esta empresa es demasiado importante. Collins Building ha hecho edificios de altura incluso en Canadá, por lo que no estoy hablando de otra oportunidad que se me escape. La chica a mi lado se baja, camina con total seguridad con unos tacones tremendos. Su traje es de esta época, dejando unas bien torneadas piernas a la vista, exuda seguridad, en cambio yo suelto las lágrimas en cuanto me suben un poco el tono de voz. Llegamos a la recepción del piso y ella pregunta por la persona encargada de la entrevista. -Déjeme ver con quien le corresponde, si me entrega la cita que le enviaron por correo, por favor – le dice la chica de manera amable. Revisa algo en la computadora y la envía con una mujer a la oficina de proyectos -. Bien, su turno – me sonríe amable cuando le entrego mi cita y me agrada de inmediato, porque es la primera que no se ríe de mi apariencia en las últimas dos horas -. Ok, Amy, a ti te corresponde con el quien podría ser tu jefe – hace una mueca y me entrega el papel -. Buena suerte. Me indica hacia dónde debo ir, camino asustada, porque nadie camina por este amplio corredor. Llego al final, donde hay una puerta hacia una oficina que se ve amplia. Apresuro el paso y me quedo esperando afuera, porque escucho que hablan con otra chica. Pero no dura mucho, la mujer sale casi llorando, corriendo lejos del lugar. Paso saliva y me persigno, aunque nunca fui muy creyente. Escucho a un hombre quejarse y luego grita mi nombre, me hace dar un saltito, me apresuro en entrar, pero me enredo con mis propios pies y caigo de bruces en el piso. Mis lentes salen volando, mi carpeta con todos mis antecedentes queda toda desparramada y escucho una exclamación de enojo. -¡No puedo creer que sea tan despistada! -Cálmate, John – dice la voz de un hombre adulto y amable -. Muy bien, señorita, vamos arriba. Un hombre de cabello castaño con toques grises y mirada apacible, creo, me ayuda a ponerme de pie. Me entrega los lentes y confirmo que su rostro evoca paz. Me sonríe y se agacha para ayudarme a recoger mis papeles. -¿Todo esto es suyo? – dice mirando uno de mis diseños -. -S-sí, pero eran para otra entrevista. -Vaya, es una chica buscando trabajo – me señala una silla y tomo asiento -. ¿Cómo le fue en la otra entrevista? -Mal – le digo con voz débil, porque el otro hombre me mira con enfado -. Buscaban a alguien con más experiencia. -Bueno, aquí no necesitamos tanta experiencia, solo alguien que sepa hacer bien su trabajo – me sonríe y el otro hombre se aclara la garganta -. -Si ya terminaron, empecemos de una vez con esto, tengo cosas que hacer – me mira molesto y comienza -. Señorita Summers, ¿sabe cómo escribir documentos de importancia? -Sí, cartas, memorándums e informes, también sé elaborar especificaciones técnicas y cartas Gantt, entre otras cosas. -¿Qué estudió? – pregunta el hombre mayor, dejando con la siguiente pregunta en la boca al hombre más joven -. -Arquitectura, pero también hice un semestre de ingeniería – trato de ser más segura, pero mi voz sigue siendo igual que siempre, la de una chica frágil -. -Si puedo preguntar yo – le dice el hombre joven -. ¿Cuántos idiomas habla, además del inglés? -Cinco. Español, francés, italiano, portugués y un poco de c***o. -¿Sabe escribirlos? -Solo los cuatro primeros, el c***o es mucho más complicado, pero sigo aprendiendo. -Entonces, lea y traduzca esta carta para mí – me entrega una hoja, al verla reconozco de inmediato que está en francés -. Hago lo que me pide, voy leyendo en voz alta, con completa fluidez y le voy diciendo lo que dice. El hombre mayor sonríe, mientras que el otro no demuestra ninguna expresión. Al terminar, le entrego la carta y me acomodo en mi asiento. -¿Me puede decir qué era esa carta? -La solicitud al ayuntamiento de una ciudad en Francia para permisos de