Mientras tanto Clarissa estaba en la cocina expectante por conocer la reacción de Erick y sin entender porque Alex no le habló del niño y su condición, ya que Jack era un ser maravilloso que a todos conquistaba con su buen humor y carisma. Ella estaba nerviosa, triste y conmocionada sabía que era cuestión de horas para que ese pequeño que por años cuido como si fuera su propio hijo pronto abandonara su hogar. Con desgano se sentó en el comedor mirando todo a su alrededor y sintiendo pena por sí misma, entonces observó la mesa donde había colocado tres tazas de café humeantes y un par de panes de canela y no pudo sentir nostalgia, pronto solo quedaría un comedor vacío y llenos de recuerdos. De repente el sonido de un auto acercándose a la vivienda llamó su atención, de prisa se puso de pie

