Un Simple Arrogante Millonario

Pov: Connie Walker Tomo mis cosas y camino directo a la sala de juntas, estoy ansiosa, hoy nombrarán al nuevo socio del bufete de abogados más prestigioso de Los Ángeles: Dixon & Harris. Me siento confiada y sé que me he ganado este lugar. — Walker, ¿asustada? —lanzo una risa burlona. — ¿De ti, Steward? Por favor —Garret Steward, cómo lo detesto. Ambos competimos por el puesto de socio, la diferencia, yo gano más casos que él, defiendo la verdad, hago justicia. — Ya veremos, Walker. Recuerda: las chicas sirven café, no son socias del bufete —maldito infeliz. Entro a la sala de juntas y debemos esperar que el señor Thomas Dixon jr y Robert Harris III, dueños y jefe de este famoso bufete. Ellos serán quienes anuncien al elegido. No tardan en entrar, serios, con su porte imponente y elegante. Este lugar en donde todos los mejores casos de Los Ángeles, esos complicados y mediáticos llegan, es un privilegio estar aquí. Ellos hablan por un rato, hacen su presentación. Estoy muerta de los nervios, solo quiero escuchar que digan mi nombre. — Así que, felicidades —miran a Steward y me siento derrotada—, señorita Walker, es la nueva socia de Dixon & Harris —sí lo conseguí. Mi cuerpo hormiguea por la emoción. — Muchísimas gracias, no se arrepentirán —me levanto estrechando mi mano con ambos dueños. — No tenemos dudas —sonrío. Todos me felicitan, me muestran mi nueva oficina y siento que estoy soñando. Ya quiero contarle a Emily y a Phil. Apenas estoy a solas, contemplo la hermosa oficina con ese enorme ventanal que deja ver la cuidad, le marco a mi amiga, esa que me ha soportado hablando cada día de este ascenso. — Hola, Em… — Al fin me llamas, debo confirmar hoy la invitación a la súper segunda boda de mis tíos, así que por favor, dime que vendrás conmigo a ese fin de semana, no quiero que me sienten en la mesa de las solteronas, di que sí, seamos una pareja gay por un fin de semana, por favor, Connie —lanzo una risa, ella es realmente increíble. — Al menos dime hola. Te he dicho que sí, ahora que soy la nueva socia de Dixon & Harris, podré darme el lujo de tomarme un fin de semana para ir con mi loca amiga a ser unas lesbianas enamoradas por un fin de semana —bromeo. — Te amo, eres la mejor amiga del mundo, en serio, no quiero estar en la mesa del fondo, con los viejos que hablan de sus problemas, qué alivio que... ¡Oh Dios! ¡Oh Dios! ¡TE DIERON EL PUESTO! —me río con ganas, ya se dio cuenta. — Hablas con la fabulosa nueva socia —escucho sus gritos de loca desquiciada al otro lado del teléfono. — Eres una maldita perra triunfadora. ¡Qué emoción! No puede ser, mañana tengo que entregar trabajo, no es justo, esta era la mejor excusa para sacarte a emborracharte. — Lo haremos, luego, tú tranquila, quiero festejar con Phil —ya la imagino rodando los ojos. — Dios, qué divertido —comenta con sarcasmo—. Al menos que se apiade de tu alma y te dé la revolcada de tu vida, debería saber que no puedes morir sin ser follada, ese hombre… —suspiro. — Em, yo sé que Phil no es nada ortodoxo, es un buen hombre, seguro estará feliz por mi ascenso —conozco a Em, no está feliz. — Al menos, has trabajado mucho por esto, Connie, estoy feliz por ti, quizás es momento de cambiar de modelo, ya sabes, uno más guapo, más musculoso, más sexoso —me carcajeo. — ¡Em! No seas mala — Lo siento, debo seguir trabajando, estoy orgullosa de ti, te lo mereces, te quiero. — También te quiero. ………. Llego al departamento de Phill y me acomodo el cabello, traigo un vino para festejar, al igual que comida china como a él le gusta. Golpeo la puerta