construcción. Me mira sorprendido, lo sé porque levanta una ceja. Solo eso. Continúa con las preguntas, hasta que dice que hemos terminado. Menos mal, porque si seguía unos minutos más, mis piernas iban a terminar con temblores crónicos. -Antes de que se vaya - me dice el hombre mayor -. ¿Qué opina de esta empresa? -Tiene una buena proyección, han tomado un rumbo interesante, pero visionario, al querer desarrollar los proyectos en prefabricados de hormigón. Ese es el futuro. -Pero, ¿no cree que muchas personas podrían perder sus empleos? -No si se les reubica en puestos similares y se les capacita para la instalación de la solución. Él solo asiente y me estrecha la mano. -Un gusto, señorita Summers. -El gusto fue mío, señor… -Oh, pero qué modales los nuestros. Yo soy Abraham Collins, y él es mi hijo – abro la boca sin poder creerlo -. John Collins. -Usted… ustedes son los… son los dueños de la empresa. -Solo yo soy el dueño, por ahora. Fue un gusto muchacha de conocerte, espero que podamos darte buenas noticias, alguien como tú aquí, sería un privilegio de tener. -Gra-gracias. Que tengan un buen día. Miro a John, pero ni siquiera está sentado ya, así que salgo de allí rápido, esta vez cuidando de no caerme. Esta es la primera vez que una entrevista me resulta cómoda, puede ser porque no es el trabajo que espero y si no quedo aquí, no voy a sufrir. Me voy a casa con una sonrisa que nada ni nadie me podría borrar. Al llegar a casa, mi abuela no está allí, por lo que me voy a mi habitación y me cambio de ropa. Me pongo una sudadera ancha, un jean igual de ancho, me suelto el cabello, dejando que mi cabeza descanse de ese peinado tan estirado. Me tiro en la cama, pensando que al menos hice mi esfuerzo. …. Estamos Lauren, mi abuela y yo frente a un pequeño pastel que mi amiga me ha traído por mi cumpleaños. Me cantan el típico “cumpleaños feliz” y soplo las velas. -No pediste los deseos – me regaña Lauren -. -Sabes que no creo en eso. Mejor ataquemos el pastel. Mi abuela lo parte y comemos riendo de las ocurrencias de Lauren, luego, le digo a mi abuela que se vaya a descansar, porque yo seré quien recoja todo. -Buenas noches, mi niña. Descansa – me da un beso y un abrazo, luego hace lo mismo con mi amiga -. Y tú, deja de ser tan enamoradiza, busca un chico que te ame y quédate con él. -No, gracias, así estoy bien, señora Amanda. Pero gracias por ese beso y ese abrazo. Mi abuela se va riendo de mi amiga, nos apuramos en ordenar y limpiar. Cuando terminamos, nos vamos al patio trasero y nos acostamos en el pasto, a disfrutar de la noche despejada. -A veces me pregunto ¿cómo será ver el cielo sin estas cosas tan molestas? – le digo ajustando mis lentes -. -Bueno, puedes pedir un deseo. Pide que no tengas que usar más lentes. -Ya se pasó el momento del pastel – le digo riendo -. -Pero te quedan las estrellas fugaces… si yo pidiera un deseo, pediría encontrar el amor de verdad. -Creí que no querías a nadie contigo. -Eso se lo digo a tu abuela para molestarla, pero la verdad es que sueño con encontrar a alguien. Estoy llegando a los treinta y no quiero seguir sola, en cambio tú todavía tienes tiempo para disfrutar. -Nadie se va a fijar en una fea como yo. -No eres fea, eres hermosa, por dentro y por fuera – me dice mirándome con una cara bastante graciosa -. Ambas soltamos una carcajada. Y seguimos mirando el cielo. Vemos pasar una estrella fugaz y ella me grita. -¡¿La viste? Pide tu deseo! Cierro mis ojos, como si pudiese cumplirse de verdad. “Deseo… deseo ser bella algún día y que un hombre me ame por como soy.” Una notificación en mi teléfono me saca de la magia y veo que es un correo de Collins Building. Lauren y yo espantamos el silencio de la noche para celebrar que me han dado el trabajo.
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