Pov: Connie Walker
Muevo mis piernas y me estiro frotando mi rostro contra la suave almohada. Me duele todo el cuerpo y...
Jadeo y me despierto mirando la cama en donde me encuentro boca abajo.
Tuve sexo, yo...
Sonrío y me vuelvo a tirar en la cama, hice muchas cosas que juré no hacer y me siento muy bien.
Bruce.
Me incorporo en la cama y lo busco con la vista, lo veo poniéndose el saco y abriendo su cartera.
— Buenos días, me quedé dormida —no me mira y no responde—. ¡Oye, dije: buenos días! —sigue sin mirarme.
— Te he dejado el doble de dinero solo porque no te robaste nada, en agradecimiento —todo lo bien que me sentía hace un segundo, de repente se convierte en humillación.
— ¿Perdón? ¿Crees que soy una puta? ¿Por qué diablos me dejas dinero, maldito cretino de mierda? —el enojo me posee.
¿Qué le pasa? ¿Dónde quedó el hombre atento y lindo de ayer? ¿Dónde está el que estuvo toda la noche conmigo tratándome como nadie lo había hecho?
— Quieres más, ¿es eso? —abre su cartera y me levanto, enfurecida, lanzándole las almohadas.
¿Por qué me trata así?
— ¿QUÉ DIABLOS TE SUCEDE? —grito, llena de odio.
— ¿A ti qué te sucede? Estoy siendo muy generoso contigo y no estás comportándote. Solo fue un poco de sexo, no sé qué esperabas de mí, te estoy ofreciendo más dinero y te pones... —me levanto y lo golpeo en el rostro, sin dudarlo.
— ¡Maldito! ¿Quién te crees para tratarme como prostituta? —su mirada enfurecida se clava en mí.
— Eres una mal agradecida —mis ojos se empañan.
— Y tú un maldito imbécil —tomo la lámpara, enfurecida, y se la lanzo a la cabeza dándole con fuerza.
Se sostiene quejándose y solo me encierro en el baño para ponerme a llorar.
¿Qué diablos hice? Llevo 29 años guardando mi virginidad para alguien que la merezca, quien pensé sería Phill y cuando decido que me vale mierda todo, estoy con este imbécil que me trata de prostituta dejándome dinero.
Me siento humillada y avergonzada. Me entregué a un hombre anoche, que esta mañana se convirtió en un ogro imbécil.
¿Por qué?
Seco mis lágrimas tratando de ganar calma.
Soy una idiota y él... lo odio.
Y lo increíble que la pasé solo me hace sentir peor.
Abro la puerta y ya no está, se fue el cretino. Miro la pequeña mesa con el dinero, esa mesa donde incluso ayer me hizo el amor sobre ella. Así lo sentí, ahora solo siento que me follaron cual prostituta. Qué horrible.
Tomo el dinero y la rabia me posee, ¿cómo se atreve? Soy una mujer respetable, no necesito su asqueroso dinero de mierda.
Las ganas de romper los billetes me poseen, quisiera tenerlo en frente y golpearlo aún más.
— ¡Lo odio! —ya encontraré la forma de hacerle llegar su asqueroso dinero.
Se cree tan importante, solo porque es guapo, adinerado y... un simple arrogante de mierda, eso es.
«Calma, y respira, Connie, soy mejor que esto»
Busco mi ropa y me encierro en el baño a ducharme. Ni siquiera tuvo la gran relevancia en mi vida.
.......
El sonido de la puerta me despierta incrementando el dolor de cabeza que traigo.
¡Maldición! Bebí demasiado.
— Connie Walker, ábreme, por el amor de dios, llamaré a la policía —carajos, Em.
Me levanto de la cama arrastrando los pies.
— ¡Ya va, Em! —llego a la puerta y la abro de una vez.
— ¡Aleluya! Casi te reporto como desaparecida. ¿Has visto la hora? ¿Sigues durmiendo? Connie, no contestas el teléfono, me asustaste —me tapo los oídos, mi cabeza va a estallar con sus gritos.
— Exageras, tampoco es tan tarde —abre sus ojos.
—Es de noche, Connie —suspiro.
— ¡Diablos! Sí, he dormido mucho, estaba muy agotada —no me percaté de lo mucho que dormí.
— Estás rara, ¿cómo fue el festejo ayer? —me encojo de hombros y la manga de mi camiseta cae por mi hombro—. ¿Y eso de dónde salió, Connie? —subo mi camiseta.
