Pov: Connie Walker.
“— ¡Discúlpate! —exijo jadeando con mi pecho pegado al suyo.
— ¿O qué, Connie? ¿Me volverás a enviar un regalo? —no puedo pensar, su aliento chocando con el mío es asfixiante.
— Yo…
— ¿Si te beso y te hago el amor ahora mismo me perdonas? —muevo mis labios y las palabras no salen—. ¿Te dejé sin palabras? —roza mis labios.
Ni de chiste.
— Haz lo que quieras, yo a ti no te perdono —me besa con fuerza y jadeo por lo bien que se siente su boca sobre la mía.
— Ya que, al menos volveré a probar tu boca…”
Pip pip pip pip
Jadeo abriendo los ojos y miro el reloj.
¡Maldito sueño!
Debo ir al trabajo. Esta mierda de sueños me tienen harta.
Tengo que comprarme algo para calmar esta abstinencia descontrolada, palabras de Emily.
Al parecer, cuando no tenía sexo no sabía lo que era la abstinencia y esa maldita noche loca y pasional, ahora me tiene así.
Soñando con ese imbécil, cabeza de alcornoque.
Mi pequeña venganza fue hace un mes y aunque sí me dejó satisfecha, hubiera querido hacerle más daño.
«También dejar de pensarlo»
No puede ser lo primero que venga a mi cabeza al empezar el día.
Estúpido Wallace.
Busco mi ropa, me doy una ducha, me preparo un café y salgo apresurada hacia la oficina.
Otro asunto más que me tiene frustrada, ser socia no es lo que esperaba, ahora resulta que ya no puedo tomar casos como antes, debo encargarme de mantener el orden del bufette. ¡Qué aburrido!
Estuve llevando miles de casos muy importantes para llegar a donde estoy y ahora me dicen que como soy tan buena, ya no puedo tomar casos como abogada defensora, debo ser como una secretaria de los dueños de Dixon y Harris.
Eso me trae estresada, frustrada.
Mientras conduzco, mi teléfono suena, veo la pantalla del auto, es Em.
— Hola, querida novia —se carcajea.
— Ya te hecho de menos, amorcito —me río con ella—. ¿Lista para hoy? No me vengas que te salió un caso de urgencia o que tu maleta no está lista, iré, te compraré toda la ropa de ramera que encuentre y así te llevo a ese maldito fin de semana —Em ya me conoce, solo que no se da una idea lo mucho que necesito distraerme, siento que todo me abruma, me agota y me la paso comiendo del estrés.
— Maleta lista, llevo ropa de ramera por si acaso, te juro que si encuentro alguien que me agrade, seré infiel, querida novia
—sigue riendo, esa risa tan espontánea y alegre que tiene mi amiga.
Me hace feliz.
— Please, no, conozco demasiado a todos los que asistirán.
— Aguafiestas, entonces me tienes que llevar de fiesta, necesito distraerme, Em, por favor, necesito olvidarme un poco de todo —llego a la oficina.
— Eso suena raro, creo que debes contarme muchas cosas —asiento con un sonido.
— Luego, Em, llegué al trabajo, te quiero, nos vemos en la tarde, yo conduzco, no quiero sufrir un accidente —se carcajea.
— De acuerdo, compraré energizantes para que no te duermas, cuídate, te quiero, Connie —corta la llamada y bajo del auto.
Soy la socia, tengo mi propio lugar de estacionamiento con mi nombre, mi maldita oficina con una vista increíble.
Odio en lo que se convirtió mi rutina laboral, puedo hacer papeleo y ser abogada a la vez.
Subo hasta mi piso saludando de pasada a los trabajadores, observo mi vieja oficina con nostalgia.
Estoy por entrar a mi oficina y Dixon sale de su oficina que está frente a la mía.
— Buenos días, Connie, quiero un café con dos de azúcar —vuelve a meterse a su oficina.
Connie café, Connie informes, Connie ve por mi almuerzo, Connie ve a la tintorería.
No puedo solo mandar todo a la mierda, llevo años trabajando por este ascenso, no pensé que sería así.
— Connie… —me volteo y veo a Harris.
— Señor Harris, buenos días —sonríe amable.
— No quisiera molestarte, si pasas por la cafetera, me traerías un café cortado con tres de azúcar, si no es mucha molestia —asiento y suspiro.
— Ya se lo traigo, señor Harris —esta es mi maldita mañana.
Traerles café a los dueños, me aburre, me estresa y me hace sentir imbécil.
En mi oficina solo tengo maldito papeleo que hacer.
A media mañana tengo unas copias que hacer y como necesito distraerme lo hago por mí misma.
Camino a la sala de copiado, hago mis copias y encuentro una carpeta caída a un lado de la máquina de copiado.
La tomo y leo es un caso que oí nombrar mucho. Caso Willow, lo hojeo, un caso sobre estafa, el bufette defiende al estafado, Billy Dartés, quien afirma haber sido estafado por la gran empresa Willow, una empresa de seguros.
Tomo mis copias y voy leyendo el caso hasta mi oficina.
Aquí falta información.
Tomo mi tableta y comienzo a investigar el caso, chequeo las pruebas que tienen.
