5- Un simple regalo.

1273 Words
Pov: Bruce Wallace — ¡Bruce! —resoplo al escuchar su voz. — ¿Qué quieres, Coraline? —no la miro, sigo caminando. — Primero que te detengas y tengas un poco de respeto, quiero hablar contigo —suspiro y me volteo. — ¿Es sobre Anabelle? Si es sobre la niña, dímelo de una vez, si vienes con la estupidez de que quieres hablar acerca del funcionamiento de la joyería, ya te advierto que es un no, eres mitad dueña solo por papeles, tú aquí no tienes voto, es mi joyería, yo la levanté, no tú —me mira con odio, molesta. — Eres un cretino, no puedes desautorizarme, Bruce, este lugar también me pertenece y tengo todo el derecho a tomar decisiones, esto es de mi hija también, no lo olvides —paciencia; eso necesito—. Mira cómo te ves, parece que te has agarrado a los golpes, luego soy la poco seria. No quiero discutir más, es un 50/50, llevemos la paz, Bruce, por Anabelle —la ignoro y sigo mi camino. Un 50/50, desearía que fuera un 0 para ella, no se merece esto, no la soporto, odio tener que verla día a día y recordar todo el daño que ella me ha causado. Me duele la cabeza, me han hecho dos puntos. Esa mujer, no puedo sacármela de la cabeza. Llevo una semana viéndome al espejo con esta espantosa cicatriz que me dejó en la frente, ya está curando. Ella sí se enfadó y podría haberme disculpado otra vez, ¿con qué caso? No soy idiota, no quiero estar envuelto en un problema y ella es un jodido problema. Me siento en la oficina. — Con permiso, primito —ruedo los ojos y sonrío. — Rick, ¿qué haces aquí? —mi querido primo se sienta frente a mi escritorio, muy relajado. Rick Kambell, contador público, mi contador, mi amigo, mi familia; mi primo mayor por un año. — Traerte balances, ya sabes, mi vida es tan ocupada y quiero saber cómo estás, descubrir qué te pasó en la frente, te ves de la mierda, aunque hace unos dias estaba peor —chasqueo la lengua arrugando el entrecejo. — Ya no se ve tan mal, no quiero hablar del tema —sigue insistiendo con su mirada molesta. — ¿A quién golpeaste? Anda dime, no seas así, somos amigos —suspiro. — Me golpeó una mujer y no fue Coraline —enarca una ceja. — ¿Quién entonces? La única que quisiera verte lastimado es Coraline, por cierto; escuché su peleita de hace rato, un día se matarán, siento que jamás harán paz —resoplo. — Paz, por supuesto que jamás habrá paz, si no fuera por Anabelle, yo... olvídalo… esta mujer que me golpeó, algo raro pasa con ella —su mirada curiosa me escruta. — ¿Cómo qué? —carraspeo. — Como si con su golpe me ha impedido olvidarla, es frustrante, no puedo sacármela de la cabeza, ¿entiendes? Esa mujer… algo me hizo, porque —vuelvo a carraspear—, he intentado follar con mujeres y… no entiendo qué está pasando, mi v***a no está funcionando. Quizás tengo una contusión cerebral por el golpe o ella me drogó, una manipuladora, porque incluso decir que es virgen para atraparme, eso fue… convincente, en especial la parte de, su estrechez, además… — ¡Woow! Ya, ya, primito, te adoro, no quiero detalles, no los necesito para entender que una mujer que al parecer te voló los sesos casi, no en sentido figurado, no sale de tu mente y no puedes follar con otras, ¿por qué piensas en ella? —suspiro agotado. — Ni siquiera es eso, no pienso en ella, solo no logro conectar con ninguna, mi v***a se desconecta, no quiere funcionar —se carcajea—. Eres malo, Rick. — No me lo creo, te gusta la mujer, como embrujado por la virgen —frunzo el ceño. — Oye, no es así, no estoy embrujado ni nada, solo… — ¿Será que ella tampoco puede? Lo dudo, debe estar disfrutando su inauguración al mercado s****l, por supuesto —gruño molesto. — Ni se te ocurra volver a decir una cosa así, ella… ¿tú crees que está con otros? —se comienza a reír aunque intenta aguantar la risa. — ¿Hablas en serio? Oh no, de verdad esa mujer te dejó mal, ¿no quieres que se folle a otros? Eso tiene que ser un maldito chiste —clavo mis ojos en mi escritorio. — Es que tú no la conociste, además, si ella dijo que fui el primero, yo… olvídalo, olvídalo, cuando se me vaya este golpe la olvidaré, ella no me gustó, ¿entendido? —Rick solo se ríe. — Ya estás mayorcito para mentir, Bruce, 30 años y sigues mintiendo como a los 16 —tomo sus papeles y finjo leerlos. Esa mujer, no me gustó, solo… ¡Maldita sea! No puedo olvidarla. — No estoy mintiendo, esa loca me golpeó, así que tema cerrado, al final solo es una mentirosa más que solo quiere trepar por mi fortuna —abre sus ojos espantado. — Pienso que eres dramático —nadie me entiendo, todos creen que soy un loco. Mi teléfono suena y es mi guardaespaldas. — Dominic, ¿qué sucede? — Señor, algo extraño sucedió, una mujer llegó, dejo pegada en el vidrio de la entra una caja, recomendaría evacuar el edificio, podría tratarse de un atentado —no me extrañaría, a esta altura me creo cualquier cosa. — Bajaré a ver, ¿una mujer has dicho? — Así es, señor, fue muy rápida y se fue en su propio vehiculo, no logré ver nada, todo fue sorpresivo —uno tiene guardaespaldas en vano. — Bajaré —me levanto abotonando mi saco para salir a ver qué está sucediendo. En la planta baja está la joyería, con más razón somos cuidadosos, necesito ver qué es. — Adiós, primo —sacudo mi mano despidiéndome de Rick. Llego a las afueras del lugar y veo a Dominic en una de las vidrieras de mi joyería Wavery & co. — ¿Qué es esto? —una caja de regalo con tapa, esta pegada al vidrio, como si le hubiera puesto adhesivo a la base y estampado contra el vidrio, dejando la tapa en la parte delantera. Una tarjeta dice. Para: Bruce Wallace. De: Connie. Con amor. No es posible, esa mujer. Me acerco a la caja con total confianza. — Señor, tenga cuidado —sacudo mi mano restándole importancia. — Descuida, Dominic, ella es una… conocida —sonrío y quito tapa que está en el frente, todo salta de forma alborotada. Muchos billetes comienzan a volar por los aires saltando a mi cara y la caja se convierte en un cartel que se pega al vidrio. Mis ojos se abren como plato y la ira me posee. ¿Ella está loca? ¡Es una maldita loca! El cartel muy difícil de disimular dice. “NO SOY UNA PROSTITUTA, BRUCE WALLACE, TE REGRESO TU DINERO” Todos observa el tremendo papelón, me desespero porque esto está estropeando mi imagen. — ¡QUITA ESO AHORA, DOMINIC! —no puede ser. Esta mujer es peor de lo que pensaba y no tiene idea con quien se metió yo… juro que si la vuelvo a ver ella me conocerá. Mi guardaespaldas trata de limpiar todo, pero es un desastre. Esto es un bochorno ¿qué va a pensar la gente? Estoy tan enojado que… Dios guíe tu camino lejos de mí, Connie quien sabe cómo te apellides, porque si te veo… me las pagarás.
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