y tarda en atender, vuelvo a golpear. Es extraño que no atienda al instante, estoy a punto de sacar mi llave y la puerta se abre develando a mi novio. La sonrisa no cabe en mi rostro, estoy tan feliz. — Dile hola a la nueva socia de Dixon & Harris —me acerco a abrazarlo y noto cómo se tensa sin responder a mi abrazo. — Hola, Connie, al fin nos vemos después de una semana, por un momento pensé habías olvidado a tu novio —paso saliva y cierro la puerta detrás de mí. — Phil… — Ayer te envié mensaje, dejaste nuestra conversación a la mitad. Estoy cansado de esto, Connie, siempre rogando por atencion y tú siempre priorizando tu trabajo, ahora vienes y quieres que te felicite —estoy helada, no me esperaba esta reacción. Admito que sí, he estado trabajando tan duro que… fui algo descuidada. — Lo siento, te prometo… — No quiero más promesas, estoy harto de tus promesas. Terminaste la universidad y dijiste ahora sí tendremos tiempo juntos y luego el ascenso y así será siempre, tu trabajo estará antes que yo —quiero explicarme—. Esta no es la vida que quiero, Connie. Yo quiero una mujer que me ame y me acompañe, no una adicta al trabajo, no puedo soportarlo más. — Exageras, Phil, yo estoy trabajando duro para nuestro futuro. — Trabajas duro por ti, por nadie más, esto se acabó, se terminó, no eres la mujer que conocí y mucho menos eres la mujer que quiero para mi vida —estoy completamente en shock. — No hablas en serio —abre la puerta y se mantiene serio. — Hablo muy en serio, se acabó, Connie, esta vez se acabó, no eres lo busco —las palabras no me salen—. Vete y cásate con tu trabajo —mis ojos se empañan. — Phil, no puedes terminarme así —asiente serio y estoico. — Lo estoy haciendo, mi paciencia tiene un límite y tú lo has alcanzado —sigue con la puerta abierta. Dejo las cosas a un lado y camino a la salida con mis ojos empañados, lo miro y solo veo desinterés. Me cierra la puerta en la cara dejándome devastada. No puedo creer me haya dejado. Rompo a llorar intentando ser fuerte, esto es demasiado. ……… Soy fuerte e independiente y no moriré sin Phil, así que, aquí estoy intentando demostrarme a mí misma que no soy una tonta que llorará mil días. Soy una mujer que hoy quiere festejar, me ascendieron y estoy feliz por eso. Me he puesto un vestido que jamás en la vida usaría y estoy en este bar lleno de personas muy bien vestidas, para ponerme ebria, muy ebria. ¡Al diablo Phil, al diablo todos! Soy una exitosa abogada y no necesito a nadie, hoy me la pasaré como nunca y nada me importa. Me siento en la barra y me pido un licor fuerte, me tomo cuatro vasos sintiendo mis mejillas calientes y mi garganta quemando. — Disculpe, señorita —un camarero se me acerca—. El señor Bruce Wallace, le dará el honor de que sea usted su compañera esta noche —enarco una ceja y lanzo una risa irónica. — ¿Él me da el honor a mí? —el camarero sonríe. — Así es, señorita, él le dará el honor de permitirle acompañarlo —no es posible. ¿Qué clase de imbécil cree que esa es forma de ligar? — Dígale al señor Bruce Wallace, que se vaya al infierno, ¿necesita que lo escriba o lo recordará? Señor Bruce Wallace; ¡Váyase al infierno! —sonrío y el camarero se siente incómodo. — Su mensaje será transmitido, señorita —sonrío divertida. Que tipo más idiota. Pido otro vaso de licor. — ¿Acaso usted sabe la oportunidad que está perdiendo? Señorita váyase al infierno —una gruesa y varonil voz eriza cada bello de mi cuerpo. Me giro solo un poco y veo al hombre más guapo, sexy y delicioso que tuve frente a mí alguna vez. ¡Jesús! Es un arrogante de mierda e igual de bueno está.