No es posible, si presentan este caso como está, perderán, ellos deberían presentar estas pruebas. Imprimo lo que he encontrado y lo coloco junto al caso, si ellos sacan a la luz que Willow ya ha recibido demandas por estafas.
Tengo que mostrarle esto a Dixon o a Harris.
El abogado que tiene este caso por supuesto es Steward, ese inepto. Hará que un inocente pierda el caso por su deficiente capacidad.
Sonrío porque esto es lo que me gusta hacer, esto es para lo que yo me preparé siempre.
Salgo de la oficina con la carpeta y todo lo que he recolectado en estas horas. Golpeo la puerta de Dixon y el que me abre es Harris.
— Señorita Walker, que suerte la veo —Dixon se levanta—, tráigame otro café.
— Quería hablarle de un caso, yo… he estado…
— Tráigame otro café y con gusto la atenderé —Harris me mira con una sonrisa apenada.
— De acuerdo —me enoja, sin embargo, necesito que me atienda.
Voy a la cafetera por un café y se lo traigo apresurada. Vuelvo a golpear y solo dice un “¡Adelante!”
— Aquí tiene el café —lo dejo sobre su escritorio y no me mira.
— ¿Qué necesita, señorita Walker? —dejo sobre la mesa la carpeta.
— Encontré este caso, el caso Willow y le faltan pruebas, yo me he tomado la tarde y he recolectado material que puede ayudar a ganar el caso, la verdad a Steward se le olvidó que Willow ya ha sido demandado varias veces, por lo que…
— ¿Quién le dijo que se entrometiera en un caso que no le fue asignado? —me quedo helada ante la contestación de Dixon.
— No seas duro con ella, aún se está acostumbrando al trabajo que debe ejercer —Harris interfiere.
— Por eso mismo, usted no es la abogada defensora de esa caso, señorita Walker, lo que hizo es faltarle el respeto a uno de nuestros abogados y como socia eso no está permitido, tiene sus tareas bien asignadas, a menos que desee dejar su puesto como socia —paso saliva.
— No señor, solo intentaba ayudar, nuestro cliente perderá si…
— No es su problema, por favor encárguese de sus asuntos que este caso le corresponde a Steward, usted lo dijo, él sabe que hacer —estoy molesta, me siento impotente.
— Solo…
— Sepa cuál es su lugar, señorita Walker, no haga que me arrepienta de haberla nombrado socia —me quedo callada, me trago el cólera.
—
Seguiré en mis asuntos, señor Dixon, señor Harris —salgo de la oficina y me siento fatal.
No me queda mucho para salir.
Esto apesta.
…….
— Estás muy callada, Connie, vamos a una súper boda, llevas conduciendo 4 horas y tomando 2 energizantes, no me has dicho una palabra —suspiro y ruedo los ojos.
— No quiero pensar en nada, Em, este fin de semana quiero que sea para distraerme y olvidar hasta mi magnífico trabajo —subo la música—. Solo escuchemos música y cantemos como locas todo lo que queda de viaje —asiente y aprieta mi rodilla.
— Lo que quieras te lo doy, amiga —sonrío complacida—. Ay, cariño, sé que tú eres mío —comienza a cantar en español y me río porque le sale muy bien— Quiero pasarme la raya
Mi paciencia se acaba, te digo
“’Tá chiquita como mi saya”
Ellas no tienen lo que yo tengo
Soy celosa, lo siento
(Soy celosa, lo siento)
Darlin’, can I be your favorite?
I’ll be your girl, let you taste it
I know what you want, yeah, just take it (take it)
.
Dos horas más tarde de viaje y ya llegamos a la hermosa finca donde será la gran súper boda de los tíos de Emily, en realidad ella dice que se casaron hace como 30 años y ahora renuevan sus votos, es romántico y lindo.
Llegamos y el estacionamiento, está lleno, debemos adentrarnos entre los autos hasta que encontramos un lugar. Flores por doquier, autos de lujo por aquí y allá. No tenía idea que la familia de Em tuviera tanto dinero.
— Esto está hermoso, Em, woow, menos mal he traído ropa linda y elegante —se ríe.
— Supongo que olvidé decirte que sería elegante, de todos modos ellos no son pretenciosos, son muy sencillos ya verás —eso no parece, hay letras enormes hechas de arbustos y flores—. Quizás sí se pasaron un poco, es un fin de semana, solo por eso —me carcajeo.
— Me gusta, pienso que vamos a divertirnos mucho —bajamos la maletas y Em camina arrastrando la suya.
Toco mi ropa y olvide mi teléfono, qué tonta.
— Te alcanzo, Em, olvidé mi teléfono —vuelvo al auto y Emily sigue su camino a la entrada.
Tomo mi teléfono, me cercioro de dejar el auto bien cerrado y vuelvo arrastrando mi maleta.
Me detengo a ver las enormes letras que dicen J&M, eso sí es lindo, aunque demasiado.
Camino para ir con Em y me freno en seco volviendo hacia atrás donde las enormes letras me cubren de ser vista.
No es posible.
¿Qué hace mi amiga abrazando de esa forma al imbécil arrogante de Bruce Wallace?
No puede ser, ¿por qué está aquí?