— Eso... no es nada, solo son...
— Tienes chupetones por todo el pecho, ¿no me digas que tú y…? —chasqueo la lengua.
— No fue Phill, no me hables de él, ayer me dejó —jadea sorprendida.
— ¿Bromeas? No me lo creo —asiento un poco triste con ese acontecimiento.
— Me terminó porque según él, no soy la mujer que busca, demasiado exitosa para resistirlo, yo... —mi nariz pica—. Al parecer hago todo mal, Emily, está mal que trabaje duro porque mi novio de años me deja y... salí a un club...
— ¿Saliste sin mí? —suspiro culposa.
— Sí, se suponía solo salía a ahogar mis penas y conocí a un idiota, un cretino, un tipo que primero me cayó mal, luego... —me siento avergonzada de lo que hice y no debería, yo fui honesta, él fue el maldito.
— ¿Tú... lo hiciste con un desconocido? —aprieto los labios.
— Soy una idiota, es que te juro que él fue lindo, atento y era tan guapo, sexy, solo su voz —suspiro y me entran unas ganas de llorar horribles—. Soy una tonta, Em, yo le entregué mi virginidad a ese desconocido, y él... fue el cretino más grande del mundo en la mañana, hasta me dejó dinero como si fuera prostituta —mis ojos se empañan.
— Un patán de primera, amiga —Em me abraza—. Lo siento, no se supone que debía ser así, tú esperaste tanto...
— Esperé por Phill, porque lo quería, ni siquiera sé por qué esperé tanto. Para que venga ese idiota millonario y... me mostrara que el sexo es fabuloso —me aparto de Em.
— No entiendo, ¿el sexo fue fabuloso o es un cretino? —ruedo los ojos.
— Las dos cosas, anoche fue un hombre gentil y cuidadoso conmigo. Tuvimos tanto sexo que recuperé todos lo años que no experimenté, luego esta mañana fue un patán. No lo sé, Em, me siento idiota, enojada, no sabes lo molesta que estoy —Em sonríe con pena.
— Connie, amiga, lamento todo eso, en serio. Phill es un imbécil, te lo dije mil veces, quisiera estar triste porque te haya terminado, no lo estoy y con el patán que te tuvo toda la noche entretenida, intenso, por lo que veo, piénsalo de este modo, ¿la pasaste bien anoche? —asiento—. Solo fue un idiota, lo olvidas y ahora sí que comienza lo bueno, podrás follarte a todo mundo, no estás atada a nada, ni a nadie, que Phill se vaya al diablo y ese patán también, olvídalos a ambos—frunzo el ceño.
— Suena sencillo, quisiera que así fuera, pero no puedo Em, no hasta que le enseñe a ese tipo que no sabe a la clase de mujer que ha humillado. Lo voy a encontrar, le devolveré su estúpido dinero y ahí sí, no volveré a verlo nunca más en mi perra vida, ¡imbécil! —suspiro tratando de apaciguar mi furia.
— Das miedo, Connie. ¡Me encanta! Aquí la exitosa eres tú, la que puede pagarse prostitutos —lanzo una carcajada.
— Emily, por dios —se ríe conmigo.
— ¿Y cómo se llama el patán? —resoplo.
— No importa realmente, tú no te involucres, déjame esto a mí y lo olvidaré en un parpadeo —me froto la nuca.
— Eres una aguafiestas, yo quería buscarlo para pegarle en las bolas, arruinas mi diversión —sonrío.
— Te amo, solo quiero paz, Em, tengo tanto que procesar. Necesito ir a una farmacia y comprar la píldora de emergencia, he hecho todo mal —suspiro.
— ¡Connie! ¿Cómo que sin condón si no lo conocías? —me froto el rostro.
— Lo siento, todo fue... impulsivo —pasional, excitante y lo mejor que he sentido alguna vez, al igual que lo que me ha hecho esta mañana es lo peor que he sentido alguna vez.
— Yo me encargo de pedirla, tú solo encárgate de tus asuntos —sonrío porque no sé qué haría sin Emily.
Ahora mi único objetivo es encontrar a Bruce Wallace y dejar un claro mensaje para que piense muy bien antes de comportarse como imbécil con una mujer.
Una gran idea surge, supongo que tendré que googlearte, señor Wallace, y así saber: ¿quién eres? Porque él no tiene idea con la mujer que se metió.